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Escaneando el Paquete Semanal (I) (+ Infografía)

El paquete semanal ha ganado protagonismo dentro de las ofertas culturales de Cuba, hasta convertirse en el medio alternativo más popular del último lustro. Es un compendio de materiales que abarca todo tipo de propuestas, desde los más variados géneros televisivos y cinematográficos hasta aplicaciones informáticas. En dos trabajos sobre este tema, Cubadebate describe, a partir de la labor investigativa del autor para su tesis de licenciatura en Periodismo, el sistema de distribución y gestión del paquete, así como su consumo e influencia en el contexto cultural de la Isla.

El paquete semanal cada vez ocupa más terreno dentro del consumo cultural en Cuba. Caricatura: Trapero

El paquete semanal cada vez ocupa más terreno dentro del consumo cultural en Cuba. Caricatura: Trapero

El ingenio es una de las características que tradicionalmente ha definido al pueblo cubano. Ante cada dificultad ha reaccionado con una atinada solución. Pese a lo mucho que se ha discutido sobre este compendio de materiales, es todavía un misterio quién creó el primer paquete semanal. Pero su evolución y protagonismo se debe a la capacidad inherente del pueblo para enfrentar la realidad, sobreponerse a los problemas, y encontrar respuestas ingeniosas. La calidad y procedencia de los productos son, cuanto menos, temas polémicos, no obstante su utilidad como proveedor de contenidos ha quedado probada.

“El paquete semanal  es el resultado de la capacidad inventiva del cubano ante las limitaciones de acceso a internet, la ausencia de televisión por cable y de otras opciones que existen a nivel internacional para la difusión de mensajes culturales”, asegura el ex Ministro de Cultura y actual asesor del Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Abel Prieto. El paquete es una respuesta espontánea ante las carencias de la oferta estatal, una vía para satisfacer la avidez de información.

Y es que combinar las telenovelas más populares con series de disímiles nacionalidades, películas de todos los géneros, noticieros temáticos, videos humorísticos, revistas nacionales e internacionales, aplicaciones y programas informáticos y muchos otros materiales, es un ejemplo de la lucidez para encontrar alternativas viables, en este caso ante las dificultades en el acceso a internet, problemática que el Estado busca solucionar de manera progresiva.

No pretendemos glorificar ni condenar al paquete (también denominado el cargue en algunos territorios del país), sino analizarlo, responder preguntas sobre su distribución  y consumo. Profundizar más allá de opiniones personales ¿Por qué surge el paquete semanal? ¿Cómo circula? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas?

Son varias las razones que explican el surgimiento y posterior éxito del paquete semanal, desde la paulatina popularización de la tecnología usada para su circulación, hasta la legalización del mercado alternativo para la comercialización de audiovisuales. Sin las computadoras personales, los reproductores de videos y los dispositivos de almacenamiento USB, no fuera posible crear un producto como el paquete, por tanto, la relativa propagación de estos equipos en nuestro país es el primer paso para su desarrollo.

También ha sido determinante la inefectividad o ausencia de mecanismos estatales para proveer a la población de los productos que el paquete distribuye, así como las limitaciones de la televisión nacional y las dificultades para acceder a internet. Finalmente, la legitimación del mercado informal para adquirir audiovisuales ha otorgado a los distribuidores mayor libertad para promover el producto.

Una mirada retrospectiva

El alquiler de casetes VHS es un antecedente del paquete semanal.

El alquiler de casetes VHS es un antecedente del paquete semanal.

La entrada en Cuba de las nuevas tecnologías coincidió con la profunda crisis económica de la década de 1990. La producción y distribución nacional de audiovisuales decayó al mismo tiempo que surgieron alternativas para descentralizar la circulación de contenidos y se naturalizó el mercado negro como proveedor de todo tipo de artículos.

El paquete semanal no es  producto aislado, sino que pertenece a un fenómeno más abarcador: el consumo audiovisual informal, arraigado en Cuba desde hace más de dos décadas. Sus inicios se remontan a los “bancos” de películas en formato VHS que rentaban filmes desde los años 90’s y principios de este siglo.

Luego, la evolución tecnológica dio paso al DVD y los casetes VHS fueron desplazados por un soporte más factible. Las memorias flash y los discos duros externos son los dispositivos que permiten la circulación del paquete y aunque éste convive aún con el DVD, por su alcance y viabilidad les ha ganado terreno. El paquete semanal constituye la manifestación de estos tiempos de un fenómeno que le antecede.

¿Cómo se gestiona y distribuye el paquete?

Para responder a esta interrogante nos acercamos a Elio Héctor López, conocido como El Transporta2r, quien dirige un equipo de trabajo encargado de confeccionar un paquete, a una persona que forma parte de otro grupo dedicado a lo mismo y a cuatro distribuidores del producto. Por pedido expreso de los entrevistados, con excepción de López, no mostramos sus nombres completos.

A partir de la información revelada en dichos encuentros, construimos la siguiente cadena de distribución y explicamos, de manera sintetizada, la función de cada una de sus partes: proveedores – matrices – distribuidores de primera mano – pequeños distribuidores – consumidores.

Proveedores-matrices-grandes distribuidores-pequeños distribuidores y consumidores. Infografía: Jorge Aguirre y J. R. Concepción.

Proveedores-matrices-grandes distribuidores-pequeños distribuidores y consumidores. Infografía: Jorge Aguirre y J. R. Concepción.

El paquete funciona con tanta efectividad y dinamismo todas las semanas del año debido a un sistema de trabajo bien organizado en pequeños equipos (entre cinco y 12 personas), que se dividen las funciones y se especializan en la búsqueda de diferentes tipos de materiales. Están así, los encargados de gestionar y organizar la música, las películas, los reality shows, etc. Cada domingo se termina el trabajo y el lunes comienza a expandirse la gran red que lo lleva por todo Cuba.

El primer paso de la cadena depende de los “proveedores”, quienes son las personas encargadas de descargar los contenidos de internet y vendérselos a las “matrices”. Estas últimas no son más que los ya mencionados equipos de trabajo que organizan toda la información en carpetas temáticas.

Eduardo, una de las matrices entrevistadas, explica sobre la función de los proveedores: “descargan la información, le quitan los comerciales y la venden a los que hacen el paquete, quienes la agrupan para el consumidor, utilizando un software que facilita el trabajo”.

Los “distribuidores de primera mano” (existen entre tres y siete por cada provincia), mediante el contacto directo con las matrices, gestionan la llegada a sus respectivos territorios a través de los ómnibus interprovinciales y luego lo venden a intermediarios de menor jerarquía. De esta forma, a pesar que las matrices están en La Habana, la circulación por todo el país no tarda ni siquiera 24 horas.

Luego, los “pequeños distribuidores” son los que laboran a nivel de barrio, no tienen ningún vínculo directo con los encargados de hacer el paquete y trabajan a domicilio o mediante puntos de venta.

Dalvin, quien comercializa el paquete en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón, explica: “desde hace dos años comencé en el negocio de vender el paquete a través de memorias. Cada semana compro el paquete por dos CUC y luego lo revendo a personas que traen las memorias a mi casa. Se lo compro a un amigo que a su vez lo obtiene por la misma vía: es una cadena de venta”.

El último eslabón de dicha cadena son los “consumidores”, para quienes trabajan todas las personas anteriormente mencionadas. Estos pueden obtener el paquete mediante las siguientes vías:

Un distribuidor a domicilio: los precios oscilan entre uno y cinco CUC, pueden variar en  dependencia de la distancia que tenga que recorrer el distribuidor, lo reciente de la información y la provincia del país donde se encuentre.

Un punto de venta: en La Habana el precio estándar para copiar el paquete completo es de dos CUC, pero existen otras formas de pago en dependencia de la cantidad de Gigas del dispositivo de almacenamiento del consumidor. “La gente viene con memorias de diferentes tamaños y se las llevan llenas de materiales. Por las de ocho gigas cobro 10 CUP, por las de 16: 15 CUP y por las de 32: un CUC o 25 CUP”, explica Dalvin. Mientras que también existe un sistema de venta por capítulos, fundamentalmente para series, telenovelas, reality show y programas de talento. “Lo vendo barato, a un peso el capítulo”, señala Eleonor, quien tiene su negocio en Playa.

Alquiler de memorias: Este método es el menos frecuentes y se basa en la renta de dispositivos para personas que no poseen memorias portátiles, similar a los antiguos bancos de filmes en formato VHS.

Una vez obtenido el producto, los consumidores son libres de compartir los contenidos. Debido a la relativa facilidad con la que se puede copiar la información digital, es frecuente que muchas personas accedan al paquete de manera gratuita. Según un estudio del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) perteneciente al Instituto Cubano de Radio y Televisión, el 70% de los consumidores del paquete en la capital, lo obtiene sin costo alguno.

He aquí una de las grandes ventajas del paquete: es relativamente fácil de adquirir. Si tienes los medios tecnológicos y económicos, basta con pedírselo a algún compañero de trabajo o de escuela, vecino, amigo o utilizar una de las vías anteriormente mencionadas para obtenerlo. Precisamente, estas facilidades constituyen el punto débil de las alternativas institucionales como Mi Mochila, una especie de paquete estatal que se distribuye a través de los Joven Club de Computación y por tanto funciona en un horario determinado y en un lugar determinado, haciendo muy incómoda su obtención. Además de que la frecuencia de salida y la cantidad de materiales es considerablemente inferior.

No obstante, y paradójicamente, el punto débil del paquete semanal radica también en el acceso. Pese a ser un fenómeno a escala nacional, no todos pueden llegar a él, pues una parte considerable de la población no posee los dispositivos necesarios para ello. Según el ya mencionado estudio del CIS, el paquete sólo se consume en el 39% de los hogares capitalinos. La cifra es bastante conservadora porque muchas personas consumen los materiales sin tener conciencia de ello. Es tan filtrable, pasa por tantas manos, que podemos acceder a sus contenidos sin saberlo.

Aun así, existen muchos hogares a los que nunca llega. Sobre el problema de la accesibilidad, reflexiona el especialista del Instituto Cubano de Investigación Cultural, Juan Marinello y profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, Pedro Emilio Moras: “se debe concretar en qué nivel de alcance está el fenómeno del paquete semanal. Me parece un fenómeno curioso, pero no masivo, porque está focalizado en las personas que tienen dinero para pagar el producto y una computadora y disco duro para obtenerlo”.

De igual modo el paquete se ha arraigado de tal forma que en la actualidad convive como otro medio de comunicación más. Algunos cubanos prefieren la televisión, otros la prensa, otros la radio, otros el paquete semanal, que no logra el alcance de la pequeña pantalla, pero sí ha ganado protagonismo en el uso del tiempo libre de quienes lo consumen.

Muchos debates al respecto se han centrado en la calidad (no visual, sino artística-cultural) de los materiales que divulga el paquete, sin embargo, la oferta no es tan importante como el consumo ¿Cuáles son los productos más consumidos del paquete semanal? ¿Puede ser considerado realmente como un sustituto de internet? ¿Qué retos plantea la irrupción de un medio alternativo privado para las instituciones culturales cubanas?  Estas temáticas guiarán nuestra próxima entrega sobre el paquete semanal, en la que incorporaremos el análisis de reconocidos intelectuales e investigadores.

Omar Olazábal (izq), ex vicepresidente del ICRT y Elio Héctor López (El Transporta2r), encargado de la confección de un paquete, durante un debate en noviembre pasado. Foto. Claudio Peláez Sordo

Omar Olazábal (izq), ex vicepresidente del ICRT y Elio Héctor López (El Transporta2r), encargado de la confección de un paquete, durante un debate en noviembre pasado. Foto. Claudio Peláez Sordo

Contenidos de un paquete semanal

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