El Faure que conocí y del que mucho aprendí

Comandante del Ejército Rebelde Faure Chomón Mediavilla. Foto: ACN.

Cuando murió Julio García Olivera, escribí un artículo a su memoria; en aquella ocasión, dije que le había pedido respetuoso permiso a su esposa Rosa y al Comandante Faure. Ahora me pregunté a quién pedirle permiso, y al no encontrar respuesta, me dije: le pido permiso a todos los que valoran la importancia histórica del Comandante del Ejército Rebelde Faure Chomón Mediavilla.

He organizado este artículo en tres momentos: una casualidad histórica en mi infancia; mi etapa estudiantil universitaria; y mis encuentros posteriores con Faure.

I

Al triunfo de la Revolución, se publicó un álbum con los nombres de 100 comandantes del Ejército Rebelde, para que se recolectaran y se pegaran las fotos de cada uno de ellos. Recuerdo que me faltaban dos fotos: la de Víctor Bordón y la de Faure Chomón. Obtuve la de Bordón, y solo me faltaba la de Faure, hasta que al fin la obtuve, al cambiarla por una pelota de poli nueva que me habían regalado.

Desde entonces se me grabó su nombre y pensé que algún día tendría el honor de estrechar su mano. Lamentablemente perdí dicho álbum. Tal vez algunos de mis contemporáneos lo recuerden. Una vez caminando por la Plaza de Armas del Centro Histórico de La Habana vi a un vendedor de libros antiguos que tenía ese valioso documento, pero el precio era prohibitivo para mi bolsillo. Ojalá alguien lo tenga y me permita fotografiarlo.

II

En marzo de 1971 fui electo presidente de la FEU de la Universidad de la Habana, y en mayo de la FEU de Cuba; y pude realizar el sueño de estrecharle la mano al comandante Faure.

Le solicité un encuentro cuando él era Ministro de Transporte. Le dije a su jefe de despacho que tenía interés de tratar dos asuntos con él; no me preguntaron cuáles eran y me citaron para un día en la mañana. Faure tenía fama de ser una persona de temperamento recio, muy estricto y de pocas palabras.

Me recibió en su despacho, y antes de entrar en los dos temas le conté la anécdota de su foto, y me dijo que él nunca tuvo ese álbum.

Pasé a tratar el primer asunto, que consistía en que se comprometiera con la FEU a escribir un artículo para la revista Alma Máter que tendría una edición especial en ocasión de su 50 aniversario. Le expliqué que ya tenía la respuesta positiva de Sarah Pascual-compañera de Mella-, de Ladislao González Carvajal, de Raúl Roa, de José Rebellón, de Jaime Crombet y de Julio Castro Palomino.

Me dijo, ya tienes a personas muy importantes, mi artículo no será indispensable. Yo que estaba afilado en la historia de la FEU, le dije que su artículo era de gran importancia para conocer la etapa gloriosa  comandada por José Antonio, por Fructuoso y por él mismo.

Al fin se comprometió a escribir y cumplió. Yo les ruego a los colegas de la Revista Alma Máter buscar esa edición especial y publicar lo escrito entonces por Faure. Sería un buen homenaje a su memoria y una contribución a la preparación patriótica de las nuevas generaciones.

El otro asunto que traté fue pedirle ayuda para adquirir un automóvil, ya que la FEU no tenía ninguno. Me dio una lección de ética al responderme, que él no tenía autoridad para entregar o venderle un auto a la FEU; me sugirió que  hablara con el Rector o con la dirección nacional de la UJC, que ellos debían dar solución a esa necesidad de la FEU. Al despedirse me dijo: “pero no dejen de seguir trabajando duro y bien, aunque anden a pie”.

Cuando nos preparábamos para el V CLAE (Congreso Latinoamericano de Estudiantes), que se realizaría en Chile, en mayo de 1973, lo llamé para pedirle una cita y conversar sobre tan importante evento. Entonces él estaba al frente de una región especial Amancio Rodríguez de la provincia de Oriente.

Me dijo que estaban en plena zafra y que no podía viajar a La Habana, que fuera yo hasta allá. Me recibió en el tráiler en que trabajaba; conversamos más de tres horas, me habló de la zafra y me hizo muchas preguntas sobre el V CLAE. Me dio algunas sugerencias, de las que ahora citaré dos que fueron de gran utilidad.

No pierdan el carácter antiimperialista de la OCLAE, seguramente algunas organizaciones estudiantiles tratarán de que se omita en sus estatutos.

Y la segunda: preserven la Unidad del movimiento estudiantil latinoamericano, discutan sin prejuicios ni sectarismos, seguramente se encontrarán con diferentes tendencias políticas en las federaciones estudiantiles participantes.

Al despedirse me dijo: Tal vez yo hubiera podido darme un salto a La Habana, pero preferí que vinieras para que la FEU no olvide que en los campos de Cuba se hace revolución para que haya estudios y becas universitarias gratis.

Así era Faure, un educador consecuente. Me invitó esa noche a participar en la velada en homenaje al Cucalambé, fue algo inolvidable para mí.

Al regresar del Congreso lo llamé y le rendí cuenta de los resultados y le agradecí por sus sugerencias.

III

Fueron muchas las veces, que por invitación de la FEU de Cuba o de la UJC Nacional, pude compartir con Faure espacios cercanos. Voy a contar tres de ellas.

A finales del pasado siglo, coincidimos en un Panel organizado por la FEU en ocasión de una jornada 13 de Marzo. La actividad se desarrolló en el antiguo Palacio Presidencial. También estuvo como panelista la querida doctora María Dolores Ortiz. Faure tuvo una emotiva e instructiva participación.

Recuerdo que dedicó una parte significativa de sus palabras a hablar del combatiente Ramón Pando Ferrer y esclarecer algunas dudas históricas. Yo hablé en mi etapa en la presidencia de la FEU y conté algunas anécdotas sobre Faure y Julio García Olivera.

En la década de los años 90, la UJC tuvo la tradición de invitar a anteriores dirigentes para rememorar tiempos pasados y propiciar el emotivo encuentro entre diferentes generaciones. Entre los que recuerdo están el de la Granjita La Rosita, el de EXPOCUBA, los de las recogidas de papá, que a muchos nos dejaban con dolores musculares durante varios días por la falta de ejercicios físicos. En algunos de esos encuentros estuvo Faure.

El que ahora narro se realizó en dos partes, la primera fue una reunión en el teatro Mella en que el Secretario Nacional de la UJC de entonces nos hizo una interesante explicación de la situación actual y las proyecciones de la UJC; la segunda fue una actividad recreativa en el Círculo Social José Antonio Echeverría.

Como yo nunca he sido buen bailador, me refugié en una especie de salón de protocolo y Faure me invitó a sentarme en la mesa en que él estaba. Recuerdo que había otros dos héroes del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.

Conversamos bastante, rememoramos hitos importantes como la inauguración de la casa natal de José Antonio como Museo, en la que hablamos el inolvidable Juan  Nuiry y yo. Me preguntó sobre el desarrollo de  la informática en Cuba, ya que en aquella etapa yo dirigía el Centro Nacional de Superación y Adiestramiento de Informática CENSAI, y ya a ellos se les hacía necesario aprender a trabajar con las computadoras.

Finalmente viene un recuerdo muy emotivo. En el 2005, en el marco de un Consejo Nacional de la FEU, fui invitado como expresidente de la FEU de Cuba a pronunciar unas palabras, en la  inauguración de dicho Consejo. La actividad  se realizó en el Aula Magna de la Escuela de Medicina Victoria de Girón.

En primera fila entre los invitados de honor estaba Faure, con quien pude compartir en una pequeña reunión que se organizó al finalizar el acto, con  algunos de los invitados en la oficina del Director.

Al preguntarle por su salud, me dijo que estaba bastante bien y que había sido sometido a una cirugía menor por una lesión en la nariz, pero que todo había salido bien. Me recordó que eso era insignificante comparado con las intervenciones quirúrgicas a que yo había sido sometido en 1988.

Para esa fecha ya Faure llevaba algún tiempo trabajando como asesor en la Asamblea Nacional del Poder Popular, sobre lo que escribió recientemente el querido y respetado revolucionario Ricardo Alarcón de Quesada. Aunque Faure era muy sensible ante los problemas de salud de sus compañeros.

Faure fue un acompañante y educador destacado de las sucesivas generaciones de la FEU; estoy seguro que varios de los expresidentes que me sucedieron podrían compartir sus vivencias y recuerdos. Ah, también mi amigo el doctor Juan Vela, que fue presidente de la FEU antes que yo.

En el momento en que terminaba de escribir este artículo, supe que nuestro Primer Secretario del PCC, Raúl Castro y otros altos dirigentes participaron en las honras fúnebres de Faure.

Faure estará por siempre en la memoria viva de los estudiantes, de los jóvenes y de los cubanos que no lo olvidaremos jamás.