Goles son amores: No es el fin (+ Video)

Luis Suárez celebra su gol ante el Espanyol. Foto: Getty Images.

Quizás exista algún efecto corrosivo en lo siguiente: Messi, en el minuto 67 en el borde del área que defiende el Espanyol, dejando a cuatro defensores en el camino, es sólo una manifestación aislada, un leve trance post mortem de la historia.

Para muchos, la historia reciente del Barcelona había muerto en el Camp Nou hace quince días. Arda Turan se había encargado de descuartizarla en una falta a Marcelo y luego, a la salida de un balón parado, Sergio Ramos la había colocado en una bolsa plástica, directo hacia el matadero.

A principios de este año, el criminal había sido Oyarzábal, un jovencito vasco con cara de nada y, pocos meses más tarde, Griezmann y compañía la habían arrastrado por todo el Vicente Calderón en señal de escarmiento. El escarmiento puede tener tesituras inexplicables. El escarmiento público puede convertirse, incluso, en costosa vanidad.

Tantas veces ha muerto últimamente la historia reciente del Barcelona hasta que llegan Football Leaks y la entrega del Balón de Oro –pequeños alucinógenos- para que se nos olvide. Y entre tanto rigor mortis, la visita a Osasuna, un amistoso publicitario y el Espanyol de por medio.

Dicen algunos que desde la final de la Copa América Centenario, Messi está acabado. Aunque, al parecer, a cada rato su corazón parece moverse, como cuando le dijo a la prensa en Argentina, después del triunfo contra Colombia en las eliminatorias sudamericanas: “Nos van a seguir matando, pero no vamos a ser partícipes de eso”.

Al parecer, el crack rosarino lo tiene claro: todo será más fácil si uno no participa en su propia muerte. O lo que probablemente sea lo mismo: uno no debiera tomársela en serio. Como si hubiera cosas más importantes por las que preocuparse. Cosas como quitarse el color rubio del cabello.

A Messi, el mártir de turno, por ejemplo, se le conocen varias muertes. Una vez se le vio llorar de rabia. Estaba a miles de kilómetros de Cataluña. Vestía la camiseta de la selección. Había mandado un penal a las nubes y perdieron una (otra) final. Aquel día quiso autoflagelarse. Se había convertido en el residuo de muchas muertes.

Al Barça de los últimos tiempos lo han asesinado tantas veces que ya nadie sabe cuándo morirá realmente.

Este fin de semana había sepelio en Camp Nou hasta que Iniesta mandó un balonazo largo hacia la posición de Luis Suárez. El defensor mexicano Diego Reyes no cometió falta sobre el uruguayo. Suárez avanzó y definió ante la salida de López. Como definen los muertos.

Liga española

Foto: Captura de pantalla de resultados-futbol.

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