Nueva historia sobre rescate de los 12 niños tailandeses: No salieron buceando

Niños tailandeses encontrados. Foto: EFE.

En junio de 2018, la historia de los 12 niños tailandeses y su entrenador de fútbol atrapados por más de dos semanas en la cueva Tham Luang de ese país conmovió al mundo. Los grandes medios de comunicación se hicieron eco del suceso y de las labores de salvamento, que finalmente los pusieron a salvo.

La versión que se difundió sobre el complicado rescate, en el que perdió la vida uno de los rescatistas, contaba que los pequeños futbolistas salieron de la cueva buceando. Sin embargo, ahora sale a la luz otra versión del suceso en el libro The Cave (La cueva), del periodista británico Liam Cochrane –corresponsal en el sudeste asiático de la cadena australiana ABC-, en el que ofrece detalles inéditos sobre el exitoso operativo.

De acuerdo con el libro, la versión oficial no es real, ya que a los rescatistas se les hizo imposible sacar buceando por sus propios medios a los niños, debido al riesgo que representaba esa posibilidad, y al hecho de que ya un buzo experimentado había fallecido en el intento.

Por otro lado, el estado en que se encontraron los niños, luego de 10 días atrapados en la oscuridad absoluta, sin comida y durmiendo de a ratos, no les hubiese permitido salir por sus propios medios.

Los buzos, que habían recorrido la cueva inundada sabían que era imposible que los muchachos aprendieran a hacerlo. De este modo, según Cochrane, el equipo de salvamento optó por sedar a los jóvenes y luego les pusieron máscaras de oxígeno selladas, para que los buzos pudieran sacarlos cargados, "como paquetes" . Para eso, utilizarían una combinación de alprazolam para aliviar el miedo, ketamina para dormirlos y atropina para reducir la saliva en su boca, con la cual podrían ahogarse.

De ahí la presencia del anestesiólogo Richard Harris y su amigo y compañero de buceo Craig Challen, un militar retirado. El Dr. Harris y Challen no podían asegurar el éxito de la misión y no querían ser señalados si los chicos no sobrevivían. Por eso pidieron al gobierno tailandés inmunidad diplomática. La principal duda: las drogas. "Pensé que había cero posibilidades de éxito", admitió más tarde el Dr. Harris.

Los jóvenes tailandeses salieron de la cueva con los buzos en la misma posición de un paracaidista con su instructor, avanzaban hacia la siguiente cámara, donde Challen los esperaba para hacerle un control médico en tierra firme. Luego volvieron a sumergirse. La clave era no golpear al niño con las estalactitas y las paredes de la cueva.

El procedimiento, detalla Cochrane, fue probado antes en una pileta, con chicos de una contextura promedio similar a la de los atrapados.

La versión oficial, de acuerdo con el autor del libro, se realizó como una forma de tranquilizar a los padres, a quienes se les dijo que se enseñaría a sus hijos a bucear e irían atados a una manguera de aire, nadando junto a los buzos.

"Hicieron todo lo correcto para que pudiéramos rescatarlos", comentó Chris Jewell, uno de los socorristas. "Nunca vi un gemido o una lágrima en sus ojos. Eran jóvenes muy tranquilos, fuertes y decididos".

Todos estaban sanos y salvos. El mundo celebraba. Pero creía que los chicos, como detalla el libro, tuvieron el coraje, y los "superpoderes" para salir buceando de una cueva en Tailandia que se había cobrado la vida de un buzo militar. El autor explica que la verdad se escondió para proteger el estado mental de los padres.

Visiblemente nerviosos, pero con una amplia sonrisa y muy agradecidos. Así han comparecido los 12 niños tailandeses y su entrenador este miércoles ante la prensa por primera vez para relatar su odisea dentro de la cueva de Tham Luang. Foto: Reuters.

(Con información de agencias)