Bazofia de políticos y funcionarios en el imperio

La situación ha elevado las alarmas de costa a costa en ciudades de Estados Unidos; mientras, el gobierno sigue actuando como policía mundial

En vez de liderar el combate mundial contra la pandemia de la COVID-19, o al menos concentrarse en enfrentar la grave situación que hoy tiene Estados Unidos con la enfermedad, la maquinaria política y gubernamental del imperio sigue su imperturbable costumbre de repartir sanciones y calificaciones a diestra y siniestra; haciendo oídos sordos a los llamados a la cooperación realizados por el Secretario General de la ONU.

El Departamento del Tesoro de EE.UU. ha anunciado este jueves la imposición de sanciones contra 15 personas y cinco entidades de Irán en el marco de un aludido programa antiterrorista. Las compañías afectadas están vinculadas al sector naviero, comercial y de la construcción. También fue sancionada una empresa química.

Irán es una de las naciones que más duro ha tenido que batallar contra la pandemia, debido a las afectaciones que las sanciones económicas de Estados Unidos y Europa han causado en su economía y han impactado en el sistema sanitario. Irán tiene más de 29 mil enfermos y cuenta ya más de 2 200 fallecidos.

También hoy, cual vergonzoso sheriff de Hollywood, el Fiscal General (Ministro de Justicia) de la Administración Trump ha salido en pantalla ofreciendo 15 millones de dólares por el arresto del presidente venezolano Nicolás Maduro y varios funcionarios de su gobierno por supuesto tráfico de drogas hacia los Estados Unidos. Con tal cantidad de dinero se comprarían millones de kits de diagnóstico para la COVID-19, que están en déficit ahora mismo en el sistema sanitario estadounidense.

El colmo del desparpajo vino de mano de la usualmente despistada subsecretaria de Estado para Cuba y Venezuela, Carrie Filipetti, quien dijo hoy en una videoconferencia que la pandemia del nuevo coronavirus en Venezuela, con un sistema de salud colapsado y la mayoría de la población sin acceso continuo a agua y jabón, es un peligro para toda la región si no es controlada.

"La situación en Venezuela es extremadamente nefasta (...) Si Venezuela no puede hacer frente al COVID-19, en el futuro éste irá a Brasil, Colombia y la región circundante como estamos viendo con la crisis de refugiados", aseguró la funcionaria.

"Veremos una expansión de la pandemia del COVID-19 en la región, si no a nivel global, si Venezuela como país no puede enfrentar la crisis", anticipó con todo cinismos la Filipetti, sin una sóla alusión al vergonzoso bloqueo económico que por más de cinco años ha establecido el Gobierno de Estados Unidos contra la nación sudamericana y el robo descarado por Washington de multimillonarios activos venezolanos.

Tampoco parece saber la señora que Brasil es el país latinoamericano con la mayor cantidad de enfermos por la COVID-19; por lo que Venezuela no podría exportar una epidemia ya presente en su vecino fronterizo.

Mientras tanto, las muertes en Estados Unidos por la COVID-19 ya sobrepasan las mil, los positivos son más de 75 mil , las solicitudes de desempleo son récord para el último medio siglo, mientras The New York Times publica un reportaje desde un hospital de Brooklyn bajo el título "Estamos en modo desastre". ¿No debería eso ocupar más a los funcionarios estadounidenses en vez de asumirse como policías mundiales? ¿No entienden en el imperio que es hora de la solidaridad y no de bloqueos?