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Industria del ocio pospandemia: Los retos de empezar “desde cero”

La pandemia de COVID-19 ha obligado a todos los destinos del mundo a introducir restricciones a los viajes. Según muestra un estudio de la Organización Mundial del Turismo (OMT), se trata de las prohibiciones de mayor rigor sobre los viajes internacionales de la historia. Y las alarmas ya dispararon: la industria del ocio se convierte en uno de los sectores económicos más afectados por el impacto del nuevo coronavirus. 

El último análisis de la OMT indica que, de los 217 destinos del mundo:

Esta caída repentina e inesperada de la demanda turística levanta preocupaciones colectivas. En primer lugar, hay una realidad que pone en riesgo las cuentas personales: a nivel mundial, se calcula que 1 de cada 10 puestos de trabajo están vinculados con la industria de viajes y turismo, no solo directamente sino también en sectores relacionados, como la agricultura, el procesamiento de alimentos, la construcción, el transporte y las artesanías. 

El Consejo Mundial de Viajes y Turismo  (WTTC, por sus siglas en inglés) advirtió que la pandemia podría reducir 50 millones de empleos.

Otros datos hacen mirar hacia las economías de los países. El turismo supone el 10% del producto interno bruto mundial, ocupando la tercera mayor categoría* de exportaciones del mundo, después de los productos químicos y los combustibles, y por delante de la automoción y de los productos agroalimentarios. En términos de inversión el gasto destinado a esta actividad también es significativo  

Las estimaciones de la OMT cifran en 410 000 millones de euros el desplome de los ingresos para el sector en 2020, mientras pronostican que las llegadas de turistas internacionales caerán entre un 20 y un 30 por ciento respecto a 2019.

Los cálculos de este organismo especializado de Naciones Unidas están basados en el hecho de que nunca antes se habían introducido restricciones de viaje tan drásticas como las aplicadas ahora ante la propagación de la COVID-19. No obstante, la OMT alerta que esas previsiones “deberían interpretarse con cautela” debido a la incertidumbre que supone la crisis actual.

Una búsqueda del comportamiento del turismo a lo largo de las últimas décadas devuelve números positivos. Pese a los “choques ocasionales” el sector presenta una expansión continua. Solo experimentó descensos en 2003 tras el SARS y la guerra de Irak y en 2009 en medio de la crisis económica y financiera, con una recuperación fuerte y rápida en los años siguientes.

Industria aérea: Con las alas cortadas

El total de pasajeros aéreos internacionales podría caer en hasta 1.500 millones para fines de 2020. Foto: A21.

Para fabricantes de aviones, aerolíneas y proveedores de servicios aéreos, la caída en picada de la demanda ha planteado un escenario sumamente preocupante. Las prohibiciones de los viajes de pasajeros impuestos por los gobiernos se traducen en inquietantes números rojos y en despidos masivos.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo, que reúne a unas 260 aerolíneas en todo el mundo, confirmó que el mes de marzo cerró con un descenso de la demanda global de pasajeros de un 53%, mientras se espera que abril reporte resultados aún peores. 

Y las previsiones a largo plazo tampoco ofrecen buenas noticias. De acuerdo con la Organización de Aviación Civil Internacional, el total de pasajeros aéreos internacionales podría caer en hasta 1.500 millones para fines de 2020, en comparación con una situación comercial habitual. Esto significa para las aerolíneas dejar de ingresar 273 000 millones de dólares.

Europa y la región de Asia-Pacífico serán los más afectados en cuanto a la capacidad y los impactos en los ingresos, seguidos de América del Norte. Del mismo modo, se espera que la reducción más sustancial en el número de pasajeros se produzca en Europa, especialmente durante su temporada alta de viajes de verano, por delante de Asia-Pacífico.

 “Se trata del mayor desplome en la historia reciente del sector, y supone un regreso a los niveles de demanda del año 2006, aunque las flotas y tripulaciones actuales duplican la capacidad de hace 14 años”, refieren sitios especializados.

Situación de las principales compañías del sector:

Recuperación: ¿Solo “reiniciar” el motor de la industria del turismo?

“Quedarse en casa hoy, significa poder viajar mañana”. Con este mensaje la OMT hace un llamado a ser pacientes, en tanto pone su mira en el futuro. “Nuestro sector también puede liderar el camino para impulsar la recuperación”, aseguró recientemente el secretario general de ese organismo, Zurab Pololikashvili.

Pero, ¿cuándo ocurrirá la recuperación de la industria del ocio y los viajes? Muchas son las conjeturas. Algunos expertos hablan de unos seis meses, mientras otros pronostican que el regreso a la “normalidad” será a más largo plazo. Algo sí está claro, una vez que todo esto termine, la gente viajará otra vez, en prepararse para ese momento deben estar ahora los esfuerzos, como coinciden analistas del tema. 

Y este criterio lo comparte también el experto cubano José Luis Perelló. Para él hay dos factores que incidirán en el “arranque” del sector: el miedo a viajar y el desempleo. A ello se suma, por supuesto, la crisis económica provocada por la pandemia y que refleja, en todo caso, el cúmulo de problemas ya existentes antes de la COVID-19: tensiones geopolíticas y sociales y ralentización de la economía global. 

“Antes de la pandemia, por ejemplo, tuvimos la quiebra de Thomas Cook”, nos comenta Perelló, lo cual hace recordar aquellos 51 destinos afectados en unos 16 países en los que operaba el turoperador británico y los 600 000 turistas varados.  

Cuando se reactiven los viajes, lo “normal” empezará a ser diferente. Será necesario hacer una “reconceptualización del turismo”, opina este académico. Su criterio está sustentado en que indudablemente los turistas viajarán con nuevos hábitos. Si la seguridad ha sido hasta ahora un elemento importante para elegir el lugar donde vacacionar, en el escenario futuro se añadirá la “salud de los destinos” como aspecto determinante.      

Perelló plantea entonces varias prácticas inevitables, y las ejemplifica en Cuba, donde la parálisis del turismo implica una reducción sensible de los ingresos. Ya lo advertía en fecha reciente el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil: “Una economía con cero turismo y arreciamiento del bloqueo, no puede seguir trabajando normalmente y que nada pase”.  

El académico tiene la certeza de que la modalidad de sol y playa tomará auge, siempre que se apliquen medidas tendentes a garantizar la sensación de salubridad. Los espacios abiertos y la movilidad segura y libre marcarán la elección.

Los hoteles tendrán que reacomodar sus modos de hacer, que pasa en primer lugar por disminuir los contactos. Por ejemplo, establecer el check-in digital, incluir dentro de los amenities, y en bolsas selladas, gel de manos y nasobucos, y hasta reforzar los servicios médicos dentro de la instalación.      

Vía telefónica Perelló detalla estos tips y vaticina que en lo adelante los viajeros harán posiblemente reservas más cortas, con gastos más bajos. 

En cualquier caso, resume, la industria del ocio como es de suponer—dependerá de la recuperación del sector aéreo, el cual deberá también cambiar y adaptarse a las exigencias de los clientes. 

Hace apenas unos días acaparó titulares de prensa el primer borrador de la “hoja de ruta para reiniciar de forma segura la aviación”, que fue recopilada por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo.

Este texto adelanta importantes cambios en todas las instancias que rodean un vuelo comercial. “Algunas modificaciones son más obvias, como el uso obligatorio de tapabocas, pero también aparecen otras como la prohibición del ingreso a la terminal de familiares y amigos de los pasajeros o el surgimiento de los ´pasaportes de inmunidad´ para aquellas personas que ya hayan sido infectadas con el virus”. 

El escenario pospandemia plantea, sin dudas, realidades distintas en la industria de turismo y viajes. Toca empezar de nuevo, “desde cero”, advierte Perelló sin medias tintas. 

*Panorama del turismo internacional, edición 2019.