René González sobre su nieto: "Me propuse que con él no se me iría ni una letra"(+ Fotos)

Ignacito ya sabe leer y escribir. Foto: Olga Salanueva/ Facebook.

Esta mañana llegué temprano a su casa y ya estaba en la puerta, expectante. El uniforme de todos los días me pareció más planchadito que nunca, y se había peinado con especial esmero: “Que malo que ayeya no pudo venir” –me dijo, apercibido ya de que su abuela no podría faltar al trabajo para acompañarlo. Pero todos sabíamos que ella, aunque en ausencia, también estaba allí.

Nos ha crecido rápido, a pesar de todo lo que hemos hecho –creo que con bastante éxito- para que cada segundo de su vida cuente, se estire y perdure.

Cuando me separé de su mami y de su abuela, 28 años atrás, aquella todavía estaba en mitad del abecedario. De la tía, años después, sólo pude escuchar sus primeras palabras en las escasas visitas a la cárcel, y cuando la volví a ver, luego de seis años, ya era una espigada e inquieta niña de 8. Me propuse que con él no se me iría ni una letra y así lo hicimos. Y llegamos hasta aquí, en este aniversario en que el pionerito más joven de la familia se siente el niño más importante del mundo, y va y viene como con un halo festivo que le adorna el rostro y los gestos.

Todos lucen pulcros con sus birretes blancos y la banda, en la que se lee “Ya sé leer y escribir”. Decidió que su ayeyo le pusiera el distintivo, que ahora cuido en mis manos como si fuera un tesoro. Entre la excitación y el alboroto de niños y padres transcurre el acto, sencillo pero hermoso, y entonces llega el momento de ponérselo. Mientras lo prendo en el botón de su manga, emocionado nos pregunta:

- ¿Están orgullosos de mí?

- ¡Claro Ignacito! Cómo no vamos a estarlo.

Sonríe lleno de felicidad y entonces exclama:

- ¡Este es el día más feliz de mi vida!

Dejo la escuela con su algarabía, y en ella un nuevo grupo de niños que ya saben leer. Pienso en la suerte de vivir en un país en que no hay un solo niño de la edad de mi nieto que no esté disfrutando esta bella experiencia, y en la felicidad multiplicada por miles de padres y abuelos que hoy podrán contar historias como esta.

Ignacito, Olga y René. Foto: Olga Salanueva/ Facebook.

Ignacito ya sabe leer y escribir. Foto: Olga Salanueva/ Facebook.

Ignacito ya sabe leer y escribir. Foto: Olga Salanueva/ Facebook.

Ignacito ya sabe leer y escribir. Foto: Olga Salanueva/ Facebook.