Los Cocodrilos fueron gallos (+ Fotos)

Gracial casi se pasa en tercera base. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate

A la voz del árbitro, los contendientes saltan al ruedo y se envisten, directo a las almas, con lo que tienen, la velocidad, la fuerza, la astucia o la experiencia. Les esperan forcejeos, amenazas, escaramuzas, ataques y defensas, que solo terminarán cuando uno de los dos, incapaz de sostenerse en pie, ya sin vida, yazca inerte al final de la guerra.

Pero ahora que un hombre ha dado la señal, no se puede pensar en lo que hay por delante. Es momento de pelear como animales, porque la muerte, como siempre, solo llegará al final.

Esto más o menos leí alguna vez, y vi en varias ocasiones, hacen los gallos finos, los gallos que no cacarean, los de verdad, los de pelea. Lo que no puede un león, un tiburón o un perro belicoso, un pitbull ponían por ejemplo en el texto, lo puede un gallo de pelea. Si aquellos claudican o huyen cuando sufren o advierten la superioridad del rival, el gallo no. Nunca retrocede, siempre se abalanza, siempre combate hasta perderlo todo.

Abajo 0-2 en una de las semifinales de la LII Serie Nacional, esto hicieron los Cocodrilos la noche del sábado en su Palacio, que más semeja a una valla. A diferencia de un tranquilo, aunque sombrío y espeluznante hospicio, que así puede describirse una ciénaga atestada de cocodrilos, el Victoria de Girón es turbulento, estridente, irritable, un lugar donde no se escucha nada y se oye de todo, una auténtica valla de gallos, en la que esta noche el grito menos ofensivo fue polisémico.

“¡¡¡Ruge Leona!!!”, le espetó a Yulieski Gourriel, casi en sus narices, un público expectante como lo puede estar el niño ante lo desconocido, un público que anhelaba el triunfo con tantas ganas que no lo creyó posible en el sexto inning, con el 2x0, tampoco en el octavo, cuando ya la pizarra alumbraba el 4x0 definitivo, que no lo creyó posible hasta el ponche a Frederich Cepeda, el último de los out, el 27.

Fueron gallos los Cocodrilos desde que llegaron a su casa. Con ese uniforme distinto, tan blanco, tan pulcro, tan merengue, en el que solo el rojo y el negro avisan de que no fue cocido para vestir a la realeza, practicaron henchidos de confianza, divirtiéndose en cada lance, cambiados de posición, quintándole hierro a las fallas, advirtiendo al contrario, cara a cara, de que dos derrotas, ambas por una carrera, la última dramática y absurda, eran solo eso, dos reveses, no el final.

Autoritarios de la mano de Joel Suárez, sutiles en un turno al bate de José Miguel Fernández, agraciados en el contacto de Yurisbel Gracial, expertos por el swing de Manuel Benavides, agresivos en las piernas de Guillermo Heredia, pugnaron no por sobrevivir, sino por encajarle sus espuelas al rival, por aniquilarlo.
Puede que no lo consiguieran, que con la lechada de dos sencillos, con la superioridad a pesar de la apertura de calidad de Ismel Jiménez (contrariado, pareció, por el trabajo arbitral detrás de home plate), puede que apenas hayan acortado a 1-2 la diferencia en el duelo semifinal al mejor de siete juegos de pelota. Eso y no más.

Algo importante lograron, sin embargo. Algo que no lo dicen los números, más puede expresarse en cifras en el resto del compromiso. Sancti Spíritus, después de tener el desafío cuesta arriba, sobre todo tras la salida del as de su rotación, pareció desdibujado,descompuesto, pareció como nunca se ve a un gallo en medio de la pelea, así se le rompan las espuelas, incluso si pierde un ojo, o los dos.

Y ya se sabe que el comportamiento pasado predice muchas veces el comportamiento futuro.

Imperturbable Joel Suárez –y con poco más, debe decirse-, Matanzas cantó sobre el cuasi pantano en que las lluvias quieren convertir su sede. No se sabe cuántas veces más se le escuchará, pero esta primera noche de junio mostraron casta de gallo y le agregaron pimienta a un pulso cargado de suspicacias desde el momento que se pactó.

Falta ver cuál será la reacción este domingo de Sancti Spíritus, hace mucho ya, bautizados en nuestra pelota como Gallos.

Joel Suárez, inmenso en la lomita. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Aficionados en el estadio Victoria de Giron de Matanzas. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate

Victor Mesa impartiendo instrucciones. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

 

Manuel Benavidez, juega como un novel. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Victor Victor tocó perfecto. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate

Ismel Jiménez, digno rival. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Ismel le protesta al arbitro Juan de Dios Leon. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Diversos métodos para ganar. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate