Lo que callan los contrarrevolucionarios

Foto: Archivo.

A los que escriben artículos no pomposos vale la pena recordarles, ya que insisten en el ejemplo del Moncada, que al juicio no pudieron ir el 42% de los asaltantes porque fueron torturados y asesinados por el régimen batistiano y sus esbirros. 55 jóvenes prisioneros a los que se les castró, se les sacaron los ojos, se les mutiló y luego se les asesinó a sangre fría. ¿Por qué no dicen eso en sus artículos no pomposos, cuando mencionan los juicios del Moncada?

Como igual callan que la mayoría amplia de los manifestantes del 11 de julio no estan presos, están en sus casas, muchos solo cargando la vergüenza de lo que hicieron ese día, otros multados y otros con penas sin internamiento. Que los condenados fueron a quienes se les probaron hechos de violencia, vandalismo, asalto o su instigación y liderazgo en esos hechos.

Como no mencionan, en sus insistencia sobre la puntualidad, que Cuba estaba en una situación de emergencia sociosanitaria con todas las fuerzas del país en función de superar la crisis que llevaba a ingresar a miles de personas a diario y que, además, provocaba la muerte de demasiados cubanos.

Que en medio de esa emergencia nacional que ponía al limite nuestras fuerzas, unos vándalos, para los que piden sin distinción amnistía, asaltaban farmacias, policlínicos y hospitales, vale la pena repetirlo porque ellos, por no ser pomposos, lo callan. ¡Farmacias, policlínicos y hospitales!

Que esos policías que ellos mencionan de pasada, a los que intentaban ese día linchar vulgarmente, sin pomposidad alguna, son hijos del pueblo que trabajaban en condiciones de tensión extraordinaria, muchos de ellos ayudando a asegurar el transporte de oxígeno a los hospitales, las logísticas necesarias y un montón de tareas más en función de salvar vidas.

No mencionan cómo hechos de ese tipo, escalados aquí por instigación desde el exterior, en otros países han conducido a situaciones de ingobernabilidad con cientos de muertos, barrios incendiados y, en el peor de los casos, subversión del Estado e intervención militar extranjera. Y que, mas allá de la espontaneidad de algunos, ese era el plan perverso que se incubaba en los centros del imperialismo norteamericano.

No hablan, los no pomposos, de la agresión permanente a este país, el bloqueo genocida, la instigación sin freno ni pausa, explicita e implícitamente, la violencia desde medios oficiales de los EE.UU, desde medios pagados directamente por el Gobierno estadounidense y desde plataformas que son financiadas desde el exterior, y en particular desde los Estados Unidos, a traves de mecanismos anónimos y formas privadas para intentar escabullirse al escarnio que merecen.

Para estos no pomposos, jóvenes son los que ellos quieren ver y no los cientos de miles que en esos mismos días de la violencia andaban sin descanso en centros de internamiento salvando vidas, en centros de producción garantizando medicamentos vitales, en la distribución de viveres a la población, garantizando las clases virtuales, el transporte social, la asistencia social. Para ellos, jóvenes no son los científicos que trabajaban buscando vacunas, los médicos que laboraban hasta el agotamiento buscando terapéuticas que salvaran vidas. Para estos agoreros del desencanto, el rencor y la esterilidad, solo son jóvenes aquellos que sirven a sus propósitos.

Y no me refiero a quienes pueden, desde la honestidad, disentir de las condenas por razones múltiples, sino a los que usan estas para su nueva camapaña contra lo que odian, que es la Revolución. Aquí hay mucha gente honesta, digna y dignificadora, que puede no estar de acuerdo con la magnititud de las condenas y tiene derecho a dar su opinión al respecto y defenderla.

Yo me refiero a aquellos a los que de verdad les duele que el pueblo el 11 y el 12 de julio abortara un intento de Maidán tropical, a los que les duele que la respuesta de la Revolución ha sido volcarse e invitar a todos a volcarse a los barrios más vulnerables, a superar las dificultades económicas, a crecernos y sacarnos nosotros mismos de la crisis.

Lo que les duele es que la Revolución no renuncie a luchar contra el racismo, la desigualdad de género, la discriminación en todas sus formas. Lo que les duele es que la Revolución se empeñe en mejorar su educación, su cultura, su deporte. Los que les duele es que la respuesta de la Revolución sea indagar más profundo en nuestros errores, nuestras desmovilizaciones, nuestras limitaciones, nuestras carencias, para superarnos y seguir adelante por un socialismo que ha de reinventarse cada día en cada revolucionario hasta conquistar toda la justicia.

Y lo que temen es que, renovando nuestros imaginarios, levantando otra vez nuestro sentido de futuro, venzamos.

No nos engañemos, se está librando una batalla por Cuba que es parte de una batalla mayor. Los agoreros quieren que lo olvidemos, quieren que nos reduzcamos al villano que con tal de mortificar al que le quitó la novia, da por sentado el orden universal sin saber del gigante de las siete leguas que va engullendo mundos. Todo el que se preste a servir la mesa al enemigo imperial, por mas que intente, con recetas elaboradas, esconder los ingredientes, es contrarrevolucionario.

En Cuba, más alla de entelequias seudointelectuales, lo contrarrevolucionario se define de frente a la Revolución y de lo que la representa desde el Estado hasta todas y cada una de las organizaciones que nos hemos dado en esta lucha de más de 70 años.

En Cuba, a pesar de los cansancios, los errores, las deficiencias, se mantiene la misma determinación de construir lo que soñaron nuestros mártires del Moncada, esos que con Fidel al frente nos trajeron a esta determinación de mantenernos sobre el yugo llevando en la frente la estrella que ilumina y mata.

(Tomado de La Pupila Insomne)