Cholo Simeone: "con el tiempo empezamos a ser algo más que un equipo molesto"

Cholo Simeone. Foto tomada de El Confidencial

El argentino Diego Simeone es uno de los entrenadores del momento. A fuerza de títulos y sacrificio, su Atlético de Madrid ha comenzado a escribir un capítulo en la historia grande del fútbol español y europeo a lo largo de los últimos tres años, lo que se vio reflejado en su nominación para el premio al Entrenador Mundial de la FIFA 2014.

Aprovechando su paso por Zúrich, el estratega de 44 años habló de todo con FIFA.com. La filosofía de su Atlético, un posible futuro como seleccionador, la particular relación que lo une con los aficionados del Real Madrid y una definición: “Soy transparente, como me ven. No tengo dos caras”.

Diego, finalmente ha sido reconocido como uno de los tres entrenadores más importantes del año ¿Le da importancia a este tipo de anuncios? ¿Suele estar pendiente?
El reconocimiento es bueno cuando viene de parte de futbolistas. Y si se trata de jugadores de todo el mundo, es aún mucho más bonito. No es determinante, porque el fútbol es mañana y hay que volver a rendir enseguida pero, cuando son los futbolistas los que hablan, le doy un lugar diferente. Sin dudas. Me pone contento estar en una terna con entrenadores como Loew y Ancelotti, pero sobre todo me da energías para trabajar y mejorar en el futuro.

En España se polarizó mucho tiempo sobre los estilos de José Mourinho y Pep Guardiola. ¿Existe ahora un ‘Cholismo’?
Tenemos una identidad clara de juego, eso sí. Siempre digo que los equipos que mejor han transmitido nuestra idea han sido Estudiantes de La Plata, donde pude estar un año y medio, y este Atlético de Madrid. No me atrevería a hablar de un ‘Cholismo’, pero sí es verdad que mis equipos juegan de una determinada manera.

Lo que está claro es que no se trata sólo de pelotazo…
No, esas son diferentes opiniones que surgen cuando no le encuentran la vuelta a cómo enfrentarnos. ¡No es problema nuestro!

Mucho se habla de ‘los guerreros del Cholo’, del sacrificio. ¿No cree que al enfatizar tanto ese aspecto se subestiman otras cualidades de su equipo?
Lo grande del fútbol es que es muy amplio: nadie tiene razón, pero todos tenemos razón a la vez. Hay un montón de maneras de jugar. Soy insistente: siempre voy detrás de las características de los futbolistas, potenciando las individualidades para mejorar al equipo. En todas las finales que jugamos utilizamos futbolistas de jerarquía, pero no creemos que sólo se gane con talento. Al talento le pedimos esfuerzo también. Y es compartido cuando es en equipo.

Usted ha manifestado siempre que el sacrificio no se negocia. ¿Qué cosas sí puede negociar?
Lo humano. Mientras sea frontal, todo se puede hablar. Siempre digo que ‘los dos en el mismo lugar, vamos. Vos uno y yo en otro, ya no’. Eso no me gusta.

¿Se arrepiente de alguna decisión tomada a lo largo de 2014?
No, arrepentirme no. Siempre, ante alguna decisión posiblemente errónea, podría pensarse que se pudo haber hecho otra cosa. Pero siempre a posteriori…

¿Entra allí la inclusión de Diego Costa en la final de Champions?
No, al revés. Fue una decisión sumamente equilibrada en consecuencia de una final de Champions. Siempre cuento que el día anterior hacía alargues de 100 metros, ¡parecía un velocista! “Si este chico me juega 45 o 50 minutos así, vale la final”, pensé. Y más para un jugador tan importante como era Costa para nosotros. Tristemente el destino quiso otra cosa, y nos perdimos la posibilidad de tener un jugador determinante. Y no fue el único: Arda también se lesionó y no pudo jugar. Igualmente competimos en un gran nivel.

¿Volvió a ver el partido?
No, no… ¡no! No hay marcha atrás, cuando las cosas no tienen marcha atrás es mejor no mirarlas.

Como entrenador mantiene el mismo carácter que en sus épocas de jugador. ¿Lo traiciona a veces?
No, son características. Cada entrenador tiene sus formas. Está claro que cuando sea más grande, posiblemente -y no lo afirmo-, tenga otros movimientos. Hoy me siento joven, vital y de alguna u otra manera participio en el partido como me ven.

El Atlético de Madrid era considerado un equipo simpático, destinado a sufrir. ¿Qué lugar cree que ocupa actualmente?
Si ven la conferencia de prensa que hice apenas llegué, dije que aspiraba a ser un equipo molesto. Enfrentarse a dos poderosos como Real Madrid y Barcelona es muy difícil. Hay que pensar que jugamos en una Liga junto a dos equipos que tienen la obligación de ganar la Champions. Nosotros pudimos romper esa hegemonía -como logramos en el 96 como futbolistas-, así como con el poder de lo económico y los grandes futbolistas que tienen -posibilidades que ellos mismos se generan-. Pero con el tiempo empezamos a ser algo más que un equipo molesto porque hemos logrado regularidad, que es lo más difícil en el fútbol. Ya son más de tres años en los que siempre pasan cosas. Y ahora seguimos compitiendo, a 3 puntos del Barcelona y con un Madrid que este año viene muy bien.

¿Qué imagen cree que tienen los madridistas de usted?
Ambigua imagino. Por un lado no les gustaré, seguramente, aunque por el otro siento mucho respeto en la calle. Viene mucha gente a decirme “soy del Madrid, pero sinceramente te felicito. Me gusta cómo trabajan, el equipo que son”. Creo que lo que ha transmitido el Atlético en el último tiempo es lo que necesita la gente en la vida cotidiana: energía. Demostrar que más allá de las dificultades, y con tus herramientas, se puede pelear, se puede luchar y se pueden buscar soluciones donde no las hay. Sabemos que hoy en día es difícil conseguir trabajo, tener regularidad en un mismo sitio… y estos chicos, con mucho esfuerzo y continuidad, han logrado transmitirle a la gente la posibilidad de decir “pará, se puede. No todo es tener dinero y hacer las cosas con dinero”. Se puede con un poco menos también.

¿Se imagina siendo el Sir Alex Ferguson del Atlético de Madrid?
Siempre digo que estoy pensando en que me pueden echar mañana. Es la mejor manera que tengo de prepararme para vivir el momento, porque en el fútbol lo que importa, al margen de lo que hayas conseguido –que no te lo quita nadie-, es el mañana. Veo al Atlético de Madrid como una institución que viene creciendo muy fuerte y con una posibilidad económica a partir de los resultados que hemos tenido. La gente quiere venir, es un equipo con una edad promedio muy buena, con chicos que tienen años para seguir mejorando –los Giménez, los Koke, los Godín- y que nos pueden dar las bases de un equipo para seguir reforzando siempre.

¿Se relaja alguna vez?
No me gusta la palabra ‘relajar’, porque cuando me aparece esa situación sé que termino perdiendo. Obviamente, en algún momento me aparece pero intento luchar contra ella porque no me siento cómodo ahí.

Pero en algún momento irá al cine, leerá un libro, ¡algo!
Sí, hago la vida normal de una persona de la calle. Pero con una responsabilidad que es importante y con una pasión por un juego que es mi vida. Cuando uno siente su vida propia tan personificada con el juego, se hace muy difícil. Vas a ver una película y se te pasan los jugadores por delante de la pantalla, ¿viste? Es complicado.

Apelamos a su sinceridad: ¿le han ofrecido la selección argentina después de Brasil 2014?
No, pero sé que el momento todavía está por llegar. Siempre digo que en el lugar de la selección están el hijo, el papá y el abuelo. Y creo que la selección es un lugar para el abuelo, para la persona que está más tranquila, más calma, que ve las cosas de distinta forma. Yo todavía me siento de campo, de entrenamiento, de estar todo el día con el futbolista, y la selección no te lo puede dar. ¿Si es el lugar al que me gustaría llegar? Sin duda, viví 12 o 14 años allí, un lugar privilegiado que es parte de mi vida. Ojalá nos podamos encontrar en el momento ideal para el bien de ambos.

Por lo pronto, no estaría mal dirigir a este Lionel Messi…
Este Messi es determinante y necesita un equipo para todavía ser más poderoso. Estuvimos muy cerca en el último Mundial y ojalá que Gerardo (Martino), que ya lo conoce de su paso por Barcelona, lo pueda rodear de la mejor manera. Pero sobre todo, que logre incentivar al grupo para formar un equipo. Eso es lo que mejor le hace a Messi.

Para empezar a despedirnos, le planteamos una situación hipotética. Aparece el mejor contrato que se pueda imaginar, con todo el dinero del mundo, pero con una cláusula: sólo puede tomar al Real Madrid o la selección brasileña. ¿Con cuál se queda?
Ah, sos malo (ríe). Sos malo… ¡elijo quedarme sin la plata!

Y si se entregara un Balón de Oro por alguna actividad en la vida privada, ¿por qué lo merecería Diego Simeone?
Por ser un tipo transparente. Soy lo que ven. No tengo dos caras.

(Tomado de FIFA.com)