Celia Sánchez Manduley partió un 11 de enero de 1980, a pocos meses de cumplir su 60 cumpleaños, y en su despedida el doctor Armando Hart Dávalos legó una definición exacta para estos días: “Celia era como la justicia: humana y exigente. Por esto, su recuerdo nos da la imagen de lo justo”.
El escritor y poeta santiaguero Alberto Serret, es autor de uno de los más bellos poemas que hallaron fuente de inspiración en nuestra Celia.
En un tren de espuma
En un tren de espuma
bajo el aguacero
viaja rumbo al monte
cuajado de enero
aquella muchacha
que he visto en un sueño
con tantas palomas
prendidas al pelo,
rodeada de luces
que escalan el cuerpo
y llenan sus manos
de besos y besos.
Y, en el ala inmensa,
viaja su silencio,
rojas esperanzas,
las voces del viento
que susurran: Celia…
Celia de los fuegos
Celia de las aguas
Celia del aliento
Celia de las noches
Celia de los huertos
Celia, Celia nuestra
¡Celia de tu pueblo!