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Bajo la Lupa: ¿Cómo, por qué, a quién elegir?

Foto: Periódico Girón.

Foto: Ibrahín Sánchez Carrillo.

Lo admito: pertenezco al grupo de cubanos que casi nunca está de acuerdo con las preselecciones y selecciones nacionales de béisbol, a día de hoy, digámoslo de una vez, las únicas del deporte cubano con gran atención pública y mediática.

Más de una vez he intentado no disentir, incluso abstraerme de opinar pero, ora porque hace mucho elegí ser periodista y ello implica una responsabilidad, ora porque cada vez me vence la pasión que siento por la pelota, siempre porque me han parecido gigantes los desatinos cometidos en nombre del team Cuba, no he podido eludir, en mis años de ejercicio profesional, emborronar decenas de cuartillas acerca de las preselecciones y selecciones nuestras (las de la Federación Cubana, debí escribir).

Nada (casi nada) ha escapado a mi mirada, interesada más en llamar la atención acerca de las manquedades, de lo perfectible, que en construir loas para resultados colectivos o individuales de importancia menor, convertidos por algunos "entusiastas" en cortinas de humo delante de procedimientos y dinámicas erróneas e incoherentes.

Hoy, no obstante, no voy a cuestionar en este espacio la prenómina inscrita en el III Clásico Mundial, ni a reprobar o apoyar las declaraciones del DT Víctor Mesa, las del outfielder Alexei Bell y mucho menos las del todavía receptor Ariel Pestano. Una disección de la convocatoria ya la hizo el titular de deportes aquí, Michel Contreras, y su opinión causó decenas de criterios remitidos por ustedes, internautas.

No. Hoy quiero opinar acerca de un pormenor, un detalle de importancia monumental, que he identificado como un mal (otro) de nuestra pelota y que, grosso modo, puede enunciarse de este modo: en Cuba NO existe un modelo, un procedimiento, un método pensado, coherente, consolidado de nombramiento de los seleccionadores nacionales y, menos aún, de convocatoria de los integrantes de la selección nacional.

Que Higinio Vélez -fue juez, fiscal, abogado y acusado en el II Clásico Mundial de Béisbol-, Rey Vicente Anglada, Antonio Pacheco, Esteban Lombillo, Eduardo Martín, Alfonso Urquiola y Víctor Mesa se hayan trocado  las riendas del team Cuba en poco más de un lustro, a la velocidad del relevo corto de Jamaica, ese solo hecho, da vida y cuerpo a mi tesis.

Y que, aunque cambiaron las filosofías, personalidades y formaciones de los directores nombrados, se mantuvieron casi los mismos jugadores y los resultados no mejoraron, acuñan mi teoría.

Mas, aunque tengo ideas claras acerca del asunto, antes de opinar quiero exponer aquí opiniones de algunos periodistas deportivos, inquiridos acerca del asunto.

Elio Menéndez, premio Nacional de Periodismo José Martí, un profesional que merece lecturas y respeto de quienes se interesen por los deportes, consideró: "Hacer un equipo Cuba siempre causará polémicas, pero no se le puede temer a eso. Esta vez lo que más se polemiza es que no hubo idoneidad a la hora de elegir y que a unos los midieron por aspectos que a otros no. Es decir, el proceso de selección, a mi modo de entender, fue malo; y el Clásico no es para improvisar, ni para probar figuras. También me parece que algunos aspectos personales influyeron a la hora de hacer el equipo, cuando el equipo no se hace para complacer a alguien. Esto demuestra que no existe un criterio establecido, que haya sido estudiado y discutido, para elegir al director y los jugadores que nos representen en los eventos internacionales".

Joao Pablo Fariñas González, de la emisora Radio Reloj, se detuvo en proponer cómo debe elegirse el director y los jugadores. "Primero debe establecerse un grupo de personas que lo elija y debe haber un seleccionado, alguien que solo dirija el Cuba, que no tenga equipo, que nunca haya sido director de ninguna provincia, que haya dirigido afuera de ser posible, que tenga experiencia en el béisbol profesional y que él no tenga la última palabra. Hay que poner en la Comisión y en la Federación Cubana hombres de béisbol", opinó.

"Para aspirar al equipo Cuba, debe haber un grupo de unos 60 jugadores que salgan con frecuencia del país a topar en dos equipos o a representarnos en los eventos internacionales. Puede nombrarse Cuba A y B, y atendiendo a su rendimiento en la Serie suben y bajan", según el parecer de Alexis Rúa, de Islavisión.

"Hay que utilizar el mismo sistema mundial, el director elige sin 'sociolismo', ni regionalismo. Y los peloteros deben tener resultados por tres o cuatro años escalonadamente, antes de convocarlos. Si es muy jovencito tiene que esperar, a menos que juegue un papel importante en el equipo, y los que lleguen deben mantenerse rindiendo, de lo contrario deben ser excluidos. El director debe asumir toda la responsabilidad al elegir el cuerpo técnico y los jugadores, y hacerse responsable del resultado...", dice Antonio Lozada Same, narrador y comentarista de Radio Caribe.

Aliet Arzola Lima, reportero del diario Granma, cree que "no hay un sistema coherente de selección en los equipos Cuba, al menos en los diez años que llevo siguiendo la pelota con todas las de la ley. Siempre se hacen equipos de estrellas sin pensar en las funciones de cada pelotero. Debería elegirse un manager con antelación, una especie de seleccionador que observe y estudie el campeonato nacional, que pueda ver a todos los peloteros en sus funciones, ver a los primeros bates, a los cuartos, a los emergentes, a los robadores de bases, a los hombres defensivos, un técnico con un equipo a su disposición, que estudie el campeonato y cada jugador. Después ese hombre escogería el equipo según sus intereses, su forma de dirigir y sus estrategias. Lo que considero primordial es que la selección se adecue a la forma de dirigir del manager y que el manager tenga plena libertad de llevarse a los hombres que considere necesarios e imprescindibles en su esquema".

"¿Método? No, ninguno, ni serio y unificado, ni ninguno, no hay una metodología científica... Si nombras al técnico y él escoge a su grupo, debes elegir un buen líder, no a un hombre muy conocedor, pero violador de la ética e inconsecuente en sus criterios. Si lo hace un colectivo, éste debe tener el respaldo de resultados en un período determinado. Todo lo que hoy sucede en el béisbol cubano es parte de la no existencia de estrategias sólidas", considera René Rivero, periodista de Ciego de Ávila.

Mi opinión, como ya referí, es que Cuba carece de una metodología para nombrar los directores y convocar los peloteros a los equipos nacionales. Y es una insuficiencia que no solo ha afectado al team Cuba absoluto, también a las selecciones de categorías menores, muchas veces dirigidas por técnicos de la Serie Nacional.

Y, creo, contempla otros males, en primer término la falta de un proceso que permita la formación y desarrollo de directores técnicos, auxiliares y coaches de pitcheo o bateo, como ocurre en el mundo del béisbol.

Llegar a DT de un equipo provincial muchas veces responde a simpatías personales, decantaciones, sanciones, improvisaciones...., en lugar de resultar de un trabajo de capacitación institucionalizado que permita certificar las aptitudes de una persona para dirigir.

Una vez armado y solidificado ese escenario, la Comisión Nacional -y no otras organizaciones u organismos- debiera nombrar o conducir el nombramiento de los DT en las provincias, proceso en el que también pesará el dictamen de la Comisión Provincial. Y, por supuesto, porque es ella la que tiene el criterio calificador, porque es ella la que atenderá su superación, porque será la que la evaluará, la Comisión Nacional determinará al seleccionador por un período X, en virtud de propósitos deportivos expuestos de manera transparente.

Más o menos así. Puede ser más o menos sencillo. Lo que no puede pasar es que el DT del team Cuba dependa del resultado de una Serie Nacional, como ha pasado en las últimas temporadas, en lugar de encomendarse a un proyecto, ya sea de desarrollo o resultadista; en lugar de encomendarse a una filosofía, una manera de entender que disponga de tiempo para interiorizarse, explicarse y aplicarse.

A partir de esa estructura -llamémosla así- habría menos margen para la  incoherencia, la injusticia, los dobles raseros y las contradicciones (como la de Pacheco y Urrutia, como la de Víctor Mesa y Pestano) que esterilizan en lugar de fertilizar.

¿Que cómo se escogerían los beisbolistas? De acuerdo al parecer y al credo del seleccionador y su cuerpo técnico. Ni más, ni menos. Con total protagonismo, solo bajo la observación de la Federación y su departamento técnico.

Y, por supuesto, el DT y su cuerpo técnico serían responsables de todos los resultados, del mismo modo que la Federación será responsable de dinamitar o extender la gestión deportiva -no administrativa- de los cuerpos de dirección.