Los colores de Juanes

Tomado de The Huffington Post
Traducido por Cubadebate

Cuando a mediados del verano pasado el cantautor Juan Esteban Aristizábal, más conocido como Juanes, mostró interés en llevar a cabo el tercero de sus Conciertos por la paz en La Habana, Cuba dejó claro y sin titubeos que el concierto solo debería darse si servía a los mismos propósitos que sus anteriores encuentros: nada de política, la paz sería el único mensaje.

A pesar de las perretas en Miami contra este joven y multipremiado colombiano y contra su causa, el 20 de septiembre del 2009, Paz sin Fronteras tuvo lugar en Cuba.

Con más de 20 artistas de Cuba y del mundo el concierto agrupó a la masa más grande jamás vista en la Plaza de la Revolución de La Habana; cerca de 1.2 millones de personas, casi todas vestidas de blanco, se sumaron para cantar y bailar con estos artistas, solo para divertirse y respaldar el mensaje de paz.

Ha transcurrido medio año y  todavía repica el hecho. A Cuba la habían puesto a prueba y aprobó con creces. Ni una sola de las falacias contra el objetivo del concierto, sus promotores o la sede del mismo sirvió de nada, ninguna de las ideas preconcebidas de que el gobierno de Cuba iba a convertir el concierto en un instrumento de propaganda resultó ser cierta.

No hubo ni un solo artista cubano que hablara ni media palabra sobre la política. Justo como lo quiso Juanes. Justo lo que había pedido.

En cambio los artistas, todos ellos, tenían más que razones suficientes para hablar. Cuba ha sido sujeta a uno de los más crueles castigos económicos de la historia por más de medio siglo, no se le permite comerciar con ningún país que tenga relaciones comerciales con los Estados Unidos, artículos de prensa, analistas, editoriales a diestra y siniestra en los grandes medios encuentran falla en la locura que representan las actuales e históricas relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, el hecho de que una isla pequeña pueda ser considerada una amenaza para la integridad de los Estados Unidos, tanto que el Departamento de Estado la pone en su lista de naciones terroristas, ha sido considerado como demencia política y para colmo, hay Cinco Cubanos injustamente presos desde hace más de una década en los Estados Unidos por el solo hecho de haber combatido el terrorismo dentro de esa nación y contra Cuba, mientras terroristas confesos como Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y Santiago Álvarez Magriñat andan libres por las calles de Miami.

Los artistas cubanos podían haber hablado, podían haber gritado a viva voz "Liberen a los Cinco", o "Extraditen a Posada Ya!" o "Fin al bloqueo y a las prohibiciones de viajes!", o podían haber dicho simplemente: "Por favor, déjenos en paz". Pero no, no hicieron eso, respetaron los deseos de Juanes. Quiero pensar que lo hicieron o que al menos  algunos lo hicieron a pesar de sí mismos.

El congresista William Delahunt, uno miembro veterano de la Cámara de Representantes de los EEUU y un viejo enemigo tanto del embargo, como de las prohibiciones de viajes, dijo recientemente que no iba a volver a postularse. En un artículo publicado en el Boston Globe menciona uno de sus días de mayor gloria y posiblemente una de las razones por las cuales no debería dejar la política jamás. En años pasados él llegó a un acuerdo con el Presiente de Venezuela Hugo Chávez para obtener petróleo costeable para suministrar a viviendas en zonas de pocos ingresos del noreste de los EEUU durante los crudos meses de invierno -un acto que por parte de ambos bien podría considerarse un hecho equivalente a la paz, en un sentido más amplio, filosófico y pragmático de la palabra.

Hace unos días Juanes, el mismo que proclamó la paz como el único mensaje para lograr una vida perdurable, insultó en su página de Twitter al presidente Hugo Chávez. "Me pasaron el PIN de Chávez, alguien lo quiere para que le mande mensajes a su Blackberry?", escribió el cantante. Lo que seguía era un juego de letras y números: "Ahí les va, H1J0D3PU7A".

¿Es este el mensaje de paz y de unidad que deberíamos esperar del mismo hombre que hace menos de un año le puso condiciones a la nación anfitriona sobre cómo llevar a cabo un concierto? ¿Es este el mensaje que deberíamos esperar de un hombre que se proclama artista  ante los jóvenes de hoy? ¿Insultar a un presidente sin más ni más?

El presidente Hugo Chávez puede que no sea un santo, puede que no goce del favor de todos, pero es un Jefe de Estado, un presidente electo democráticamente de pies a cabeza. Si según algunos él ha cometido errores como presidente en el pasado, una andanada de insultos no es la manera de resanar el error y dista mucho de lo que cualquiera en este hemisferio debería denominar "Paz".