Navi Pillay, la máxima responsable de derechos humanos de la ONU, ha sugerido este miércoles que Estados Unidos debería abandonar sus esfuerzos para juzgar a Edward Snowden, afirmando que sus revelaciones de una vigilancia masiva habían sido de interés público. (Fuente: Reuters)
Guillermo TellPero Estados Unidos no está dispuesto a perdonar que Snowden haya abierto una suerte de siniestra caja de Pandora, al sacar a la luz pública un secreto andamiaje global de apropiación de datos, mensajes y conversaciones de ciudadanos de cualquier lugar del mundo, incluidos jefes de Estado que tiene por aliados, y se le acusa de "robo de propiedades del Gobierno", es decir toda esa información acumulada a las espaldas de los vigilados.
El más paradójico de los cargos presentados en su contra es el de espionaje, como si las revelaciones que levantaron ronchas no correspondieran a esta categoría solo por provenir de una superpotencia imperial con patente de corzo para obrar a su libre albedrío.
Para Pillay, se le debía ver como "defensor de los derechos humanos", si es que entre estos se incluyen, y así lo creo, el irrestricto respeto a la privacidad ajena en las comunicaciones, que en este caso denunciado perseguía un claro objetivo de dominio hegemónico mundial.