“Ahí”

Semanas atrás nos preguntaban cómo estábamos y respondíamos sin pensar con una escueta palabra de tres letras: "ahí". Una sentencia francamente pesimista era la visión que teníamos de nuestras vidas. Mientras otros, todavía más negativos, añadían que peor no se podía estar.

Y ya sabemos lo que ha pasado. Un recto directo a la cara para que empezáramos a despertar. Muerte y pánico de película tomando el protagonismo de la trama.

Entonces nos encontramos en casa, deseando que todo vuelva a estar "ahí", porque la vida una vez más va demostrando que puede ir peor, que lo imposible a veces se convierte en un pronóstico errado y las pequeñas cosas subvaloradas son las que nos hacían sentirnos a plenitud.

Ahora muchos, como versa cierta canción, quieren frenar enero solo para que la cosa vuelva a estar "ahí". Queremos entrar en lo que hasta hace unas semanas era un círculo cansino. Se extraña con locura ese "lo mismo con lo mismo": regresar de la facultad, parar en la esquina a discutir nimiedades deportivas con diez vecinos por unos minutos, continuar a casa y levantar del suelo a Isabela que viene corriendo para abrazarme, “empegostada”, luego de horas mataperreando con las otras niñas de la cuadra.

El ocio te traiciona, no puedes ni siquiera coger una raqueta y reventar la pelota contra el muro, ni tampoco decirle a tus mejores amigos que suban a liquidar unas cervezas mientras escuchan a Marc Anthony.

Ahora no parecen tan vitales la tesis, la rendición de cuentas, un partido de béisbol, un concierto o un Primero de mayo. En este instante solo queremos ser libres de nuevo y eso implica que todo pase. Implica abandonar la sensación de dejar de extrañar y de preocuparnos de que no salga tanto el abuelo a pasear a la perra o quitarnos los zapatos cada vez que entramos en casa.

El tiempo se hace más lento, empatas un día con otro, hasta que se acaban los megas, y entonces todo parece dilatarse aún más. En esa zozobra le juramos a Dios, a los santos y la Virgen que si todo pasa, seremos mejores. Y me pregunto si así será.

Sin embargo, esto no es cuestión de juramentos, falsas promesas y fingidos compromisos. Es un tema de concientizar, de hacer para crecer y darle el mejor final a esta película, pero aún hay mucho extra en la calle.

No sé ellos, pero yo quiero volver a ver a los míos sin correr riesgos al abrazarlos. Y me vuelve a venir a la mente la misma palabra: "ahí", deseando darla como respuesta otra vez con igual valor al que tenía antes, pero antes ya pasó y el ahora marca el reto que dictará su sentencia en el mañana.

Hace unos días me preguntaban que qué desearía. Bastante rápido respondí que el fin del coronavirus, "para poder verte –dije–, para verlos a todos", para que la cosa solo vuelva a estar "ahí".