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La Dirección es la ciencia del ejemplo, en 360 grados y en tres dimensiones

Acompañado por el ministro de Industrias, Eloy Álvarez Martínez, y dirigentes del Partido y el Gobierno en La Habana, el mandatario cubano recorrió instalaciones de la Unidad Empresarial de Base Varona. Foto: Estudios Revolución.

En mi artículo anterior sobre la dirección por tareas, prometí que escribiría sobre la dirección como la ciencia del ejemplo. Cuando específico que es en 360 grados es porque es multidireccional como sucede en la circunferencia, y añado en R3, porque no es  en el plano (R2), sino en el espacio, es decir en tres dimensiones.

La primera vez que escuché lo de la ciencia del ejemplo para calificar a la dirección fue en un discurso de Fidel.

El concepto de ejemplaridad llegó a mí desde muy joven, cuando estudiaba el primer año de Preuniversitario en el IPU Josué País de la Ciudad Escolar 26 de Julio de Santiago de Cuba; y era miembro de la Unión de Estudiantes Secundarios UES.

La ejemplaridad ante el estudio era una condición indispensable para ser dirigente de la UES, o para ser miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas UJC. Ser dirigente estudiantil no implicaba tener ventajas o privilegios, por el contrario exigía más sacrificio.

Causas y azares, me llevaron a ser dirigente de la UJC-FEU, de la FEU de la UH y luego de la FEU de Cuba. Volvió con más fuerza y madurez el concepto de la ejemplaridad del dirigente. Los dirigentes estudiantiles teníamos tareas adicionales que muchas veces implicaban faltar a turnos de clase. Pero había que examinarse como cualquier estudiante de los que entonces llamábamos “profesionales del estudio”.

Lo anterior tiene dos mensajes principales: el primero es la importancia de sembrar y cultivar valores éticos desde edades tempranas; el segundo la fuerza del ejemplo en cualquier tipo de actividad humana.

Comencé con esta aparente digresión, porque este artículo se pensaba publicar en la recta final de la realización del Congreso de la UJC, que no pudo realizarse por causa de la COVID-19. Es un humilde homenaje a la organización en la que me eduqué durante más de 20 años.

Pero el objetivo principal del artículo es abordar la dirección en la etapa adulta, en diferentes cargos e instancias, en que la dirección es una actividad remunerada.

¿Por qué 360 grados?, porque la ejemplaridad no se circunscribe a pocos  aspectos, sino a casi todas las funciones y características de un dirigente.

Ejemplaridad en la competencia profesional para ejercer el cargo; ejemplaridad en demostrar con hechos lo que expresas con palabras; ejemplaridad en asumir las tareas más difíciles, ejemplaridad en la utilización de los recursos asignados; en el control proactivo del funcionamiento de la organización, ejemplaridad en dirigir con valor y valentía; y en muchas más. Como ocurre en la circunferencia siempre puede existir un nuevo vértice en ese polígono de infinito número de lados inscripto en ella.

¿Por qué en el espacio?, porque esa ejemplaridad además de largo y ancho (plano) tiene altura. Lo mismo hacia abajo que hacia arriba. Cualquier jefe tiene a quienes dirigir y quienes lo dirigen. Incluso el que ocupe el puesto superior en el organigrama se debe a un colectivo. La dirección unipersonal no suele conducir a nada bueno, lo que no niega la responsabilidad y autoridad para tomar decisiones y asumir las consecuencias, siempre que no viole lo aprobado legalmente.

Ejemplaridad en R3, porque se intersectan espacios, entre los que podemos citar tres muy importantes: el colectivo laboral, la familia y el barrio.

Tiene pues sentido hablar de la ejemplaridad ciudadana, que puede manifestarse en la educación formal, la decencia, las relaciones familiares, la educación de los hijos, la atención a los padres ancianos, el cumplimiento de las normas de urbanidad, la solidaridad con los vecinos,…

Entonces, podemos estar de acuerdo en que la ejemplaridad es multidireccional y tridimensional.

A continuación abordaré uno de los dos temas complejos y a la vez de gran importancia en la ejemplaridad del dirigente.

Comienzo por el de la estrecha vinculación del dirigente con sus trabajadores, con los ciudadanos a quienes se debe.

Hay muchas maneras de mantener una buena vinculación, la directa y la indirecta, la anunciada y la sorpresiva, entre otras.

La vinculación directa es aquella que no contempla intermediarios, en que el dirigente ve, escucha, toca, huele, saborea, comparte, critica, acepta, promete, promete, en la presencia de los que forman parte de eslabones finales de procesos en diferentes instancias. Es una manera de vinculación no exenta de riesgos, en que hay que demostrar, competencia, dominio de las emociones y valores morales y éticos.

En la vinculación directa hay dos variantes, la anunciada y la sorpresiva. No las considero excluyentes, ambas bien concebidas y aplicadas pueden ser muy útiles. La anunciada es apropiada cuando se pretende analizar a fondo un asunto, en que es deseable que las personas estén conscientes de que deben responder y opinar de manera responsable, sin improvisaciones. Prepararse para una visita no es un mal de fondo, el fondo del mal es utilizar informes falsos, tratar con superficialidad los problemas, no exigir por el cumplimiento de lo acordado.

La vinculación sorpresiva  suele ser de utilidad para comprobar aspectos específicos, estados de ánimos reales, cumplimientos de procedimientos, …

Es obvio que el factor sorpresa no implica que no se prepare la manera de la vinculación, pues de lo contario puede ser ineficaz. Sabemos que en muchas ocasiones sucede que en una vinculación, digamos visita sin previo aviso, los menos sorprendidos son los que no están haciendo bien las cosas. Esos a veces se enteran de la visita y se ausentan, o ponen el escenario listo para dar una imagen falseada de lo cotidiano.

Hay anécdotas de dirigentes que sin ser demasiado mediáticos se presentan incógnitos en lugares en que se producen los hechos primarios, y luego discuten con los responsables, de lo bueno o lo malo que observaron.

Hace más de siete años supe que el querido dirigente del PCC Lázaro Expósito utilizó en los primeros años y en varias ocasiones ese método de la visita sorpresiva o el rol incógnito en Santiago de Cuba. Yo creo que ya resulta difícil que no lo reconozcan. En la inauguración oficial del tramo final de la Feria del Libro  de 2013, tuve la oportunidad de saludarlo, y agradecerle como santiaguero ausente,  por lo que estaba haciendo en mi tierra natal. Con humildad y respeto le dije que el éxito duradero se daba cuando el dirigente o trabajador simple hacía las cosas por conciencia y no por el temor que un dirigente importante se le apareciera de incógnito. Me dijo dos cosas: “ya soy un Santiaguero más”; y estoy de acuerdo contigo, pero cada cosa en su momento y en su circunstancias.

Pero como un dirigente, y a mayor responsabilidad con más razón, no puede estar en todas partes todo el tiempo, tenemos la vinculación indirecta. Esa en que utiliza a colaboradores o a informes de sus colaboradores para conocer lo que está sucediendo. Los colaboradores pueden actuar directamente en el lugar de los hechos, o analizando informes, realizando entrevistas,…

Un dirigente capaz, que sabe rodearse de colaboradores competentes, puede confiar y sabe extraer verdades, en este tipo de vinculación. Un colaborador que al informar al jefe de lo observado, falsea la información para no preocuparlo, comete un error grave.

El segundo tema con el que terminaré este artículo, es el referido a los medios que debe tener un dirigente para realizar su trabajo. En esos medios incluyo el salario, transporte, combustible, medios de comunicación, atención médica, alimentación, ropa y calzado, entre otras.

Un dirigente de alcance provincial o nacional, debe tener estos y otros medios, no les llamo privilegios, ya que debe responder por lo que hace en favor de sus conciudadanos. Un igualitarismo irracional no es el camino. Un ministro moviéndose en bicicleta, o en el transporte público de manera cotidiana, es algo improcedente, lo que no niega que en circunstancias específicas lo haga con un determinado y bien analizado objetivo.

Yo sé que no es lo mismo que le cuenten lo que significa abordar un transporte público a la hora del regreso del trabajo, que experimentarlo en cuerpo propio. El igualitarismo no ha conducido ni conducirá a la solución radical de los problemas.

Es obvio que el dirigente que tenga un nivel de vida muy por encima de la mayoría del pueblo trabajador, no propicia la vinculación de la que hemos estado hablando.

En lo personal me ha impresionado mucho un dirigente latinoamericano que llegó a ser presidente de su país, y que siguió una vida sencilla, que practicaba lo que preconizaba. Me refiero al uruguayo José Pepe Mujica.

Notarán que no he abordado el papel que juegan las tecnologías de la información y la comunicación (computadora conectada, celular con datos móviles, Internet, Portal del Ciudadano, Facebook, Twitter, Blog, etc.). No se trata de un olvido, es un tema que por su importancia y por su relativa novedad en la vida del dirigente, merecen ser tratado en un artículo aparte, que publicaré próximamente. La decisión colegiada en su provincia de Lázaro Expósito, de publicar los números de los celulares de los principales dirigentes del Buró Provincial del Partido, del Gobierno y de las principales organizaciones empresariales y presupuestadas, merece un análisis especial.

Sé que también obvié otras aristas importantes o traté algunas por arribita, pero como es habitual evito artículos demasiado largos, y confío en que ustedes puedan abordarlas, de manera que continuemos construyendo conocimientos entre todos.

En la batalla frente a la COVID-19, se ha puesto de relieve la importancia del ejemplo de los jefes en las diferentes instancias de dirección.

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