Goles son amores: Novelas negras

Neymar. Foto tomada de Diez.

I

Hace cuatro meses, Neymar había decidido hacer pública una depresión severa. Llamémosle melancolía. “Cuando uno sale a hablar alguna cosa, la pueden interpretar por el lado equivocado, no de la manera en que uno quiere o piensa. Eso te acaba poniendo triste”.

Neymar comenzó a hablar menos. Tuvo un lapsus y se perdió El Clásico en el Bernabéu. Por aplaudir. O por hablar, en el menor de los casos. El Barcelona reclamó pero, al parecer, el jugador había hablado o aplaudido demasiado.

Hace cuatro meses, en la misma entrevista (párrafos antes o después), el Neymar melancólico se había convertido en el adulto que, con 40 años, se sienta con sus hijos en el sofá a hacer zapping por viejos videos con imágenes de colección y alguna canción de fondo. Luce otro peinado. No tiene barbas. No tiene tampoco –imaginemos- carné de entrenador. No vive en Barcelona, ni gusta del 4-3-3. Le comenta a sus hijos, como hace cuatro meses a un periodista: “pasé por la fase de discutir en ocasiones inoportunas, recibí tarjetas, acabé perjudicando a mis compañeros y a mí mismo (…) dejo las provocaciones de lado y solo me preocupo por lo que ocurre en el campo”.

Quizás por eso, después del final de la última temporada, haya decidido callar e irse de vacaciones. En medio de todo esto, comienza la novela negra. El Barcelona intenta cerrar el fichaje de Marco Verratti. El PSG no cede. El italiano despide a su agente. Contrata a Mino Raiola (representante, entre otros, de Ibrahimovic, Pogba, Donnarumma). Según algunos medios, Verratti se deshizo de Donato Di Campi, por unas declaraciones públicas donde éste afirmaba que el mediocentro era “preso del emir”. Raiola no tiene buenas relaciones con la cúpula del Barça desde los tiempos en que Zlatan pasó por ahí. Raiola, además, pide demasiado dinero para su bolsillo cada vez que negocia por uno de sus jugadores. Salvo algún milagro, Marco seguirá en París. Aparece entonces el portal brasileño Esporte Interativo, un canal de TV que transmite generalmente fútbol y que televisaba, incluso, hasta hace algún tiempo, partidos de la primera división de la India y de la NASL (equivalente a la segunda categoría norteamericana) y dice que el PSG anunciará pronto el traspaso del delantero nacido en São Paulo; que el club pagará los 222 millones de la cláusula de rescisión; hablan de un proyecto nuevo (todos los veranos, desde hace más de cinco años, el PSG tiene un proyecto nuevo) y de la figura de ese futuro equipo; hablan de la presencia de Dani Alves ya en la capital francesa, como elemento persuasivo (Alves ha llegado a París para volverse seductor, quizás eso figure dentro de su contrato); hablan de dejar atrás la sombra de un Messi al que todavía le quedan años de buen fútbol.

En Francia, los medios, como es lógico, ceden. Algunos insisten en no revivir lo del año anterior cuando, de acuerdo a varias publicaciones, el padre de Neymar (también su representante), utilizó un posible interés de la entidad parisina para mejorar el salario de su hijo.

Parece leer la situación de manera ‘extramediática’, el oscuro expresidente del Barça, Joan Gaspart, quien dijo hace pocos días a través Radio Catalunya: “el PSG hace esto como represalia al intento de fichar a Verratti”. Robert Fernández, secretario técnico del club, ha hablado en otros términos: “nuestra obligación es la de controlar el mercado (…) En todo caso, no es nuestra intención perder buenos jugadores para traer a Verratti”.

Muchos medios siguen insistiendo en que Neymar no está a gusto; en que propuso los fichajes de Coutinho y Paulinho y ninguno ha llegado a término; cobraría el doble y que, entre Mbappé y Dybala estaría su sustituto.

El pasado 10 de julio, le preguntan acerca de su futuro y el brasileño comentó que nadie sabe lo que pueda suceder al otro día. “¿El United? todo podría pasar”. Dos semanas más tarde ya no se habla del interés del Manchester. Suele suceder. A veces Mou y su gente se concentran en otras cosas; por ejemplo, en negar la posible incorporación de Cristiano Ronaldo: “no había razones para pensar que quisiera marcharse y no soy defensor de que un club pierda el tiempo con misiones imposibles”.

Finalmente, puede que todo se reduzca a que, por ejemplo, Esporte Interativo tenga infinidad de horas de programación por llenar, a la espera de que, en octubre, comience la Superliga India.

II

Diego Costa. Foto: Getty Images.

Antonio Conte le ha comunicado a Diego Costa que no lo tendrá en cuenta. Lo ha dejado fuera de la gira de pretemporada. Han fichado a Morata. Se dice que el brasileño está cerca de regresar al Atlético.

Hay, en Costa, una dualidad extraña. A veces, parece apacible, sobre todo, cuando inicia sesión en Instagram, coloca un video y le responde a Fàbregas en un comentario: “dale un abrazo a Conte”.

Pocas veces se ha sido tan serio como Simon Burnton, periodista de The Guardian, cuando intentó reseñar esta otra novela negra: “una historia que empieza con Costa mandando un intermediario para que te dé un abrazo podría acabar con tu cuerpo en el río Hudson”.