Strike 3: Flashazos de postemporada (VII)

Los cuartos andan rumbo a su final, y van dejando en cada jornada una cosecha de emociones. Ayer no fue excepción. Matanzas, crecida como alguna vez el Yumurí, emparejó su serie frente a Sancti Spíritus, que días atrás pareció dueño y señor de la pulseada. Mientras, Las Tunas volvió a levantarle la voz a los subtitulares nacionales de Ciego, y a estas alturas solo le falta un paso -mínimo y no colosal- para colarse en la discusión del banderín de oriente. Estos son los highlights del miércoles...

Ariel Sánchez, abusivo: El zurdo se recostó a su estirpe -grande Wilfredo, gigante Fernando- para llenar de huecos la camisa espirituana. Un jonrón, par de triples y un hit (pudo hacer la llamada "escalera", pero el calor del juego le impidió percatarse) propiciaron que trajera seis anotaciones hacia el plato, las suficientes para dictar sentencia en el partido. Se notaba que tenía el biorritmo a tope, que incluso cuando hacía un swing fallido, le iba "entero" a la bola. Su primera impulsada llegó en el mismo capítulo inicial, a costa de un Noelvis que, si bien fue bateado, debió ganarse un voto de confianza que evitara su salida prematura. Lo cierto es que, pusieran a quien pusieran los Gallos en el box, Ariel Sánchez lo iba a lastimar. Era el clásico hombre en estado de gracia, bendecido esa tarde por los dioses del béisbol. ¿Gozará hoy nuevamente de tal padrinazgo? (Y dicho sea de paso, ¿será que Ismel Jiménez es perfecto y nunca falla una apertura? Lo digo porque hay quienes le han puesto el letrero de Invencible, y me parece recordar que Vinent, y Rogelio, y Valle, y Carrero, perdían juegos... ¿O no?).

Ciego, desgarrado: El tigre ya no ataca. Lo intenta, sí, pero luego no clava la garra en su presa. Los avileños batean mejor que Las Tunas (.272 por .227), y lo hacen con más fortaleza (slugging de .449 con cinco jonrones, por .313 con tres del otro lado). Pero ocurre que los avileños han dejado a ¡treinta! corredores en las almohadillas, toda vez que su voracidad ofensiva se diluye en los momentos clave de cada desafío. La improductividad ha sido su sello en este play off que están a punto de perder. Aunque la única razón no es esa: su defensiva encalla en cada encuentro, y por ese camino acumulan diez pifias y promedian un patético .941. Eso, pese a que Ciego tuvo los guantes más seguros de la etapa regular... Nada, que la postemporada es otro campeonato. Más exigente y, sobre todo, tenso.