Forsberg en la ida ante Italia. Foto: @Bundesliga_EN.
Habrá un día en que Forsberg desaparecerá para siempre. Como desaparecemos todos: creyendo que, de alguna manera, nunca huiríamos hacia ningún lugar. De eso, a veces, se trata marcharse: de simular, sin quererla, la fuga.
Contra Italia, Forsberg parece perfecto. Sabe apartarse de la pelota. Hay momentos en que Candreva no lo advierte. Candreva casi siempre está lejos. Nunca sabremos por qué un volante por derecha, con el seis en la espalda, siempre está lejos. Cerca de la izquierda, en el territorio entre Candreva, Parolo y Barzagli, Forsberg encuentra el sosiego total. Las líneas de Italia solo se juntan en ocasiones por el centro. A Forsberg le interesa el centro casi únicamente cuando conduce algún contragolpe y, en esos instantes, las líneas son solo hombres corriendo en sentido contrario; hombres, generalmente, con algún tipo de ansiedad.
Cuesta entender los movimientos de Berg y Toivonen, decididos al remate brusco, a los segundos balones. En el primer tiempo, Toivonen lo intenta. En el segundo, finaliza una contra con un toque gentil. Lo de Toivonen es sobrellevar. O acomodársela a Berg. Lo de Berg es el decoro: conseguir algún grado de pundonor con un golpeo, y nada más.
El gol solo acabó siendo un síntoma ramplón, algún gesto pedestre; una escena en la que Forsberg solo desapareció honorablemente, como el Ambrose Bierce de Carlos Fuentes: "quiero ser un cadáver bien parecido, no tolero cortarme cuando me afeito, tengo horror de que un perro rabioso me muerda y luego morir desfigurado".
Vea un compendio de la actuación del sueco ante los italianos:
Resultados del repechaje
Irlanda del Norte 0-1 Suiza
Suiza 0-0 Irlanda del Norte (Clasifica Suiza)
Croacia 4-1 Grecia
Grecia 0-0 Croacia (Clasifica Croacia)
Suecia 1-0 Italia
Dinamarca 0-0 Irlanda
Nueva Zelanda 0-0 Perú
Honduras 0-0 Australia
Marruecos y Túnez también aseguraron su boleto a Rusia