Los retos de una victoria

Hay cambios interesantes en la política colombiana y la reelección de Juan Manuel Santos fue una muestra visible de estas transformaciones, de las cuales, sin dudas, el propio mandatario ha sido unos de los impulsores.

¿A qué me refiero? La victoria se explica, en parte, a que se logró una alianza que hace algunos años atrás era impensable, los verdes y el Polo Democrático le estrecharon la mano al actual presidente, en otras palabras, que fuerzas políticas enemigas han encontrado en el proceso de paz un punto de encuentro que se materializó en esta segunda vuelta electoral, y juntas lograron otro milagro: proporcionarle la primera derrota al uribismo en 12 años. El senador de la Alianza Verde, Antonio Navarro, dijo algo muy interesante: A Santos en el 2010 lo eligió la derecha, en el 2014 lo reeligió la izquierda.

Pero aquí hay otro elemento muy importante. ¿Cómo serán a partir de ahora las relaciones de Santos con la izquierda? ¿El único vaso comunicante será el apoyo a los díalogos de paz con las FARC-EP y el ELN? El gobierno tiene que ser inteligente en este sentido, pues Álvaro Uribe, el real y gran enemigo de Santos y todo el proceso de paz, tiene en sus manos el 20 por ciento del Senado y algunos apoyos importantes en el Cámara, y para enfrentarlo es necesario llevar esta alianza electoral a un alianza política en el poder legislativo.

Hay un propósito común: la paz, y debe haber un enemigo común: Álvaro Uribe, quien sin dudas hará una férrea oposición y seguirá como una espada colgando sobre la cabeza del presidente Santos, a la espera del primer error o caída para entrarle a palos frente a la opinión pública.

¿Cómo se explica el triunfo? ¿Cómo Santos pudo revertir la tendencia? ¿Cuáles fueron las claves? Además del apoyo izquierdista, la prensa colombiana ofrece otros detalles, en primer lugar, se habla de una alianza entre Santos y los sectores dominantes en la Costa Caribe, donde ganó en la primera vuelta, pero logró mayor cantidad de votos en la segunda jornada. Según analistas locales, fue un pacto que se concretó con mucho cuidado en las últimas tres semanas; en Colombia, como en muchos países, hay poderes locales que repercuten a nivel nacional.

En segundo lugar, Santos lució mejor en el último debate televisivo, una gran parte del electorado colombiano no está ideologizado y decide su voto en este tipo de presentaciones públicas, y en tercer lugar, los analistas aseguran que Zuluaga, el derrotado, cometió serios errores en su campaña, fue agresiva pero sin propuestas, más centrada en descalificar a Santos que en mostrar ideas propias.

Tras las elecciones de este domingo, Colombia vive uno de los momentos más optimistas de su historia, porque no solo hay una voluntad seria de ambas partes en conflicto de lograr un acuerdo, sino que ahora esa voluntad tiene respaldo popular. Santos logró que los votantes no se sintieran frente a dos candidatos, sino frente a dos opciones: guerra o paz, y optaron por la paz, pero este triunfo representa también un compromiso para el mandatario y las FARC-EP. Hay que alcanzar un acuerdo de paz provechoso para todos, el electorado da votos de confianza, pero también votos de castigo, y este proyecto de paz no puede abortar para el bien de los colombianos y de toda América Latina.