Envolvencias

Al escribir este título en el espacio word de mi computadora, de inmediato una línea roja apareció debajo para indicarme que esta palabra carecía de existencia y reconocimiento, lo que viene a ser como una intrusa indocumentada, toda vez que la muy ilustre Real Academia de la Lengua Española (RAE), que se sepa, todavía no le ha otorgado certificado de identidad.

Sin embargo, ella es tan real como la propia rae, si de su extenso y rico uso en el habla popular cubana se trata, y acaso mi antiguo colega de Bohemia especialista en el tema, Argelio Santiesteban, arroje luz.

Al menos para compatriotas de varias generaciones la envolvencia se relaciona con una situación, descripción e interpretación presentada de un modo deliberado para enmarañar una verdad, confundir, engatusar, timar y hasta desviar la atención de lo que merezca crítica y denuncia.

Me resulta significativo que en cambio sí posee plenas credenciales el vocablo envolvente, que según la enciclopedia libre Wikipedia se emplea de preferencia en estrategia y táctica militar, por ejemplo, en una maniobra hacia el punto más débil, vulnerable o conveniente del adversario.

Ateniéndonos a esta concepción, al experto envolvente callejero con el que eventualmente tropezamos, por necesidad o mala suerte, deberíamos considerarlo todo un estratega del timo y la estafa que, cual boa, te va enroscando hasta el mareo y es capaz de venderte el Capitolio mismo. Hay que reconocerle poseedor de vista de águila y olfato canino para detectar al cándido, ingenuo o inocente, de los que se nutre.

Aprecio que a fuerza de recibir críticas el maltrato puro y duro en los servicios se alterna en los últimos tiempos con la envolvencia engañosa, que en particular la burocracia ha perfilado armando para los notorios incumplimientos justificaciones teñidas de presuntas prioridades «emergentes» y «trascendentales» para cubrir al inepto, irresponsable o corrupto que hurta su rostro al ciudadano aquejado.

En lugar de autocrítica, palabrerías envolventes sobran entre quienes cometen tantas chapucerías en las construcciones y reparaciones de edificios y viviendas colectivos, y también entre quienes amparados en una licencia de albañil o plomero cuentapropista se venden caro y sin apenas o ningún conocimiento se han puesto a improvisar en casas particulares con previsibles pésimos resultados y abusivas tarifas.

Desde cantos de sirenas, pasando por historias tristes, disertaciones de pretensiones tecnológicas hasta temibles narrativas truculentas, transcurre el inventivo repertorio de los envolventes, en cualquier esfera de la vida social ya sea para conquistar al otro u la otra, saquear bolsillos y la buena fe de los sensibles corazones.

Lamentablemente, todavía está por inventarse el detector de envolvencias que nos alerte de caer en sus madejas y, por ahora, fundamentalmente queda defenderse aprovechando la experiencia ajena acumulada, y potenciar la sagaz sensibilidad para distinguir el trigo limpio del sucio, y la verdad del engaño.

Con toda certeza los delegados del Poder Popular a elegir próximamente lo tendrán en cuenta cuando por mandato de sus electores acudan a las instancias superiores, nunca en busca de envolventes respuestas, sino de verdadera voluntad y disposición de encontrar las soluciones convenientes, que en muchos casos sí se puede, y tal vez en otros casos, no se quiere.