Strike 3: Apuntes tempraneros

El tunero Johnson saca chispas en el primer turno artemiseño.

Tras los primeros duelos de este tramo, queda un sabor de boca dulce. Sin ser la maravilla a que aspiramos, la Serie se parece mucho más a la Serie que queremos. Hay mejores jugadores al campo, line ups impresionantes, cuerpos de lanzadores sólidos, suplentes superiores y mucho más en juego. Lástima que esto solo dure 42 partidos por equipo...

Para ser la subserie de apertura, no anduve desatinado en los pronósticos (véase Encuesta de Cubadebate). Acerté con los triunfos de Pinar, Villa Clara y Holguín, pero el éxito de los Cazadores sobre los Cocodrilos no estaba en mi guión. Vamos a ver qué tal me va en la próxima, que arrancará mañana con los enfrentamientos Industriales-Villa Clara, Matanzas-Santiago, Isla de la Juventud-Pinar y Holguín-Artemisa.

Repasemos lo acontecido hasta ahora, comenzando por el compromiso transmitido por televisión.

Estadio Calixto García: Los Cachorros probaron la voracidad insinuada a partir de que solicitaron sus refuerzos. Yordanis Samón les reportó carreras importantes, Danel Castro suplió con defensa lo que no pudo hacer en plan de ataque, Lenier Rodríguez tuvo una buena salida y Norge Luis Ruiz enseñó a ratos su arma de destrucción masiva, pese a una permanente inquietud monticular relacionada con el corte del pantalón, según me pareció. A pesar de no haber alineado con esa estrella en ciernes, Guillermo Avilés, los orientales ganaron dos encuentros complicados contra un rival complejo y reafirmaron mi tesis de que batallarán hasta el final por el avance a los play offs, codo a codo con tabaqueros, yumurinos, azules y naranjas. En la otra trinchera, Industriales quedó en deuda productiva, como es de suponer en una escuadra cuyo hombre proa vive un dilatado slump, tiene un segundo bate “verde” para esos menesteres, octavo y novenos suelen regalar entre seis y ocho outs por desafío, y el dugout carece de respuestas ofensivas eficaces para las urgencias de los choques. Revolucionar esa tanda es prioridad para el mentor Lázaro Vargas, que no acudió en ningún momento al cerrador Alexander Rodríguez y avivó las sospechas sobre el mal momento deportivo (o físico) del internacional guantanamero. Insisto: esta novena pide a gritos el auxilio de uno o dos bateadores de respeto, para juntarlos con Yuliesky Gourriel y compañía. Y los dejo con un dato escalofriante: de 22 corredores en posición anotadora, los Leones solo llevaron uno hasta el home plate.

Estadio Capitán San Luis: Pinar disparó todas las alarmas con esa barrida incontestable sobre las Avispas. La astucia de Urquiola armó un monstruo que agrede y se defiende con solvencia, basado en el talento autóctono y esa especie de Voltus V que adquirió en el draft de hace unos días. Tan amenazante es esta fiera, tan evidentes son sus potencialidades, que acaba de vencer en tres contiendas a despecho de que sus elementos claves (Duarte, Peraza y Saavedra) apenas conectaron de 32-3, con una solitaria impulsada. La “legión extranjera” jugó su papel debidamente, tanto el trío de patrulleros como Vladimir García -impecable en su apertura- y Yormani Socarrás, salvador de un partido con tres ponches de cuatro posibles. Personalmente, creo que si el manager decide trasladar a Dennis Laza al fondo del line up, multiplicará las opciones atacantes de la escuadra más redondeada del evento. Su víctima de turno, Santiago de Cuba, alardeó todo el tiempo de espíritu guerrero (un sello de la casa), no se dejó humillar jamás, pero igual terminó mordiendo el polvo. Los números lo dicen: si bateas .225, promedias dos errores por encuentro y tu efectividad es de 4.88, debes estar viviendo un rato amargo.

Estadio Augusto César Sandino: En el camino a la sorpresa, los Piratas remaron hasta desfallecer en el intento. Consiguieron burlar a Ismel Jiménez, pero luego murieron a manos de Freddy Asiel Álvarez y Yasmany Hernández Romero. Poco representó que Marino Luis y Yoelvis Fiss le pusieran todas las ganas de este mundo (de 22-9) a su nueva franquicia: la plantilla más débil de la fase sucumbió ante el campeón doméstico, liderado por un irreverente Yordanis Linares que colmó la copa con average de .636 (11-7), aderezado por tres dobles, un bambinazo, siete carreras anotadas y tres empujadas. El paracortos avileño Yorbis Borroto hizo el trabajo para el que lo convocaron (19 lances sin error), Alain Tamayo se acreditó una raya por concepto de salvado, al tiempo que Rudeldis García y William Luis entraron en escena fugazmente. Cuando el as de la rotación espirituana comience a reportarle beneficios a Moré, Villa Clara crecerá ante los ojos de tirios y troyanos, aunque siempre tendrá que hacerle frente al período de euforia excesiva o punzante desgano que derive de su participación en la Serie del Caribe. Ojo (mejor dicho, advertencia): Ramón Lunar ha ido ajustándose con el barquillo en ristre.

Estadio 26 de Julio: Fue como un salto en el libreto: Artemisa pasó en dos ocasiones sobre el lomo escabroso de unos Cocodrilos patiatados por los acertijos que les propusieron el renombrado Miguel Lahera y el semidesconocido Misael Villa. En el bando visitante, la presencia de Eriel Sánchez fue casi anecdótica, en tanto Yoelkis Cruz firmó su peor salida de la temporada. Encima, Dainer Moreira se embasó por debajo de las exigencias, y el batazo oportuno brilló por su ausencia en repetidas oportunidades. Guillermo Heredia, más necesario de lo que algunos piensan, sigue reñido con el bate, aunque Yurisbel Gracial –un portento que no acaba de explotar- lanzó señales de esperanza a una afición ahíta de ambiciones. ¿Qué decir de Artemisa? Ante todo, las palmas para la revelación del campeonato. Su bateo colectivo, hasta hace poco anémico, recaló ahora en .295 con la inyección letal de los refuerzos (.385, seis anotadas, seis fletadas), y José Ángel García se aferra a la condición de enigma desde el box. Siempre creí –está escrito- en la clasificación de los artemiseños, y ellos han validado esa opinión que en su momento muchos tildaron de descabellada. Sin embargo, me cuesta imaginarlos entre los cuatro grandes: a mi modo de ver, en el preciso instante en que Danny Valdespino desechó los servicios de Alfredo Despaigne, el equipo perdió el plus de potencia que requería para llegar a las últimas instancias. Sería más cómodo sumarme a los cantos de sirenas que se escuchan en mi entorno, pero me cuesta demasiado –me avergüenza- convertirme en el eco anodino de unas cuantas campanas a rebato.

Nota: Vea y evalúe mi pronóstico para la próxima subserie en la Encuesta de Cubadebate.