¿Lo dijo de corazón? Estoy casi segura que no, que como defiendo a Víctor Mesa y pienso que debe ser el manager del equipo Cuba, él me salió con esa frase ante la posibilidad cierta de que el equipo de "el loco" eliminara a los leones.
No sucedió. En el séptimo juego de ese play off ni un mago como Víctor pudo rotar un picheo bisoño y sin ninguna figura estelar, para contener a una línea de bateadores industrialistas que cualquiera saca la pelota del estadio.
Llegó el enfrentamiento con Ciego y para sorpresa de muchos se llevó al león al agua en su propia guarida, el Estadio Latinoamericano. Desde mi casa yo escucho al público pero en esas dos oportunidades pocas veces sentí esa suerte de rugido que nace del estadio ante un batazo o una atrapada azul.
El tercer juego fue un crimen que lo perdiera Roger Machado, no por el play off sino por Vladimir García. Ese muchacho grande, con una sonrisa limpia, merecía llegar a las 20 victorias en la temporada y seis en la post. Si Roger, aunque él se resistiera, le hubiera quitado la pelota en el noveno inning para dársela a Guevara, lo más seguro que Vladimir habría arribado a esa codiciosa marca.
Soy sólo una aficionada a este deporte, quizás por eso Lázaro Vargas no me enseñó nada ¿Cuántas veces intentó robarse una almohadilla, mandó a tocar la bola u otros tipos de tácticas? Los juegos no sólo se ganan a batazos, y menos, por ejemplo, cuando un lanzador como Osmar Carrero lo está dominando. Ese es el momento de desestabilizarlo con jugadas que pongan nervioso al cuadro, pero bueno Vargas piensa de otra manera.
Luego siguieron las dos victorias y la alegría inmensa de los avileños por obtener el cetro por primera vez. Los felicito desde el fondo de mi alma, pero cuidado, que en cualquier momento las avispas dejan su invernadero y empiezan a picar lo mismo a leones, tigres que cocodrilos. Veremos que pasa en la próxima serie. ¡¡¡Y qué lástima que se acabó la pelota!!!