Nueva estructura: ¿Mejor béisbol cubano?

Foto: Archivo.

Casi a punto de concluir la segunda fase de la actual temporada, la expectativa por el cuarto puesto a la postemporada crece con los repuntes de Industriales y Holguín; sin embargo, un tema sigue perenne entre aficionados, cual pulso pendiente también para las autoridades beisboleras del país. ¿Habrá cambios de estructura para la siguiente campaña? ¿Cuál propuesta reúne la mayor aceptación entre peloteros, directores, aficionados y prensa especializada?

Luego de 13 fórmulas en 58 ediciones —quizás demasiadas, pero muchas ajustadas al contexto histórico en que nacieron—, con variaciones de equipos (desde los cuatro iniciales hasta el tope de 17), diferente cantidad de partidos (de 27 hasta 99), entrada de play off (1986) y la aparición de los refuerzos (en la 52 versión), parece necesario, una vez más, aplicar una fórmula ajustada al presente y que dure como mínimo una década.

Decenas de ideas han florecido en los dos últimos años, ya sean verbales o por correos electrónicos, como para recordarnos que cada cubano tiene un mánager o directivo de pelota por dentro. Puntos comunes entre ellas han sido: más de 45 partidos, no renunciar a los play off, una liga superior en cuanto a concentración de calidad y la posibilidad de ver en algún momento a los peloteros contratados en diferentes ligas en nuestros estadios.

Lejos de lo que pueda estar cocinado ya por la Comisión Nacional de la disciplina, la propuesta que defiendo no la concibo a 90 juegos ni en dos zonas geográficas (Occidente y Oriente), aunque reconozca que ha sido el sistema más estable y exitoso. Sin embargo, dejó experiencias claras de que faltando unos 20 desafíos se perdía interés con los conjuntos más rezagados, así como lo veleidoso e injusto de poner cotas para el este u oeste.

En concreto, aspiro a una serie nacional de 16 conjuntos, que jueguen 75 juegos, todos contra todos, con la clasificación de los cuatro punteros para la postemporada, que sería de siete a ganar cuatro en semifinal y final. Su fecha de celebración estaría entre finales de marzo y junio, lo cual no interfiere con la asistencia a juegos múltiples, que siempre se realizan entre julio y agosto.

Para esos dos meses y septiembre reacomodaría la imprescindible serie Sub-23, pues mientras mayor cantidad de peloteros desarrollemos en todas las categorías, más robusto será nuestro deporte nacional, vapuleado hoy por la emigración temprana de los talentos, lo que debe mantenerse y quizás acentuarse a corto plazo.

El campeón de la Serie Nacional pudiera recibir como premio representarnos en el torneo de Rotterdam, Holanda, u otro que se gestione en Canadá o México, por solo citar dos variantes.

Un detalle importante es que antes de los play off para elegir el monarca de casa, se efectuarían los partidos de comodín, para definir el quinto y sexto lugares, pues ellos tendrán, junto a los cuatro primeros, los boletos directos a la Liga Cubana de Béisbol (LCB), una justa nueva, similar a las otroras Selectivas, para la que sí se escogerían siete refuerzos antes del primer lanzamiento, en tanto se preservaría la identidad de las provincias.

Este naciente torneo, de octubre a enero, comenzaría con el Juego de las Estrellas en la provincia ganadora de la Serie Nacional. Su cronograma se ajustaría a 45 pleitos (es decir, nueve contra cada rival) con play off para definir el cetro. Un aspecto clave estaría en que la remuneración de los protagonistas (peloteros, entrenadores y árbitros) sería mayor a la contienda anterior y el premio más cotizado es la asistencia del titular a la Serie del Caribe en febrero.

Unas últimas consideraciones para abrir el debate. Como máximo, un jugador sumaría entre 120 y 148 encuentros en el año de ser regular en los dos eventos. En la LCB se insertarían todos los contratados en Canadá, Italia, Japón, y en el futuro quizás hasta los cubanos que autoricen los dueños de equipos en la Major League Baseball. Por supuesto, es perfectible lo planteado, aunque permito parafrasear al poeta: se acerca a lo que simplemente soñamos la mayoría.  Anímese ahora a opinar.

(Tomado de Trabajadores)