Silvio en Balcón de Arimao: Se trabaja, pero…

Vecinas. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Este domingo la Gira por los barrios sumó a su itinerario la vecindad “de los muertos por intoxicación”, nombre que vulgarmente se le ha acuñado después del triste fallecimiento de once personas entre finales de julio y principios de agosto. Se intoxicaron por la ingestión de alcohol metílico, que había sido sustraído del Instituto de Farmacia y Alimentos, y luego vendido ilegalmente por una mujer vecina de La Lisa. El 29 de julio pasado comenzaron a llegar al Policlínico Cristóbal Labra varios residentes del Consejo Popular Balcón Arimao, y el número de las pérdidas engordaba en cada parte ofrecido por las autoridades sanitarias. La muerte, por demás, no quedó solo en el horror de lo que se llevó, sino también en la estela que dejó a su paso, en los que escaparon por poco: 88 personas que sobreviven con secuelas.

Lo que haya pasado antes o pase en el futuro inmediato en Balcón de Arimao será eclipsado por la conmoción tremenda de la muerte en un zarpazo como ese. Nunca antes había reclamado tanta atención el lugar: “¿La televisión va a estar aquí? Benditos los muertos”, ha dicho una vecina con reproche, sin impudor hacia la muerte, sino en ironía a cierto efecto suyo.

El barrio ciertamente vive una reanimación. Actividades culturales, asfaltado de calles... “Es lento, pero se está trabajando”, comenta una responsable. Varias personas han sido beneficiadas por la entrega de materiales subsidiados, como Regla, que llora hablando de su casa a punto de terminación.

El caso de los fallecidos está aún en investigaciones, y en el barrio la etapa de shock ya pasó: la gente vuelve a “tomar tranquila”, en cualquier esquina, sin discriminar horario. Permanece el susurro de la parca.

“Se está trabajando, pero es lento”: una simple inversión en la frase la ajusta más a la realidad. Es por ahora inaprehensible el éxito de muchas intenciones.

Evoco lo que apunta Silvio, hablando sobre la Gira en entrevista para la televisión: “Es muy difícil que estas visitas que nosotros hacemos cambien algo. Lo único que pueden dejar es un contacto con un tipo de música que no es habitual en estos lugares, aunque sí hay seguidores de la trova, pero no es el tipo de música que más se radia, no es el que más se pone por la televisión”, añadía. Un contacto entonces, una ventana de acceso, de trascendencia, un hilo que agarrar y seguir.

“Realmente hay una disfuncionalidad en una serie de aspectos de la ciudad, del país, que fueron los que me impulsaron a sacar mi música de los teatros y traérselo a la gente hasta su casa, sus barrios, sus rincones, a sus puertas, a sus calles (…) a mano y sin permiso, por pura voluntad”.

Una de las calles que falta por asfaltar en la vecindad. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Mensaje de "la Yabó". Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

La liga del barrio. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

El papalote. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Proximidades del cementerio. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Reparación. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Perfil de escena. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Generaciones en torno a Silvio. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Primera fila. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Público. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Silvio en Balcón de Arimao, La Lisa. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.

Pancho Amat, gustoso de sumarse "a una idea noble, de un carácter muy humano". Foto: Alejandro Ramírez Anderson.