Televisión de verano: ¿Contribuyó a bajar o subir la temperatura?

El 12 de septiembre en Casablanca hubo 38.2 grados de temperatura. Si no fuera por que se trata de un récord absoluto para occidente, no tendría ninguna importancia: 2015 ha sido el de los registros más altos de calor en distintos momentos del año, especialmente desde marzo.

Este clima permanente ha hecho que las personas salgan menos de sus casas: ¿un ómnibus a la una de la tarde?. Había (hay) que ser valiente para tomar una guagua llena cuando casi el ciento por ciento de los pasajeros va empapado en sudor.

Tal cantidad de “candela” en la calle ha hecho que el televisor tenga un mayor protagonismo para cubanos y cubanas, y por tanto una exigencia superior por parte de los televidentes. Esa candela climatológica es lo que me ha hecho atrasar estas líneas sobre la “era estival” de la pequeña pantalla.

No voy a escribir de todo, es imposible. Lo haré sobre las ofertas generadoras de mayor cantidad de comentarios, a favor y en contra, que he podido ver.

Una vez más el balance de la programación cinematográfica estuvo bien aunque no hubo gran cantidad de estrenos. Más de sesenta filmes a la semana en los cinco canales nacionales. La mayor parte son reposiciones y norteamericanos. No puede ser de otra forma. Hollywood es la gran matriz de cine en el planeta y no solo en Cuba invade las salas de cine y los espacios televisivos. En estos últimos no se puede aspirar a exhibir nada más que estrenos.

Con la oferta de la que se dispone hay que seleccionar cintas con poca violencia y con contadas escenas de sexo, tarea muy difícil en la contemporaneidad cuando una buena parte de las buenas películas están atravesadas por sexo o por violencia, o por ambas expresiones a la vez. En este verano se ha visto cine francés, noruego, alemán, sudafricano, mexicano, español, indio, británico, cubano, sueco, georgiano, italiano, japonés, australiano, afgano y estadounidense, por supuesto que es la mayor cantidad.

Reitero que en horarios nocturnos, con una advertencia al televidente, se puede y deben transmitir filmes buenos con altos contenidos eróticos o violencia justificada. Cada día más lo que llega a los menores desde el audiovisual no procede solo de la televisión. Tabletas y teléfonos celulares en manos de una minoritaria cantidad de niños y niñas pueden ser soporte de escenas, incluso en dibujos animados, donde primen el sexo, el lenguaje de adultos y la violencia. Ese es un alud creciente que se puede conjurar cuando familia, escuela, espectáculos públicos y también la tv trabajen en conjunto para preparar a los menores ante esa avalancha tecnológica.

Durante este período he visto bastante de la programación del Canal Educativo. Sostengo que por el imaginario popular y por su alcance. Cubavisión es la propuesta más seguida, y se pierden otros espacios que con buena factura y altos propósitos estéticos se transmiten por otros canales.

Por ejemplo Top verano, con guion y dirección de Frank Lage Martínez, nos lleva por la diversidad musical con entregas de altos valores estéticos. Igual, de este realizador cada domingo aparece Clip punto cu, un programa moderno, fresco, con temas actuales y polémicos que bien merecerían una retrasmisión nacional (ya la tiene por Cubavisión internacional).

Cartas de mi prima Vera, con guión de Mariela López y dirección de Mónica Borrayo, es una exquisita entrega para adolescentes (y no tan jóvenes), con una riqueza temática que capta la atención del televidente.

Ana luisa López es la directora de En humor a la verdad, con guion de Otto Ortiz Ondal y Eleuterio (Telo) González Toledo, es un programa sin estridencias ni chistes vulgares, que conducido sobria (y humorísticamente) por Otto nos hace sonreír. Quedan otros programas (Cuerda viva, Bravo) con buena factura y propósitos aplaudibles que reseñaré (una vez más) en otras oportunidades.

En Cubavisión me sorprendió agradablemente la propuesta musical 14 regalos. Con un rico elenco, durante una hora desfilaron como cuerpo de baile y apoyatura a la interpretación de los solistas diversos grupos. Con la dirección musical de Kiki Corona, la coral de Abel Ramos, y coreográfica de Yanileidy Guelmes, fue televisado bajo la batuta de José Ramón Artigas. La idea original y dirección general es del joven Jorge Pedro Hernández, que es padre de El grupo Artestudio, El hombrecito verde y la compañía verdarte, que integraron el espectáculo y constituyen su proyecto desde enero de 2013. Por supuesto, todos los días no se puede montar un espectáculo como ese en la Ciudad deportiva, pero creo que este es otro ejemplo de que si se unen voluntades se podría llevar a la TV el quehacer de propuestas dirigidas a los menores y que sistemáticamente se muestran en teatros u otros lugares públicos.

Una opción pensada y realizada para la televisión es Una calle y mil caminos. Lleva tres veranos apareciendo con esa concepción. Este año se repisaron tres revistas (con guion de Carmen Romero y dirección de Mariela López) porque no hubo una producción novedosa para todas las semanas. En 2015 el guion fue de Katia Buliés y Magda González, quien dirigió las importantes introducciones a las obras Madeja para seis dirigido por Pablo Javier Lopez y guion de Amilcar Salatti; Sacrificio de Yoel Infante y Salatti, Nubes de Maria Isabel Niebla, proyecto de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, FAMCA, y Recomenzar de Marta Recio y Joel Monzón que debe cerrar esta temporada.

Como opiné el pasado año: si los telefilmes tienen valor per se, el debate, las opinión de especialistas, testimonios de jóvenes sobre asuntos similares a los tratados en la ficción y la concepción general de la revista, le imprimen a este programa un aditamento especial sobre problemáticas que hoy se inscriben en los intercambios entre jóvenes: sólo dos ejemplos, devenir cuidador de ancianos (los abuelos) o ser hipoacúsico y menospreciado por esa discapacidad.

Insisto en que a pesar de la escasez de recursos la televisión debe propiciar para menores y adolescentes productos audiovisuales, que respiren cubanía. Ya bastante Mickey Mouse y compañía conviven con los escolares en libretas, pulóveres, mochilas, zapatos y hasta tabletas, por supuesto, que no pocos hay en la calle.

Terminó ¿el verano? y la posibilidad de disfrutar de telefilmes y telecuentos de producción nacional, que de alguna manera nos dice cómo anda la creación dramatizada para la tv. Tres lustros atrás se hablaba, no como quimeras, de realizar 58 espacios de ficción uno para cada semana del año. No ha sido posible, razones de falta de financiamiento han influido en ese no hacer, aunque pueden existir otras causas: estigmatizar algunos temas para la pequeña pantalla o la ausencia de guiones.

No faltan algunas personas que argumentan que como en los años sesenta se pueden realizar cuentos y teatros en vivo. Sostener ese criterio es desconocer lo que ha avanzado la televisión en los últimos cincuenta años. Si hoy se habla de que cada día se borran más los límites entre tv y cine, se debe no a que el cine haya involucionado, sino a que desde el punto de vista tecnológico la televisión cada día ofrece más posibilidades: desde poder filmar como en el séptimo arte y hasta de trasmitir desde Nueva York a Singapur, es solo un ejemplo.

Durante la época estival se pudieron ver los telecuentos La culpa, Crepúsculo, Jimmy mi amor, Wagner y los malditos, y Esperando al contratista más los telefilmes El viaje, Alter ego y Atlántida interior.

Todas las piezas tienen por lo menos una realización digna. Algunas por su tratamiento o tema resultaron de mayor interés como Wagner y los malditos, con guion y dirección de Leonardo Blanco, basado en el cuento homónimo de Rafael de Águila, en el que la guerra, la música y el amor se unen en una historia extraña.

Hablando de series: volví a ver En silencio ha tenido que ser. Indudablemente que el encuadre, los primerísimos planos y el ritmo es el de principios de los años ochenta. ¿Por qué nos quedamos ahí? ¿Cómo es posible que entonces se admitiera la inteligencia de un agente de la CIA y hoy en las propuestas policiacas “los malos” generalmente son brutos y marginales?. No pretendo que en la época actual los jóvenes sucumban ante la existencia de David, ellos necesitan los David de hoy. ¿Y donde están?

Al hablar de dramatizados no puedo soslayar Cuando el amor no alcanza. La historia sigue, con algunos destellos aceptables y creo que esos momentos más el hábito nacional de ver el novelón del patio, hacen que tenga teleaudiencia: una parte la critica, otra espera que mejore y también existe un grupo que la acepta con defensa incluida. Yo sigo pensando en una mala dirección de actores, un mal casting y un guión acomodado a seis manos que por eso tiene algunos rayitos interesantes.

Seguimos los lunes con Vivir del cuento, que en septiembre cumplió siete años de estar en el aire. ¡Increíble!... continúa sentándonos a disfrutar los enredos de Pánfilo, Chequera, Facundo…y todos los demás personajes. Ignacio Hernández, Nachy, se mantiene en la dirección de un colectivo que el tiempo y el buen hacer han convertido en familia. Con atraso ¡buen aniversario!

Todos los martes, por Cubavisión, sale desde meses atrás y hasta el 2016, sale Con 2 que se quieran 2, espacio dirigido y conducido Amaury Perez Vidal, que nos puede brindar cuarenta minutos con la risa a flor de labios por tener ahí, cerquitica, a Ulises Toirac, uno de los mejores actores de Cuba; hacernos reir y pensar con Tomasita Quiala, o sumergirnos en la crítica, de una forma suave, como al descuido, de la mano de la Dra. Adelaida de Juan o dejarnos en el recuerdo a ese volcán, vestido de actriz, Alina Rodriguez, en su última comparecencia televisiva. Aún me pregunto por qué esa excelente entrevista no se retransmitió cuando Justa, Carmela, digo, Alina decidió mudarse del planeta tierra. Y, por supuesto, desgranar preguntas inteligentes a su eminencia Jaime Ortega, luego de que por más de sesenta años un cardenal no ofreciera una entrevista televisiva. Para los televidentes fue una lección desde cómo se elige un obispo, un cardenal, incluso un Papa. También una imagen de un amante hijo que disfrutó a su viejita hasta el último día de existencia.

Desde la primera entrega de la actual temporada escribí del bello, sobrio y acogedor entorno en el que se desarrolla la conversación. El uso de la luz que contribuye a un ambiente de intimidad, favorece a que el programa nos sumerja en la conversación e intentemos –vía telepática- realizar alguna pregunta.

Otro espacio muy bueno transmitido en el verano fue Habitat, con nueve en total dedicados a los parques nacionales de Namibia y Desembarco del Granma,(Patrimonio de la Humanidad), de la Ciénaga de Zapata y de las Lomas de Banao.

Un vez más disfruté de la espléndida naturaleza con una flora y una fauna, bella y desconocida, dibujada con la cámara, explicada por especialistas y con la inclusión del diseño en 3D. Con una producción de RTV Comercial y la Empresa Nacional para la Protección de la flora y la fauna, es un proyecto de Randol Menéndez, un infatigable amante de la naturaleza que ha logrado un equipo de trabajo capaz de pasarse buena parte del tiempo en montes de Cuba o de Namibia. Si inicial (e increíblemente ) se trasmitía los sábados a las 11 de la mañana, pasó a las seis y treinta de ese mismo día y por Cubavisión.

Sonando en Cuba llegó y despertó la polémica, como toda obra de su director Rudy Mora. Más allá de las críticas que se la hecho a la conducción, los jurados y la forma de emitir su veredicto, su similitud con propuestas de otras latitudes y la selección de la música bailable, sin incluir otros géneros, este es un espacio que la televisión pedía a gritos. La participación -y en este caso de todo el país- hizo recordar los famosos Todo el mundo canta o Para bailar.

Mas, el empaque de programa musical actual no puede ser como aquellos. De ahí que este se caracterice por una iluminación de lujo, el cuidado de la forma de vestirse y peinarse tanto de los concursantes, como el público asistente, la muestra de la preparación de las voces y el recorrido por el país en lugares donde existen sitios de valor singular para la música.

La inclusión de opiniones de reconocidos especialistas sobre la música de hoy, el consumo cultural, banalidad, cubanía y formación del gusto dotó a Sonando en Cuba de una sólida herramienta para defender la cultura, amén de que se trata de un programa de entretenimiento.

Otro musical que más que polémica generó muchas opiniones adversas es Mega sábado (¿Sábado gigante?). Con un alto costo en el uso de luces y hasta lemosinas, si el programa mejoró en presencia desde su primera emisión a la última, nunca alcanzó una puesta aceptable, a partir de un guión poco pensado, para ¡casi dos horas! de duración. Sólo eso explica la actuación de Juan Carlos (el gordo, así lo presentan) con su niña, con un chiste de cabaret de mala muerte: "antes de los 15 (años) queremos comérnoslas, después de los 15 sentimos no haberlo hecho". Eso dicho con su hijita se difundió en vivo un sábado por la noche ¿y la calabacita?, ¿y el respeto a la mujer?.

Movilizar buenas orquestas, cantantes y actrices, actores, premios nacionales de televisión, para no preguntarles nada, resulta una falta de respeto a los invitados y al público.

Si en años anteriores el programa No quiero llanto de Antolín, fue más o menos aceptado, en el 2015 no tiene ninguna explicación que se quitara De la gran escena para difundir un espacio que desde su presentación resultó banal. Si los chistes de los humoristas eran de su cosecha, hubo que pararlos porque la televisión no es un cabaret, sin faltarle el respeto a este lugar pero que admite otro tipo de interacción con el público.

Estos son algunos de los espacios que seguí. No lo hice, como en otras oportunidades, con los Juegos panamericanos por lo que no puedo escribir de Telerebelde, sus programas y la conducción.

Creo que ya es hora de reacomodar la programación y transmitir Telesur todo el tiempo. Es un reclamo de no pocos lectores que comentan en textos sobre la televisión. La programación del Educativo dos puede redirigirse a los otros canales.

En el contexto de debates en la Asamblea Nacional del Poder Popular, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros subrayó que “La política cultural de la Revolución Cubana es una sola”. Y al debatir sobre asunto tan importante, según trascendió en la prensa, el dirigente subrayó que “el tema es cuestión de esencias en una época en que los contenidos, su distribución e impacto tienen una gran importancia en el terreno político. Lo simbólico es vital en estos tiempos, dijo el dirigente; los adversarios del proceso cubano pretenden utilizar la cultura como plataforma de restauración capitalista. Por eso insisten en la banalización, en la vulgarización de la cultura”.

En ese mismo debate el Asesor Presidente cubano, el escritor Abel Prieto consideró que “No se trata de imponer una cultura, sino de promoverla, de orientar el gusto”. Creo que palabras más o menos, ese concepto lo ha repetido Abel desde hace lustros, antes incluso de que fuera el Presidente de la UNEAC.

A la televisión en los momentos actuales cuando las “productos” culturales penetran desde cualquier lugar, le corresponde como nunca jerarquizar. No se puede llevar a la pequeña pantalla cualquier grupo musical o humorístico que destile mal gusto. Es verdad que pueden hacerse famosos vía internet o en espacios privados, pero la tv sigue siendo estatal y debe regirse por los principios de una política cultural que se sustenta en defender los más altos valores éticos y estéticos del quehacer humano, especialmente de los artistas cubanos. Y no se trata solo de recursos. Este verano se ha visto un buen despliegue de dineros ¿para que?. Y basta: escribiendo estas líneas siento que la temperatura subió a ¿39 grados?. Ojalá que dentro de un año estemos hablando de record de bajas temperaturas y una televisión veraniega que provoque aplausos.

(Tomado de Portal de la Televisión Cubana)