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Seudónimos, ofensas, el ejercicio del pensamiento propio y las redes sociales

Amaury Pérez interviene en el taller, como autor y forista de Cubadebate. Al fondo, los panelistas.

Amaury Pérez interviene en el taller, como autor y forista de Cubadebate. Al fondo, los panelistas.

El pasado viernes 20 de mayo, en el Hotel Habana Libre realizamos un encuentro para intercambiar opiniones, experiencias y proyecciones sobre el ejercicio del debate en las redes sociales en Internet; aprovechando el admirable trabajo de Cubadebate, tanto en la modalidad de los foros de debate institucionales como en la de opinión de autores. Causalmente Amaury Pérez Vidal fue uno de los invitados por su destacada participación en estos escenarios digitales. Yo pensaba escribir dentro de unos días algo sobre el tema del título, pero decidí adelantarlo por las razones que más adelante descubrirán.

En el citado encuentro tuve el honor de moderar un panel de lujo. Tres doctores en Ciencia; Rosa Miriam Elizalde, editora de Cubadebate; Glauco Guillén, directos de LACETEL y destacado participante de foros de debate institucionales; y Luis A. Montero, presidente del Consejo Científico de la Universidad de La Habana y de la Sociedad cubana de Química, y destacado articulistas sobre temas científicos.

Como invitados especiales estuvieron Amaury Pérez como autor y forista destacado, y Carlos Gutiérrez como forista destacado.

En mis palabras introductorias, además de caracterizar la valía profesional y científica de los panelistas, afirmé que pretendíamos contribuir a “desendemonizar” a Internet, a que se comprendiera que es muchísimo más lo que podemos beneficiarnos de ella que de lo que nos puede dañar. Declaré mi admiración y reconocimiento por lo que ha hecho y sigue haciendo Cubadebate, con un reducido número de personas bajo el liderazgo de Randy y de Rosa Miriam. Fue un encuentro provechoso para quienes disfrutamos y aprendemos navegando por las aguas casi siempre turbulentas de las redes de computadoras, en que emerge desde lo más bueno hasta lo más malo de cada uno de nosotros; lo culto y lo inculto, el conocimiento y la ignorancia, la humildad y la arrogancia, el humor y la ironía, la creatividad y el creaticidio, entre muchos otros pares que podíamos citar. Reiteramos que nuestro objetivo era pensar y debatir sobre la concepción y tecnología del debate y no de contenidos específicos, aunque está claro que sin buenos contenidos es poco probable que se logren buenos resultados en un debate.

El Lic. Carlos Gutiérrez, trabajador de ETECSA y activo forista en Cubadebate, con comentarios agudos. Nos confesó que no se consideraba un internauta destacado y realizó importantes preguntas que ayudan a mejorar el trabajo. Amaury Pérez, a quien califiqué de artista e intelectual cubano polifacético, para decirlo en lenguaje matemático: artista y pensador 3600 en R3, realizó una brillante intervención sobre sus experiencias de muchos años en Cubadebate, evidenciando lo mucho que le aportaban los foristas, y defendiendo la necesidad de continuar impulsando el debate en las redes sociales en Internet, que tiene sus códigos y sus prácticas enriquecedoras, para los seres humanos que desean ser mejores personas. Amaury hizo muy buenas reflexiones sobre los seudónimos y la libre expresión de los foristas.

Retomo otro breve fragmento de mi intervención inicial para pasar a otros aspectos medulares del artículo.

Hemos perdido en los últimos 20 años, como civilización, el oficio del pensar, de ejercitar el criterio propio, y su recuperación no será automática. Las Redes Sociales son peligrosas para los que aprenden si pensar y mucho más peligrosas para los que piensan sin aprender. Recordemos que Umberto Eco afirmó que este tipo de redes sociales era una especie de legión de tontos.

Los participantes.

Los participantes.

El debate originado por el autor de una opinión en Cubadebate, es algo enrevesado. Hay foristas que se esconden en seudónimos de todo tipo, desde los auto calificativos (La fusta, cubano de a pié; el loco, hasta los incomprensibles o sumamente metafóricos: yo, bien, gracias). Se publican comentarios ofensivos, casi seguro que por algún descuido de edición. Hay autores que casi nunca participan en el debate, aunque a veces no haya mejor respuesta que el silencio ante un comentario ofensivo o fuera de foco.

Hasta aquí una pálida sinopsis de lo sucedido en el encuentro organizado por GECYT. Les aseguro que el debate fue culto y enriquecedor.

Entremos en materia más directa de lo que anuncia el título de mi artículo, y del que fue detonante lo sucedido con la crónica del sábado 21 del querido Amaury Pérez Vidal. Considero muy oportuno el comentario del Editor de Cubadebate.

El ejercicio del pensamiento y la comunicación interpersonal es algo consustancial al ser humano. La comunicación interpersonal ha cambiado en su concepción inicial: un emisor, un mensaje, un canal y un receptor. El receptor deja de ser un ente pasivo que recibe una información para simplemente obedecer; el receptor se convierte de facto en emisor, bien para responderle a uno o para responder a muchos. En dependencia del mensaje emitido y sus circunstancias se derivan diversas opiniones y comportamientos. Pero lo que no debía ocurrir es responder sin haber escuchado e interpretado lo más correctamente posible el mensaje recibido.

Nuestra sociedad está urgida de la participación consciente y consecuente de todos, por tanto debemos facilitar el dialogo, la libre expresión, la sinceridad. A ello nos ha convocado el presidente Raúl Castro.

Mientras más complejo es el asunto a debatir, mayor ha de ser la pluralidad de opiniones, que debía ser seguida por una acción unida, integradora y funcional.

La inmensa mayoría de los espacios en las redes de computadoras, tienen establecidas políticas para participar en los debates, intentando minimizar la censura por contenido adverso a la orientación política e ideológica de los patrocinadores o responsables. Es casi una ley la de evitar comentarios ofensivos, denigrantes para terceros, que se aparten de los valores éticos y morales compartidos. Es cierto que es una alta responsabilidad para una o varias personas decidir qué se publica y qué no. Recuerdo haber leído muchos comentarios comenzando como en el “cuento del gato”, afirmando que seguramente no le publicarán. Hay quienes solo les interesan soltar una opinión y no leen ni analizan los comentarios publicados con anterioridad. No son cubadebatientes consistentes.

El Panel, de izquierda a derecha: Montero, Glauco, Rosa Miriam y Néstor.

El Panel, de izquierda a derecha: Montero, Glauco, Rosa Miriam y Néstor.

El caso de los seudónimo daría para un curso de postgrado del profesor Calviño. Conozco de casos que lo hacen porque no quieren ser víctimas de francotiradores conocidos, pero sus opiniones son respetuosas y demuestran dominio del tema a debate. Esos no son dañinas. Otros foristas cambian constantemente su identificación, poniéndole una nota de ironía o de intención a lo que van a decir a continuación. Tampoco son dañinas si mantienen el respeto y la consistencia cognitiva. Se podría decir que como cada persona es un mundo, cada cual puede sentirse realizado con el mote que tiene o que siempre quiso tener y ahora pude hacerlo público.

Para mí lo esencial está en que se escriba con respeto, enfocado lo más posible al tema en debate, y que sepan que no pueden actuar con impunidad, ya que el editor conoce la dirección electrónica, el llamado ip, una suerte de carnet de identidad en Internet, y que no constituye violación de la privacidad darlo a conocer al que se considere ofendido, o que considere de interés para intercambiar bilateralmente. También puede producirse la promiscuidad de los ip, es decir que el propietario lo comparta con amigos o etcétera. Algo grave podría ser si un forista “toma prestada” la identidad de otra persona, y por alguna falla tecnológica no se contrasta con la dirección electrónica reconocida. Ya esto estaría casi tipificado como delito.

Estamos ante una realidad multifactorial que reclama una actualización sistemática de conceptos y procedimientos, de confirmación de buenas prácticas y rectificación de las que no lo son.

Como siempre declaro, las opiniones y preguntas de ustedes le añadirán valor a este artículo, en el que por razones de espacio omití algunas ideas.