Mi viaje al futuro de Cuba

Que nadie se  llame a engaño. Acabo de regresar  de Cuba y soy testigo solidario  de lo que es una nación  en luto por la muerte de quien  fuera en  vida   alma  y guía de una Revolución,   que de la isla cruzó los mares para fecundar rebeldía  en la conciencia de todo el continente americano y más allá en todo rincón lejano y oprimido del planeta.

La muerte  de Fidel  no cambiará  el destino de Cuba – ya libre  de todo poder  extraño- haciendo  realidad  el sueño martiano de una patria  soberana cuyos hijos sabrán defenderla como suya.

Murió Fidel  y ahora nace  la  leyenda. Fue  Julio Antonio Mella, otro precursor  de la Cuba rebelde el que dijo: “Hasta después de muertos somos útiles, porque servimos de bandera”.

Yo sentí  allá en la  Cuba  profunda  el  dolor  de un  pueblo herido, gritar  con  clamor  de alma entristecida :  “Yo  soy Fidel”, “Yo soy Fidel”, “Yo soy Fidel”.  Era la voz enardecida del rostro fresco combatiente de la Joven Cuba, en respuesta a los que odian y maldicen antes de entrar esos  miserables  en el  basurero de la  historia.

Yo estuve allí en la  Cuba de mis  sueños. Fue  mi viaje  al  futuro. Repito: Que nadie se llame  a  engaño.