Estar alertas...

Cuando le regalaron a Barack Obama el premio Nobel de la Paz, a muchos se nos abrió la interrogante de lo que haría en lo adelante para ganárselo, todavía le dábamos en sus inicios el beneficio de la duda. Obama ha perdido en estos años más de una oportunidad para probar merecer el calificativo de defensor de la paz, pero en esta ocasión lo que debería hacer es devolver el premio, o quizá pedir que se instituya un Nobel del Cinismo y cambiarlo por el que le dieron.

Es difícil a estas alturas encontrar muchas diferencias entre Obama y su desvariado predecesor George W. Bush. Tanto parecido solo confirma la existencia de un partido único en los Estados Unidos donde nada hay más parecido a un presidente demócrata que uno republicando y ambos a los pistoleros de las películas del oeste americano.

Lo que acaba de declarar Bush, perdón, Obama, es otra forma de decir lo mismo que declaró el primero cuando amenazó a 60 o más oscuros rincones del mundo con el largo brazo militar yanqui. Ahora ya está probada y aprobada la nueva receta, el modelo para futuras intervenciones, elevado a la categoría de lección para la comunidad internacional. Obama el Pacífico, advierte a todos los pueblos del mundo: ¡Cuidado con lo que hacen¡ ¡Ya tenemos la receta justiciera del siglo 21!

Entre los contenidos de la nueva metodología están aspectos básicos como: matar personas declarando que están evitando que las maten, imponer el autoritarismo a nombre de la democracia, aceptar dinero y negociar con sus futuras víctimas, lograr un mínimo acuerdo del Consejo de Seguridad para luego hacer y deshacer a su antojo, convertir a mercenarios en rebeldes, apropiarse del dinero ajeno para luego repartirlo arbitrariamente, establecer inmediatamente las nuevas bases para saquear de las riquezas del país "beneficiado" con la aplicación de la universal receta; mentir, ocultar información, manipular la opinión pública.

Los Estados Unidos y la OTAN han impuesto a sangre y fuego un gobierno espurio, han vestido de demócratas a los usurpadores y han demostrado con ello, una vez, más su desprecio por la vida humana y por los pueblos del mundo. Esta vez ha tocado a los libios, pero mañana puede ocurrir lo mismo donde quiera que los señores de la guerra y del dinero lo determinen. Hay que recordar a Fucik y estar alertas.

"No podemos y no debemos intervenir cada vez que se produce una injusticia en el mundo -afirmó condescendiente el inspirado Presidente-. Pero también es cierto que en otros momentos el mundo podía y tenía que haber tenido voluntad suficiente para evitar la muerte de inocentes, Pero esta vez fue distinto, esta vez encontramos el valor y la voluntad colectiva de actuar".

Declarando el reconocimiento al Estado palestino y movilizando a la comunidad internacional para detener la violencia sionista, Obama tendría una excelente oportunidad "para evitar la muerte de inocentes". Pero el señor Presidente, el Premio Nobel de la Paz ya adelantó que vetará la iniciativa palestina.

Sobre los cadáveres de miles de víctimas inocentes de los bombardeos de la OTAN y de las represalias indiscriminadas de los rebeldes rápidamente cosidos como Frankestein y reconocidos como autoridades legítimas, Obama habló de una transición pacífica en Libia.

Por el camino que va el mundo, habrá que darle un Nobel también a Sarkozy, hay que ver de qué, porque en su caso todo parece indicar que aceptó dinero de Gadafi para su campaña electoral para luego formar filas en la cofradía de autores intelectuales de la masacre del pueblo libio.

Hay que sacar las lecciones de lo que está ocurriendo en el mundo. Una crisis general del capitalismo para la cual no tienen otra iniciativa como no sea repetir las recetas neoliberales precisamente las que han acelerado el desastre, una descarada apropiación por la fuerza de los recursos de quien los tenga, un desprecio por la voluntad soberana de los pueblos, la mentira como instrumento de dominación. Hay que recordar a Fucik y estar alertas.