Saqueo a golpe de mafia

El béisbol cubano se aboca a su mayor espectáculo. Con novedades, aciertos, polémicas y deficiencias, se alista el pasatiempo nacional para arrancar el domingo 21 de septiembre. Las nóminas ya oficializadas muestran la ausencia de algunos peloteros que se fueron a buscar terrenos más allá de nuestro archipiélago. Algunos equipos como el de Cienfuegos han venido a menos por el goteo de figuras hacia el béisbol rentado.

Pese a la nueva política deportiva cubana, -que permite los contratos en el exterior al amparo de la Federación Nacional y que ha llevado a peloteros cubanos en activo a Japón, Canadá, México-, el espectáculo deportivo más importante de la nación sigue enfrentando el robo de talentos propiciado y estimulado por las políticas de Washington hacia Cuba.

La organización de las Grandes Ligas ha sido hasta hoy celosa cumplidora de las leyes del bloqueo. Su sumisión disciplinada o interesada a tan aberrante política extiende su actuar más allá de Estados Unidos y llega hasta las ligas beisboleras sucursales en Latinoamérica. El reciente caso de Alfredo Despaigne en México es fehaciente muestra.

Tal actuación implica que los peloteros cubanos son los únicos en el mundo que tiene que renunciar a su ciudadanía y residencia para poder jugar en la principal liga de béisbol profesional. Como es Cuba el único país que no recibe honorarios por su participación en los Clásicos Mundiales.

La pimienta y rentabilidad que algunos peloteros cubanos le están aportando a la Gran Carpa, ha multiplicado la industria del robo de talentos. Una verdadera mafia se ha desplegado para aprovecharse del negocio. Secuestros, extorsiones, presiones y hasta amenazas de muerte a los peloteros, sus familias y otros actores vinculados, se suceden con frecuencia en estas operaciones de contrabando organizadas por redes que actúan desde el sur de La Florida.

Publicitado en los medios norteamericanos ha sido el caso de Yassiel Puig, en cuya salida de Cuba y llegada a territorio mexicano se cree que actuó el conocido cártel narcotraficante de Los Zetas. Estos lo retuvieron por días en la habitación de un motel en Isla Mujeres y lo amenazaron con mutilarle los dedos y el brazo si no recibían el pago que por la operación debía hacerle un grupo floridano.

Así lo relató hace unos meses el diario Los Angeles Times, en un artículo que también dio cuenta de otro percance sufrido por el jugador, en abril de 2013, cuando fue amenazado en la habitación del hotel donde pernoctaba por un individuo que le exigió el pago de un dinero debido por su contrato a los contrabandistas floridanos que organizaron su salida y su ingreso a la liga beisbolera.

“El viaje de Puig, de acuerdo a las alegaciones formuladas en los documentos judiciales y detallada en las entrevistas, había sido planeado por un ladrón de poca monta en Miami, llamado Raúl Pacheco, un reparador de aire acondicionado y reciclador que estaba en libertad condicional por tentativa de robo y posesión de identidad falsa”, resaltaba la investigación del LA Times. Junto a este bandido, se vincularon en el operativo Gilberto Suárez, Alberto Fariñas, Marcos González y otros contrabandistas de Miami.

A finales de agosto pasado, en un tribunal federal en Miami, un individuo nombrado Eliezer Lazo se declaró culpable de haber dirigido una organización dedicada a la trata de personas de origen cubano, entre ellos el pelotero Leonys Martin.

Los documentos de la Corte reflejan que Lazo contrabandeaba cubano por mar hacia México, donde permanecían detenidos hasta que sus familiares o personas interesadas pagaran un rescate que podría elevarse a 10 mil dólares por persona, pero que era mucho más caro en el caso de peloteros como Martin.

En estas y otras historias hay muchos puntos en común y no pocas zonas oscuras. En algunos casos, los propios jugadores se convierten en parte de esos redes, estimulando a excompañeros a lanzarse a la aventura migratoria bajo estos mismos derroteros.

Reportes periodísticos recientes en el sitio ESPN y otros medios estadounidenses hablan de una investigación abierta por el FBI sobre estas redes de traficantes de peloteros que involucran a individuos de baja estafa en La Florida, agentes deportivos, intermediarios, agentes de representación y hasta cárteles de la droga.

La pesquisa puede dar luz sobre detalles sórdidos de estas multimillonarias operaciones de contrabando. Pero la realidad es que no hay que investigar mucho para identificar al irracional bloqueo y a la absurda política migratoria de EE.UU hacia Cuba como las causas de esta trata y saqueo a golpe de mafia.