Si bien está abierta la polémica acerca de dónde se disputó el primer juego oficial en la historia del béisbol cubano, existe el consenso entre muchos estudiosos de que fue el celebrado entre el “Matanzas Base Ball Club y el Habana Base Ball Club” el 27 de diciembre de 1874, en el estadio Palmar de Junco, de Matanzas.
Hasta allí, donde se fija el paso primigenio del béisbol organizado en nuestro archipiélago, se movió este jueves una delegación de las Grandes Ligas (MLB) para intercambiar con ex estrellas de los clásicos domésticos, técnicos y niños, experiencias y pasiones acerca de un deporte muy seguido en Estados Unidos y en Cuba.
"¡Hola! ¡Buenos Días!"
Así, como puede decirlo quien no habla español y acaba de aprender tres palabras del idioma, saludó el astro zurdo de los Dodgers de Los Ángeles, Clayton Kershaw, a los concurrentes a la clínica organizada en el estadio Victoria de Girón de la capital yumurina.
Fue la voz de play ball.
Después, el ex receptor estrella de las selecciones nacionales Pedro Medina agradeció la posibilidad de intercambiar con los embajadores de las Grandes Ligas, y a seguidas comenzó una jornada que Kevin Martínez, de nueve años de edad, no borrará de su memoria porque, según dijo, “me gustó mucho, pero fue muy corto; aprendimos; ellos son grandes peloteros, ¿verdad? Yo quiero ser como el 22 (Kershaw), o como cualquiera, lo mío es la pelota”.
Tampoco la olvidará el jardinero de 30 años Jon Jay, nacido en Miami, Florida, ahora jardinero izquierdo pero con una marca de 245 juegos consecutivos en la pradera central de los Cardenales de San Luis, sin cometer errores, que en perfecto español declaró sentirse emocionado por estar “entre los cubanos estos tres días y, sobre todo aquí en la tierra de mi madre”.
Y menos los niños que, cuando descubrieron la grabadora, comenzaron a gritar. “A mi gusta Cabrera”, “yo quiero ser como Abreu”, “yo voy a ser mejor que Yulieski”, “¿por qué no vino Víctor Mesa?”, ¿y (Nelson) Cruz da más jonrones que Puig”, “el que me gusta a mi es Medina; no, Puente, que diga Alexei”…
Entonces, ya habían concluido las rotaciones que los llevaron a repetir movimientos técnicos del abc defensivo en la receptoría, el cuadro interior, los jardines, y también a conocer posturas y detalles de las artes de lanzar y batear.
Disfrutaban, al parecer, uno de los mejores momentos de la jornada: el mismo Kershaw, junto al estadounidense Jon Jay —de raíces en la propia Matanzas—, el venezolano Miguel Cabrera, el dominicano Nelson Cruz, más los cubanos Alexei Ramírez, José Dariel Abreu, Yasiel Puig y Brayan Peña, firmaron las gorras y pulóveres que les entregaron los ejecutivos de la MLB.
Y junto a ellos, Pedro Medina, Evelio Hernández, Yovani Aragón, Rodolfo Puente, Félix Isasi y Rigoberto Rosique, además de Lázaro Junco, a quien la ovación de decenas de fanáticos le convenció de bajar de las gradas a la grama y, tras recibir un obsequio de manos de Joe Torre y Dave Winfield, incorporarse a la dinámica de la clínica.
(Torre, director de Operaciones Deportivas de la MLB; Winfield, consultor especial de la Asociación de Jugadores de Major League Baseball —MLBPA—; Tony Clark, director ejecutivo de la MLBPA; y Dan Halen, jefe de la Oficina Legal de la MLB, también integran la comitiva estadounidense).
“Ha sido una experiencia fantástica. Trabajar con los niños es siempre muy lindo y emocionante, y hacerlo en Cuba es especial porque aquí se aprecia el buen béisbol y se juega con mucha pasión.”
Grosso modo, esto dijo el tres veces ganador del premio Cy Young al mejor lanzador de la Liga Nacional y también MVP (Jugador Más Valioso) en 2014, por citar dos líneas de su impresionante carta credencial.
Un parlamento que es calco, ni más ni menos, de sus palabras a continuación del saludo en español al inicio de la clínica, y que resultó el preludio de una despedida con el mismo entusiasmo, idénticos vítores y aplausos que les profirieron los aficionados, apenas la comitiva tocó territorio del Palacio de los Cocodrilos y fue recibida por el presidente de la Federación Cubana de Béisbol, Higinio Vélez.