Telenovelas y series, mucha tela por donde pasar la tijera

El curso sobre Telenovelas se impartió en la sede de Casa de Las Américas. Foto: Paquita Armas.

Gracias a Víctor Fowler me enteré que, Organizado por el Consorcio de Estudios Avanzados en el Extranjero / Centro Divisional de Cuba de la Universidad de Brown (iniciativa que tiene su sede en la Casa de las Américas) con la dirección de Rainer G. Schultz, se ofrecería una clase sobre Telenovelas, en el contexto de cursos que le imparten a estudiantes extranjeros, especialmente de los Estados Unidos.

La protagonista del tema fue June Carolyn Erlick, directora de la revista The Harvard Review of Latin America, autora de varios libros entre los que se encuentra Telenovelas en el mundo latino. Se trata de un ameno volumen con seis capítulos: Descubriendo las telenovelas; Agentes de cambio: Más allá del melodrama; Más allá de Bety: Género y sexualidad; Amor gay, besos gays; “Negro, blanco y moreno: telenovelas y raza y Narconovelas: más allá de los noticieros. Le sigue un texto conclusivo que resume el bregar por un género que sigue estando en la preferencia de la mayoría de los televidentes.

Por supuesto, que El derecho de nacer, radionovela del santiaguero Félix B. Caignet, aparece en el libro como el ejemplo por excelencia del primer folletín que cautivó a los radioyentes y luego a los televidentes. La autora subraya que hoy la telenovela no tiene exactamente la misma estructura e iguales asuntos.

Para June, si la telenovela nació y se desarrolló en América Latina, zona donde de alguna manera reflejó el entramado social, hoy camina por Estados Unidos y fructificó en Corea del Sur y Turquía. Las telenovelas realizadas actualmente en esas dos últimas naciones han penetrado a públicos de diversas latitudes, y valdría la pena estudiarlas como un interesante fenómeno en el mundo audiovisual actual.

En opinión de June con Netflix, YouTube, Facebook y todas las redes sociales, la telenovela encuentra otras formas de difundirse y sus conflictos transitan de un país a otro.

Como una continuación lógica, por la importancia del tema, no me perdí en la Sala Caracol de la UNEAC, auspiciado por la Asociacion de Cine, Radio y Televisión, el Taller de teleseriados en TV (Las telenovelas y series dramatizadas).

Moderado por la realizadora Magda González Grau se debatió sobre tres asuntos:

Tanto en uno como en otro encuentro, se extrañó una mayor presencia de profesionales vinculados a ese espacio, que podían aportar sus experiencias y a la vez ¿por qué no? aprender.

Ilustrativa resultó la intervención de Sacha a la hora de armar un argumento. Para él uno de los defectos más comunes de las telenovelas es no contar con un argumento que indique de alguna forma, el principio y fin de la historia.

Ese es un asunto que en el audiovisual de hoy tiene varias aristas, porque si bien el folletín tradicional puede carecer de argumento, no es el caso de algunas series ni las telenovelas actuales. En su texto Telenovelas en el mundo latino, la investigadora y periodista norteamericana apunta varios ejemplos en los que los cambios de las últimas décadas han hecho que las historias de triángulos amorosos, muy comunes en los folletines, estén aderezadas por las transformaciones en los roles femeninos, las diversas opciones sexuales, incluso el narcotráfico. Avenida Brasil, un suceso en el país sureño, fue la muestra telenovelesca de la asunción de planos sociales superiores de estratos clasistas mejorados en su situación económica por los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff.

No hay que ir a Brasil. La cara oculta de la luna, transmitida en Cuba, trató de la trasmisión del SIDA, incluso en una adolescente, con un derroche de polémicas que abarcó toda la sociedad. En la actualidad Entrega, con ese maestro que se sale del carril ortodoxo para impartir unas clases atractivas de Historia para los estudiantes, la venta de exámenes, existencia de funcionarios corruptos y otras subtramas desprendidas de la realidad, es una muestra que ese género no está casado necesariamente con lo banal.

Acerca de los diseños de producción hubo un rico intercambio entre Alfredo Calderón, director de la Casa Productora de Telenovelas y los asistentes al taller. Existen buenas noticias: Hay telenovelas listas para transmitir, teleteatros, cuentos y teleplay en plan con el presupuesto, y lo que creo que es una buena nueva; programas para adolescentes y niños.

Resultó interesante en los días de taller en la UNEAC, el respeto hacia el comportamiento de los públicos, según lo expuesto por especialistas del Centro de Investigaciones Sociales. Pero como dije recientemente: “Sé que el Centro de investigaciones sociales, del ICRT, CIS, tiene esa tarea. ¿Es suficiente? ¿Se sabe por edad, opción sexual, género, qué espera la población de las obras audiovisuales y radiofónicas que se realizan?”.

En el libro Revolución, socialismo, periodismo de Julio García Luis (lo debe leer cualquier persona que desee comunicarse) se razona: “Tener un sistema de retroalimentación de la población mucho más eficiente, rápido y completo. Sabemos muy poco, lo que tenemos hoy es realmente primitivo. Un sistema de comunicación no puede estar subordinado al mismo que puede ser criticado”.

Ese volumen se imprimió en el 2013 pero responde a una acuciosa investigación para el doctorado que realizo Julio durante varios lustros.

Si con todos los productos audiovisuales es necesario el estudio de los públicos, estos análisis resultan imprescindibles –aunque no se hagan con todos los recursos– en las telenovelas y los seriados. Es la única forma de no equivocar el tiro. Si con La otra cara de la luna subieron la cantidad de personas que se hicieron el estudio del VIH, con Entrega el maestro, el buen maestro, es objeto de admiración y reconocimiento por la mayoría de la población, es que en no pocas oportunidades, la ficción tiene más fuerza que un mensaje transmitido en otro género.

(Tomado del Portal de la Televisión Cubana)