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Se enfrentan sedicientes “moderados” y “progresistas”

Joseph Biden es el aspirante con mayores posibilidades para ser nominado el próximo mes de julio durante la Convención Nacional del Partido Demócrata. Foto: AFP.

Los resultados de las elecciones primarias en 14 estados de Estados Unidos durante el llamado Super Martes del pasado 3 de marzo, han vuelto a dar credibilidad a la creencias de que Joseph Biden es el aspirante con mayores posibilidades para ser nominado el próximo mes de julio durante la Convención Nacional del Partido Demócrata como candidato a la presidencia de Estados Unidos y derrotar a Trump en las elecciones del 3 de noviembre próximo.

Sin embargo, aunque es cierto que Biden tuvo un buen desempeño en el Super Martes al obtener mayoría de votos en diez de los catorce estados que celebraron elecciones, lo cual le representa un número considerable de delegados (625, según Real Clear Politics), pero una cifra todavía alejada de los 1991 votos que requiere para ser electo en primera votación en la Convención.

De hecho ha habido una manipulación de la información y los datos por parte de los medios masivos de información y del “oficialismo” demócrata para “acercar la brasa a la sartén” de Biden y hacer creer que ya la nominación está decidida a su favor.

De hecho, se ha procurado fijar la atención de la población en la parte formal de los porcientos de votos recibidos por Biden como prueba irrefutable de la “inevitabilidad” de su elección como candidato demócrata a la presidencia, cubriendo con un manto de silencio el hecho de que solamente en dos de ellos, Alabama y Virginia, los votos que éste recibió superaron la mitad de los votos totales depositadas con 63,3 y 53,25, respectivamente. En los otros ocho estados las cifras oscilaron entre 43,7 (North Carolina) y 33,52 (Texas).

En cuanto a Sanders, solo logró ganar por mayoría absoluta el estado de Vermont con un 50,65%. En los otros dos estados que ganó, los porcientos fueron de 34,15 en Colorado y 34,64 en Utah.

En ninguno de los dos casos estos candidatos punteros (y únicos que mantienen sus aspiraciones) han mostrado un dominio absoluto sobre la preferencia de los votantes, visto el conjunto de los estados, pero si lograron recibir votos en número suficiente para convertirse en punteros de la carrera electoral demócrata.

Además, hay que tener en cuenta que no se pueden extrapolar los resultados de las elecciones primarias con relación a la eventual votación general por la presidencia en el próximo noviembre, porque en el caso de las primarias la competencia es interna de cada partido y no tiene un carácter nacional ni involucra a la mayor parte del electorado Es decir, el universo de votantes en las primarias solamente abarca aproximadamente la tercera parte de los votantes de cada partido a nivel nacional, aunque solo una porción asiste a las urnas.

El Partido Republicano no está realizando las primarias, aunque Trump se encuentra en una incesante campaña electoral pública para mantener en jaque a los demócratas.

De las elecciones celebradas, en los estados que ganó Biden, el segundo lugar lo ocupó Sanders, y viceversa. Por tanto, la lucha por la nominación está planteada entre ambos candidatos y solo falta la decisión de Warren sobre si se retira antes de la Convención y en ese caso a quién de los dos aspirantes dará su apoyo. Todos los últimos aspirantes demócratas que se han retirado o, para usar el término empleado: “suspendido la campaña”, han sumado su apoyo a Biden.

Nota:

Ya concluída la redacción de este artículo, se produjo el anuncio por parte de la senadora Elizabeth Warren de suspender su campaña electoral presidencial, pero sin pronunciarse, por el momento, si apoyará a Joseph Biden o a Bernard Sanders como candidato presidencial demócrata.

De lo que menos se habla en las informaciones y declaraciones públicas es sobre las cifras de delegados que se ido asignando a los candidatos como resultado de las votaciones en los dieciocho estados que ya han celebrado primarias (equivale a la tercera parte de los cincuenta estados más el Distrito de Columbia). Aparentemente la razón es que estos datos sobre delegados ganados muestran que la lucha entre Biden y Sanders es mucho más cerrada que la imagen que se desea proyectar por los círculos y medios oficiales demócratas y hasta los republicanos.

En total, para la Convención Nacional del Partido Demócrata se eligen en la fase de las primarias un total de 3979 delegados que se califican como “comprometidos”. Forman parte de una lista de personas que expresan su intención de votar por la nominación como candidato presidencial del Partido de un determinado aspirante. Además, hay otros 771 delegados del conjunto de todos los estados del país que lo son por derecho propio, sin ser electos formalmente, porque ocupan u ocuparon cargos como legisladores o funcionarios públicos de alto nivel o por su condición de dirigentes del Partido; se les conoce como “superdelegados”.

Hasta el 2016 estos últimos participaban desde un inicio en la votación para la nominación del candidato presidencial del Partido y en la práctica constituían el voto decisivo. Esta situación privilegiada fue muy criticada por Sanders y, para estas elecciones, se decidió que los “superdelegados” no participarían de la primera votación, pero si lo harían si fuese necesario otra u otras votaciones adicionales.

Por tanto, ahora un candidato debe recibir en primera votación el voto favorable de 1991 del total de 3979 “delegados comprometidos” para ser nominado. De no ser así se pasa a una nueva votación en la cual se libra a los delegados de su “compromiso” y se incorporan los 771 “superdelegados” pasando a ser 2375,5 la cifra de votos (el 50% mas 1 del total de 4750 delegados) necesarios para que el aspirante sea nominado como candidato a la presidencia de Estados Unidos (hay un total de 8 superdelegados que cuentan como medio delegado cada uno, por eso no se redondea la cifra).

Es incuestionable que después de las primarias de South Carolina, celebradas el 29 de febrero, Biden se ha recuperado de los malos desempeños de las primeras elecciones en Iowa, Nevada y New Hampshire. Antes del Supermartes logró el apoyo de candidatos rivales tales como Peter Buttigieg y Amy Klobuchar, quienes así lo anunciaron al informar que estaban suspendiendo sus respectivas campañas presidenciales. Fue seguido por similar anuncio de Michael Bloomberg después de los ínfimos resultados obtenidos en el Supermartes. Ello le facilitó a Biden unificar tras su candidatura a todas las fuerzas del oficialismo demócrata, ahora catalogadas como “moderadas” en contraposición a los sectores bautizados como “progresistas” (ejemplo, Elizabeth Warren) y como “social demócratas” o como “revolucionarios” (ejemplo, Bernard Sanders).

En realidad, la situación actual no se diferencia mucho de cómo se presumía que iba a desarrollarse esta etapa de confrontación entre las fuerzas demócratas en la lucha por determinar quién será el candidato a la presidencia del país por el Partido Demócrata y que será elegido en julio próximo durante la Convención Nacional que se celebrará en Milwaukee, Wisconsin.

Pero ya esa lucha se ha concentrado en la pugna Biden-Sanders, el primero con el firme apoyo del “oficialismo” demócrata y el segundo por la corriente “progresista” representado mayoritariamente por los jóvenes, especialmente la llamada generaciones Z y los “mileniales”.

En las 18 elecciones primarias celebradas hasta el momento (4 en febrero y 14 el Super Martes 3 de marzo) se han adjudicado solo la tercera parte de las plazas quedando alrededor de 2640 delegados por elegir lo que equivale a las dos terceras partes del total de los delegados comprometidos.

La suma total de los delegados ganados por Biden, Bloomberg, Buttigieg y Klobuchar da 720, mientras que la de Sanders y Warren (posibles aliados) es de 614; es decir una ventaja de 106 delegados los “moderados”.

Se requiere del voto a favor de 1991 delegados para ser electo en primera votación. Equivale a una meta para los “moderados” de alrededor del 48% de los delegados restantes y del 52% para los “progresistas”, aritméticamente viable para uno u otro grupo, en función del estado y del número de delegados que le corresponden

Hay tres fechas próximas en que se celebrarán elecciones primarias claves que brindarán elementos sobre las posibilidades que se abren o cierran para cada uno de estos dos grupos para alcanzar las cifras señaladas en el párrafo anterior y en las cuales se pudiera decidir la campaña de las primarias.

La primera es el próximo 10 de marzo, cuando tendrán lugar las primarias en seis estados (entre paréntesis los delegados en disputa): Idaho (20), Michigan (125), Mississippi (36), Missouri (68, North Dakota (14) y Washington (89), para un gran total de 325. Michigan y Washington, con un total de más de 200 delegados, pueden ser dos de las presas más disputadas ese día, ya que Sanders pudiera captar una importante parte de los delegados de esos dos estados.

El 17 del mismo mes serán las primarias de Arizona (67), Florida (219), Illinois (155) y Ohio (136), para un gran total de 577 delegados. Son cuatro importantísimos estados que pudieran ser decisivos, a la vez, en las elecciones presidenciales de noviembre. Cualquiera de los dos grupos que fuese capaz de ganar la mayoría de esos delegados reforzaría su imagen de “electabilidad” frente a Trump y acumularía fuerzas decisivas para ganar la brega en la Convención de Milwaukee en el próximo mes de julio.

La otra fecha decisiva es el 28 de abril. Es muy probable que en esa fecha se decida irreversiblemente la posibilidad de que Biden o Sanders hayan alcanzado (o estén a punto de hacerlo) el número de delegados necesarios para asegurar su elección en la Convención Nacional como el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos.

Ese día seis estados de la región noratlántica de Estados Unidos, todos ellos de tradición demócrata y liberal, que suman 663 delegados realizarán sus primarias: Connecticut (60), Delaware –el estado base de Biden– (21), Pennsylvania –que será uno de los estados “oscilantes” decisivos en las elecciones presidenciales de noviembre– (186), New York –baluarte de los demócratas y los liberales–(274), Maryland (96) y Rhode Island (26).

Tanto Biden como Sanders, si llegan a esta fecha en posición competitiva, volcarán sus mayores esfuerzos en las primarias de ese día, que además tendrán lugar en estados que se encuentran en territorio contiguo y de características socio-económicas y políticas muy similares. Por supuesto, mucho dependerá de lo que haya sucedido en las primarias del 10 y del 17 de marzo.

Una última acotación sobre este cambiante y movedizo panorama electoral:

Aunque forman parte de un mismo proceso: la elección de la máxima autoridad gubernamental de los Estados Unidos, debe tomarse en cuenta que la fase de las elecciones primarias y las Convenciones Nacionales (hasta agosto) y la de las elecciones generales (9 de septiembre – 3 de noviembre) son sustancialmente diferentes.

En la primera lo sustancial es de carácter interno de cada partido y son dos procesos en gran medida independientes: uno en el terreno demócrata, otro en el republicano, y en este último no hay dudas de que Trump será el candidato a la reelección. En la segunda, la confrontación es entre las fuerzas republicanas y las demócratas y el campo de batalla es nacional pero la confrontación decisiva no es por el voto individual sino por el voto de cada estado en el llamado Colegio Electoral.