Qué nos deja la telenovela “Vuelve a mirar”

Fotograma de la telenovela Vuelve a Mirar. ICRT.

A unos días de estar terminándose la telenovela “Vuelve a Mirar” me complace escribir estas líneas de agradecimiento.

Para comenzar confieso la enorme emoción, y a la vez, incertidumbre en los primeros capítulos.

Emoción hasta por verme en los créditos, pues ciertamente he tenido una historia previa con las asesoras, a quienes, conozco y aprecio mucho desde que eran estudiantes en la Facultad de Psicología. Una historia previa de cuando comenzaron los primeros guiones en el objetivo de una telenovela que tratara el tema de las personas mayores, y a quienes nuestra Cátedra recibió años atrás, inmersos en las dinámicas de nuestra labor.

A la vez, incertidumbre, pues constituyó una alta responsabilidad ver insertado el programa educativo Cátedra del Adulto Mayor en una telenovela, que por demás sabemos constituye un producto televisivo con probabilidad de acontecimiento cultural, de país. En ese sentido, he vivido con ansiedad cada puesta en escena de las clases en el aula de la Cátedra, y aun cuando hayan sido de libre ficción y creatividad de los guionistas, fuimos parte importante de la telenovela, en su abordaje sobre la temática del envejecimiento en Cuba.

Agradecimiento, en mi nombre y seguramente de los miembros de la Cátedra del Adulto Mayor, el que la educación a lo largo de la vida haya jugado un espacio y un papel en la dinámica de gran parte de los personajes adultos mayores.

Por tanto, al preguntarme a mí misma sobre qué nos deja la telenovela, creo en primer lugar, que es esa narrativa de la vejez desde una nueva perspectiva, para nada habitual sino el de haber logrado pensarse la vejez y expresarla a través de proyectos de vida, que desbordaron los tradicionales escenarios domésticos y familiares. Ello sin dudas, contribuye a esa nueva cultura gerontologica que nos describe desde paradigmas en tránsito entre lo tradicional y lo nuevo, que expresan miradas nuevas ante vejeces nuevas y que nos coloca en espacios de desarrollo y continuidad. Un abordaje gerontológico adecuado y actual, pues la vejez, el envejecimiento y las personas mayores conforman un tema de relevancia, no solo debido a retos provenientes de cambios demográficos, sino también de cambios de tipo generacional.

En segundo lugar, considero que la telenovela nos deja la impronta acerca de lo diverso que somos dentro de esta edad. Mujeres y hombres con diferentes historias de vida, de rangos de edades, de características personológicas y de proyección en la vida. Razón de gran valor pues ello constituye un mensaje también gerontológico correcto y necesario, tanto para la población en general, como para nosotros mismos como personas mayores y hasta para quienes nos atienden a través de nuestras políticas públicas. Somos muy diversos y ello nos convierte en un desafío para cualquier producto comunicacional que nos aborde, así como, para el diseño de proyectos comunitarios, estrategias y políticas.

En ese objetivo se dibujaron personajes que, al llegar a la vejez, tal cual ocurre en la vida real, expresan rasgos y cualidades en función de sus propias biografías, con puntos de encuentros, pero con historias de vida diferente y maneras de ser diferente, de acuerdo a como se ha sido a lo largo de los años. Quizás al inicio parecía comenzar a dibujarse prototipos de personas mayores, pero en mi criterio los personajes fueron enriqueciéndose, evitando caricaturas y estereotipos, de los mismos.

Y, en tercer lugar, creo que ha promovido una imagen de la vejez a través de la vida en interacción entre todas las edades, gracias a la integración lograda de subtramas en las que existen y se dinamizan vínculos de todas las edades, que lejos de desviar la atención a los protagonistas mayores, le otorgaron a la novela veracidad, conflictos, nudos y expectativas. Ejemplo de ello, es la historia que el espectador va representándose a partir de la difícil situación por las que el personaje de Paula Ali (Nora) ha debido atravesar como madre sola en epoca de muchos prejuicios, pero que se va complementando con su familia creada, cuyos miembros a su vez, van marcando nuevos conflictos y entretejido de situaciones.

Como espectadora me dejé llevar hacia las invitaciones que fueron apareciendo en las redes y leí con avidez de todos los grupos que existen en Facebook y WhatsApp, con intervenciones muy interesantes en su gran mayoría, en las cuales la población ha escrito hasta guiones del siguiente día, o analizado posibles soluciones ante los diversos conflictos. Un ejercicio de comunicación que desconozco si ocurre en todos los programas de la televisión cubana, pero que se han desbordado con esta telenovela.

Temas y eventos vitales frecuentes en la vejez, han sido varios los visibilizados. Solo por citar algunos se encuentran las abuelidades, la jubilación, el posible deterioro cognitivo, la soledad, el maltrato, la educabilidad, la sexualidad, el amor, la amistad y la autonomía.

Escenas que nunca olvidaré han sido varias y hacia dimensiones intrínsecas del envejecimiento poco abordadas, entre las que se encuentra a mi criterio como muy destacadas, la jubilación sin despedida, la eroticidad confabulada, el envejecer creído sin derechos y la expectativa de un beso que no acababa de llegar.

La jubilación sin despedidas protagonizada por el actor Manuel Porto (Toñín) cuando se combina el recorrido de su mirada al mural “casi altar” de sus certificados de larga vida laboral en pared de su casa continuada con la escena en entrega de un papel “su jubilación” y seguido por la mirada de desconcierto de un trabajador hacia la empresa a la cual le dedicó su vida, en espera de unas palabras o incluso de “una fiesta de despedida”. Mensaje de alerta y sensibilización fundamentalmente dirigida a empleadores y sindicatos, y por supuesto, a la sociedad toda.

Con respecto a la escena que he llamado de eroticidad confabulada, también ¡magnifica!... Interpretada por Miriam Socarrás y Manolin Alvarez (Carmela y Alejandro). Magnifica y legitima escena que expresa el deseo y los juegos sexuales en la fantasía confabulada de hacer el amor fuera de la habitación, es decir, en cualquier otro espacio de su propia casa, y que, por cierto, con los años compartida con la familia creada y cuyos miembros al llegar de forma inesperada para ellos para colmo quedan perplejos, al verlos tan ligeros de indumentaria y con sus traguitos preparados.  Nótese además que en este personaje masculino adulto mayor no hay expresiones de impotencia, como aparece de forma reiterada en el papel interpretado por Osvaldo Rojas (Reynaldo).

Cronológicamente otra escena que me pareció genial, y en mi consideración lo más logrado con relación a la Cátedra del Adulto Mayor, es cuando el profesor interpretado por Rubén Breñas (Luis Manuel) resulta ser ayudado por una cursante del aula de la Cátedra, y quien le cuenta haber sido despojada de sus bienes por su propia familia. Es genial el parlamento cuando Adriana le dice “precisamente profesor, para que a otros no les ocurra lo que, a mí, es que son necesarias sus clases, para que las personas mayores conozcamos de nuestros derechos”, y en tema del maltrato patrimonial que resulta retomado, y como parte del desenlace final de la telenovela, vinculado a acto en este caso hacia un padre mayor que protagoniza Héctor Echemendía (Felito).

Y finalmente, con relación a escenas inolvidables, destacar la esperada escena del beso entre Nieves Riovalles y Rubén Breñas (Caridad y Luis Manuel) logrado a partir de galanteos que caracterizan al enamoramiento, por primera vez expresada entre una pareja de personas mayores y que evidencia que las personas podemos volver a enamorarnos, en cualquier etapa de la vida.

En resumen, ha sido una telenovela de muy buena acogida por los televidentes, aun cuando inicialmente podría darse el caso de alguna no aceptación por su divulgación previa acerca de a quienes iba dirigida, logró sentar a todos los miembros de las familias y de todas las edades.

De ahí, que entonces me surgió una dimensión más con respecto a lo que nos deja la telenovela.

Y es un mensaje implícito cuando en la telenovela se nos convoca a volver a mirar lo vivido y lo que está por vivir, seamos jóvenes, adultos maduros o personas mayores, siempre desde la compleja mirada que integra el pasado, el presente y el futuro, de cada persona.

Entonces mi modesto, pero comprometido aplauso a su director, a sus guionistas, a las asesoras, al elenco todo, a su música y equipo de realización, y al Canal Cubavisión, por dedicarse a un tema tan necesario y oportuno.

La telenovela, al menos a mí, me dejó un mensaje coherente sobre las vejeces actuales, las diversidades de estas, lo interactivo de la vida y un abanico de nuevas oportunidades que da la vida cuando se le vuelve a mirar y de frente siempre al futuro.

Porque nunca es tarde, nunca es tarde para ser, ni para seguir haciéndose como ser humano.

¡Gracias!