Vendedores de frutas y vegetales proliferan en el Oriente de la Isla

Las autoridades en las provincias del centro y este de Cuba están autorizando la venta de frutas y vegetales a productores privados, medida que podría extenderse más adelante a toda Cuba y es percibida como parte de los esfuerzos del gobierno cubano por mejorar la producción y distribución de alimentos.

Aplaudido por productores y consumidores, esta es la clase de reforma con la que el gobierno cubano espera reducir la dependencia de las importaciones y lograr más autosuficiencia.

En Santiago de Cuba, en las montañas de la Sierra Maestra, aparecen decenas de pequeños quioscos vendiendo legalmente frutas tropicales a los lados de la carretera.

Los vendedores exhiben sus productos con orgullo, los clientes saborean las frutas con una sonrisa, la policía se ocupa de otros asuntos y el Gobierno recauda impuestos.

El cambio comenzó el año pasado, cuando Lázaro Expósito se hizo cargo del Partido Comunista en Santiago de Cuba, ordenando la construcción de los quioscos y permitiendo a los residentes vender lo que producían en sus patios.

Expósito es ahora una figura venerada por las oportunidades económicas que ha brindando, dicen habitantes de la zona. 

"Doy gracias a Dios por esta oportunidad y también al compañero Expósito," dijo Edilberto Fernández, que trabaja junto a un grupo de jóvenes en un puesto de venta.

"Durante mucho tiempo, cuando agarrabas la fruta de tu patio y la ibas a vender a la carretera aparecía la policía, me caían encima y me quitaban las cosas, cuando en realidad no estaba haciendo nada malo", añadió. 



El vendedor dijo que su quiosco estaba abierto las 24 horas del día y la demanda era tan fuerte que él y sus vecinos estaban sembrando tantos árboles frutales como podían, una buena noticia en esta tierra tropical donde la generosidad de la naturaleza ha sido a menudo frenada por el control estatal y la burocracia.

"Se puede imaginar lo que es poder traer las frutas aquí y no tener que luchar. La fruta no se pudren en los árboles ni los animales se las comen, las comen los cubanos", dijo Fernández.

Medidas similares han sido adoptadas en las montañas de las vecinas provincias orientales de Granma y Holguín. Agricultores de cooperativas en el centro del país dijeron que está prevista la apertura de quioscos a lo largo de las carreteras para que ellos también puedan vender sus producciones.

En Santiago de Cuba, situado entre la Sierra Maestra y el mar, las autoridades locales han comenzado a legalizar la venta de frutas y vegetales en carretas tiradas por caballos.

"La policía estaba siempre encima de nosotros. No podíamos trabajar", dijo Rubén, llevando su carro cargado con naranjas. "Ahora, estamos en paz. Se pueden vender más sin ningún problema".

El reglamento para que los vendedores obtengan las licencias exige el pago de impuestos, que las carretas y carros estén bien pintados y cubiertos y que los animales estén sanos.

En Camagüey, en el centro de Cuba, vendedores con licencia ofrecen sus productos en las pintorescas avenidas y calles de la ciudad colonial donde las bicicletas y carros de caballos superan en número a los autos. 

Los clientes aprecian la comodidad.

"Estas medidas me permiten comprar hortalizas en mi puerta, sin tener que caminar hasta el mercado que está muy lejos", dijo Yolanda Santos, una jubilada de Camagüey.

Entre las medidas recientes del gobierno destaca la descentralización de las decisiones en la agricultura, el aumento de los precios que el Estado paga a los campesinos por sus productos y la entrega en usufructo de tierras ociosas a unos 100.000 agricultores y cooperativas. 

También ordenó mejorar el sistema de distribución.

Cuba, que importa entre 60% y 70% de la comida que consume, atraviesa una severa crisis de liquidez.

(Con información de AFP)