Universidad de La Habana: Memorias y meditaciones

Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

En ocasión del 291 cumpleaños de nuestra Universidad de La Habana, nuestra UH, comparto con los cubadebatientes algunas memorias y meditaciones, que podrían convertirse en algunas modestas páginas del gran libro, inacabado e inacabable que siempre le deberemos al Alma Máter fundacional. Recordaré a rectores, a presidentes de la FEU, a profesores y a estudiantes que marcaron para bien nuestras vidas. Compartiré algunas meditaciones que nacen de convicciones para hoy y para mañana.

Insisto en que no se trata de una investigación histórica, y mucho menos una pretensión de abracar más de los que se puede escribir en no más de 5000 palabras organizadas en dos partes. Me centraré en mi etapa estudiantil que va desde 1966 hasta 1973, tiempos en que la UH abarcaba a todas las facultades universitarias, y compartía el quehacer nacional universitario con otras dos universidades insignes, la Universidad Central de Las Villas y la Universidad de Oriente, así como con el naciente Centro Universitario de Camagüey, hoy ya  también unadestacada universidad.

La UH es la madre originaria que nutrió y sigue nutriendo a decenas de hijos y millones de nietos, en el entendido que los hijos son otras universidades que se hicieron con vida propia y otras que nacieron bajo su influencia directa o indirecta; y que los nietos son los más de un millón de estudiantes que andan por Cuba y el resto del mundo.

Hijos que en muchos casos la han igualado o incluso superado en determinados caminos y metas del conocimiento científico. Las madres genuinas no sienten celo por el hijo que la supera, sienten alegría, agradecimiento y orgullo  al comprobar que la prolongación fecunda brilla con luz propia.

Escogí el número cuatro pues además de tener aplicación en lo que escribí, representa en la década Pitagórica a la Ley universal e inexorable. Símbolo de la justicia y la retribución (4=2+2=2•2). Primer número con naturaleza de sólido: cuatro puntos determinan un tetraedro con tres dimensiones.

Así que estaré recordando a cuatro dirigentes indispensables, cuatro expresidentes de la FEU, cuatro profesores y cuatro estudiantes. No se trata de una semblanza, es más bien lo que guardo intacto en mi memoria sobre ellos. Casi todos ya fallecidos, es cierto que es diferente hablar de los que ya no están que de los que siguen vivos, pensando y haciendo. En algunos casos contaré alguna anécdota que pueda ser motivadora.

Comienzo con Fidel en el primer grupo. En aquella etapa Fidel sembró en la UH un frondoso árbol de retos y concepciones revolucionarias. La universalización de la universidad fue el mayor de todos. Tuve la dicha de participar en reuniones presididas por él, en que se debatía sobre el papel de la universidad dentro y fueras de sus muros sagrados y venerados. También en conversaciones privadas en que nos preguntó, nos alertó, nos comprometió y sobre todo nos escuchó. Algunas anécdotas mías han sido publicadas y no voy a repetirlas. En este caso haré una inédita que demuestra su lado íntimo. En una reunión en el local de las pancartas de la Escuela de Derecho,  para debatir la marcha del proceso de universalización; durante un receso se repartieron lindas y jugosas naranjas de una de las estaciones experimentales de la UH. Fidel me reta para ver quién pelaba más rápido la naranja, me alerta y luego lanza una bastante grande que logré recibir como si fuera un Andrés Telemaco. Le pregunto con qué la íbamos a pelar y me dijo con las manos. Con espíritu deportivo comencé a quitarle pedacitos a la robusta corteza, y cuando tenía un poco más de la cuarta parte pelada, compruebo que el Comandante ya había terminado. Con cierto desenfado le pregunto cómo lo había logrado, a lo que me respondió que el entrenamiento me lo daba después, que por el momento me conformara con su solidaridad y me dijo que le lanzara la mía y él me lanzaría la suya, no fuera a ser que se acabara el receso y yo me quedara sin probar la naranja.

Continúo con el rector José M. Miyar, “Chomi”, un rector fuera de serie, intérprete y ejecutor brillante de las ideas de Fidel a las que supo incorporarle su intelecto, pero como siempre omitió su dosis de paternidad. De Chomi puedo estar escribiendo un montón de cuartillas, fui dirigente del Buró Universitario  UJC_FEU(68-70) y  presidente de la FEU (71-72) y por razones obvias compartimos importantes batallas por el futuro de la UH.

Chomi, ora con su traje de médico rural caminando y conversando con estudiantes y profesores, ora espantando las palomas que ensuciaban el alto techo del vestíbulo del rectorado, ora con traje de gala en el Aula Magna para hacer un enjundioso discurso o presidir una ceremonia solemne. Ora llegando o saliendo de la colina lo mismo en un jeep soviético o en uno de los pocos autos Alfa Romeo existentes en Cuba. La anécdota de Chomi sería un poco larga para que se disfrute a plenitud, por tanto voy a describirla a modo de titulares. Otro estudiante que también regresaba de Santiago de Cuba conmigo para incorporarnos a una movilización inédita de fin de año en la agricultura, llegamos tarde y ya los estudiantes de la entonces Facultad de Ciencias habían partido para el lejano Guanes de Pinar del Río. Nos presentamos en la rectoría para que nos ayudaran a llegar hasta allá. La respuesta que nos dieron del rector fue que en unas horas saldría un camión para Güines y que nos incorporáramos con los estudiantes que allí estaban. Rogelio Espinosa y yo nos sentimos defraudados por esa insensible respuesta; nosotros queríamos compartir con nuestros compañeros de Facultad. Nos quedamos un rato pensando qué hacer, porque nuestra meta era partir para Guanes. Ya a punto de retirarnos, se nos acerca un negro alto y flaco y nos pregunta si éramos los muchachos que íbamos para Guanes, y al responderle que sí nos dice, espérenme aquí, que voy por el Jeep que el rector autorizó para llevarlos al campamento en el que están sus compañeros. Luego en una visita de Chomi al campamento nos buscó, y luego de recibir sendos abrazos, nos dijo: ¿ustedes creyeron que yo los iba a dejar abandonados, después que renunciaron a estar en las fiestas de fin de año con su familia santiaguera para cumplir con el llamado de la UJC Nacional y la UH? Ese episodio marcó el inicio de mis relaciones con ese rector fuera de serie. Por cierto desde aquí hago un llamado para que las autoridades universitarias actuales busquen y conserven la extraordinaria historia documentada sobre la UH, que Chomi atesora en su oficina en el Consejo de Estado. Sé que la querida doctora Miriam Nicado lo hará.

Sigo con el destacado dirigente, Armando Méndez Vila, entonces secretario organizador del Buró Universitario del PCC. Méndez Vila era el alma del Partido en la UH y un preclaro pensador y educador político. Para los dirigentes y militantes de la UJC y de la FEU, fue un compañero muy valioso, nos enseñó a razonar, a ir a las esencias de las cosas, a cultivar el pensar con cabeza propia y tener la ejemplaridad como principal pivote del quehacer en el trabajo con los estudiantes.

Termino este primer grupo de los cuatro con Julio César Castro-Palomino, primer y único Presidente de la UJC-FEU de la UH. Palomino, estudiante de Química, brillante en sus estudios y también en el arte y ciencia que constituye la dirección de  y con seres humanos. Palomino fue miembro del Comité Universitario del PCC de la UH, fue un profundo pensador y ejemplo en las luchas revolucionarias desde Playa Girón cuando era casi un niño todavía. Palomino fue maestro de nuestra generación estudiantil; lamentablemente fallecido en un accidente de tránsito cuando se desempeñaba como inversionista principal de la Central Electronuclear de Juaraguá en Cienfuegos.

En el grupo de los presidentes de la FEU-UH, me referiré a cuatro en el que uno se repite del grupo anterior.

Comienzo por José Rebellón. Cuando inicié mis estudios él ya estaba en funciones fuera de la UH, pero su huella en ella era indeleble. Su brillante trayectoria como presidente de la FEU, sus relaciones con Fidel que casi todas las noches compartía con los estudiantes de la UH, y daba instrucciones a Rebellón no solo sobre la vidauniversitaria. La titánica faena de Rebellón en la fundación y desarrollo del plan de becas de la UH. La historia de la UH en aquellos años no se puede hacer sin hacer la historia de ese carismático y valiente capitán del Ejército Rebelde.

El siguiente presidente, Jaime Crombet, fue el continuador de Rebellón, lo fue por poco tiempo, ya que pronto fue promovido a dirigente de la UJC en La Habana y luego al Comité Nacional como Primer Secretario. Cuando asumí la presidencia de la FEU-UH, me estudié los boletines universitarios en que aparecían varios discursos o artículos políticos de Jaime. Me marcaron para siempre algunos preceptos y ejemplos que ahora citaré. Las puertas de la FEU siempre estarán abiertas para cualquier estudiante que quiera o necesite dialogar, discrepar, proponer para que la organización sea la de todos los estudiantes. Una pregunta movilizadora de un artículo escrito por él fue la siguiente: ¿Falta de orientación, o falta de iniciativa? Siempre estímulo a que se desatara la indispensable iniciativa estudiantil.

El tercero fue Juan Vela Valdés, presidente por sustitución del estudiante de ingeniería electo Enrique Velazco que no continuó en el cargo. Vela había protagonizado una apretada batalla en las elecciones presidenciales de la FEU. Recuerdo aquella asamblea multitudinaria en el Coliseo de la Ciudad Deportiva en que estaban como candidatos Velazco y Vela, yo estuve allí como estudiante de primer año de la Escuela de Matemática. Hubo un hecho singular y hasta cierto punto de vista peligroso. En un momento álgido de la asamblea, los estudiantes de la Facultad de Medicinay Estomatología, como muestra de apoyo a su candidato prendieron periódicos enrollados, para simular una Vela. Luego de andar por otras universidades nacientes, Vela se convirtió en un querido rector de la UH y también Ministro de Educación Superior. Para dicha mía Vela es mi amigo y compañero en el modesto intento de contribuir a que las actuales generaciones estudiantiles y de la FEU conozcan la historia de su organización pronto centenaria.

El cuarto es Julio César Castro Palomino del que ya hablé. Si lo desean pueden leer un artículo que me publicaron aquí en Cubadebate el 21 de junio de 2016 con el siguiente título: “En el mismo banco, pero ahora solo y 45 años después”.

Pasemos al tercer grupo, al de los profesores.

Comienzo por Roberto Peña, nuestro profesor de Álgebra Superior, hombre de hablar pausado, estudioso de la Astronomía, respetuosamente amante de la belleza femenina. Peña fue una de las autoridades universitarias destacadas en los convulsos primeros años de la UH, en que se fundaron las Milicias universitarias. Amigo de sus alumnos, Peña fui mi gran amigo y confidente en los avatares de mi juventud.

Sigo con el mejor profesor e matemática que he tenido en toda mi vida: Raimundo Reguera, primero de Geometría Analítica en primer año y luego de Variables Complejas en años superiores. Reguera era un artista de la didáctica y de la pedagogía. Causaba pena borrar una pizarra escrita por Reguera, era una obra de arte y erudición. Yo conservo las libretas de sus clases de Geometría. Persona exigente y afable, con él tuve la dicha de varios años después compartir en el Equipo Nacional de preparación de los estudiantes para las olimpiadas de matemática, en los predios de la Escuela Vocacional Lenin, en la que yo fungía como profesor.

Viene ahora un profesor que también fue nuestro director de escuela, me refiero al Celiar Silva, uruguayo de nacimiento y cubano por adopción. Celiar nos enseñó la importancia del rigor matemático, sus amenas y cultas clases eran un regalo para todos. Su hablar, típico de su país y su amplio léxico nos estimulaba a indagar, a cuestionar, a aprender. Hay una deliciosa anécdota de lo sucedido con nuestro Celiar Silva, durante  una fría madrugada en una de las movilizaciones agrícolas llamadas tres x uno, que tal vez en otro momento haga.

Llega el cuarto, que para posible sorpresa no es de la Escuela de Matemática, me refiero al médico Fernández Larrea, destacado urólogo y miembro de la Comisión de Becas de la UH, en la que estuve por más de un año en representación de la UJC-FEU. Las intervenciones y propuestas del profesor Larrea eran contundentes, convincentes, siempre fue un aliado de los estudiantes, sabiendo combinar una exigencia dura con una labor de convencimiento admirable. Actualmente no sé qué ha sido de ese admirado profesor.

Vamos para el cuarto y último grupo de los cuatro, el de los estudiantes, dos de ellos no se destacaron necesariamente como dirigentes de instancias superiores ni de la UJC ni de la FEU.

Comienzo por mi compañero de aula y también de dormitorio en la Beca de 12 y Malecón, Antonio Mesa Enríquez. Tony era un estudiante con una inteligencia superior y una modestia imperturbable. También compartimos como alumnos ayudante de Análisis Matemático, dándoles clases prácticas a los estudiantes de años inferiores. Tony que además tenía una manera muy peculiar de observar y valorar el comportamiento humano, me ayudó mucho en mi labor como dirigente estudiantil y también en el estudio de las asignaturas más complicadas. Muchas veces cuando yo regresaba ya al filo de la media noche a la beca, Tony me estaba esperando para estudiar conmigo y así evitar que las tareas de la FEU me llevaran a ponchar alguna asignatura. Éramos rivales en la pelota, él industrialista y yo de los mineros o los orientales. Tony fue un destacado profesor, educador y científico. Merece ser recordado.

Sigo con un estudiante ejemplo para nuestra generación, un revolucionario de los pies a la cabeza, destacado dirigente de Escuela, Facultad y Universidad. Me refiero a Oscar Luis Caballero. De extracción muy humilde, con un espíritu de sacrificio descomunal, lector de buenos libros y estudioso del Marxismo Leninismo;muy exigente empezando por la auto exigencia. Compartimos muchas tareas en la querida UH, pero yo considero que la más significativa fue el recorrido por varias semanas por las montañas orientales para controlar y ayudar en el trabajo de la UJC-FEU de la Escuela de Geografía que en pleno se encontraba por allá en labor de investigación-docencia y práctica pre-profesional. Mucho hablamos e intercambiamos sobre la vida y la obra del Che Guevara, que ya había sido asesinado en Bolivia. Oscar Luis fue un Guevarista y Fidelista consecuente.

Viene ahora una excepción, un estudiante africano que se ganó el cariño de estudiantes y profesores, su nombre Samuel Semuanga, su nacionalidad Ugandés. Un negro afable, fornido, deportista, estudioso, solidario. Estaba también becado en 12 y Malecón, ejemplo de disciplina. Él nos ayudó a entender el mundo africano, fiel a su país y a sus hermanos del gran continente sufrido y explotado.

Termino el cuarto grupo con una digna representación femenina; bella joven, inteligente, locuaz, me refiero a la estudiante de arquitectura Georgette Álvarez Marante. Georgette fue electa Estrella de la FEU de su facultad y luego de la UH con vista al carnaval habanero en que se elegiríala Reina o Estrella del carnaval y sus luceros. Fue una elección polémica, ella era una joven bella con una sonrisa magnética  y una conversación cautivadora; aunque otras la superaban en la arquitectura corporal. Georgette resultó Estrella del Carnaval de La Habana, si mi memoria no falla en 1971. Las elecciones de la estrella de la FEU durante muchos años fueron movilizadoras del estudiantado, en que muchas jóvenes daban el paso al frente movidas más por su compromiso estudiantil que por su afán de competir en un certamen de belleza, en que también contaba la belleza interior de cada candidata.

Estando en un Pleno de la FEU en marzo de 1972, Georgette, no llegaba, ella era dirigente de la FEU en su Escuela, en la CUJAE. Al poco rato nos llegó la triste noticia, que había muerto atropellada por un camión en la esquina de las calles 100 y 51 de Marianao. Tuve la amarga misión de pronunciar las palabras de despedida en su entierro en el Cementerio de Colón.

Hasta aquí un resumen de memorias que no quisiera que se interpreten como intento de protagonismo personal, prefiero que se tomen como testimonios sinceros y apegados a la verdad histórica.

Como ya voy llegando al límite de la cantidad de palabras de esta primera parte, paso a mencionar lo que aparecerá en la segunda parte y final de esta contribución.

Lo esencial estará centrado en las meditaciones sobre la UH de hoy como continuadora de la que nació un 5 de enero de 1728.

Compartiré mis opiniones sobre la sucesión de rectores de la UH, tema que siempre levanta debate entre profesores y estudiantes.

Compartiré igualmente mis criterios, vivencias y sugerencias sobre los presidentes de la FEU de la UH, desde 1959 hasta la actualidad. De hecho desde hace unas semanas, Carlos Manuel Pérez, presidente de la FEU-UH en los años finales del pasado siglo, hoy vicerrector de la UH; y yo nos hemos propuesto completar una lista documentada con los casi cincuenta estudiantes que ocuparon tan honroso cargo en estos 60 años de revolución triunfante.