Responsabilidad individual y colectiva en la “nueva normalidad” habanera (+ Fotos)

La céntrica heladería Coppelia, un ícono de la capital cubana, reabrió este viernes con las medidas de bioseguridad adecuadas. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera / Cubadebate

Muchos piensan que la decisión fue apresurada, que La Habana no estaba lista para entrar a la primera fase de recuperación pos COVID-19; sin embargo, el favorable comportamiento de los indicadores, resultado de las acciones mancomunadas de todas las autoridades del territorio y del acatamiento disciplinado de la mayoría a las medidas dictadas, garantizaron que este viernes 3 de julio, la capital de todos los cubanos ya se encuentre en camino al restablecimiento de la normalidad y con ella, la del país.

Haber sido la última provincia en arribar a este periodo habla ciertamente de las complejidades de una ciudad con una alta densidad poblacional, donde sus dinámicas sociales y comerciales le dotan de gran movilidad, al contar, además, con una alta cifra registrada en cuanto a población flotante. No fueron medidos, entonces, esfuerzos ni tiempo ni recursos para la organización y el desempeño del trabajo, que día tras día, desde el Consejo de Defensa Provincial, puso lupa sobre cada palmo de la vida capitalina.

Teniendo como centro la situación epidemiológica de la ciudad derivada del evento SARS-CoV-2, los análisis abarcaron diariamente el comportamiento de los aseguramientos relativos a medicamentos, transportación, abasto de agua, consumo energético y cobertura alimentaria; ese órgano ha dirigido, el Consejo Provincial de Defensa, con la presidencia de Luis Antonio Torres Iríbar y la vicepresidencia de Reinaldo García Zapata, cada uno de los neurálgicos procesos que nos han llevado hasta aquí.

Pero es importante cerrarle el paso al exceso de confianza, estar claros de lo que significa en realidad esta llegada a la fase de recuperación: solo un escalón más en la empinada cuesta a subir hasta el eliminación total del virus provocante de la COVID-19, lo cual, como ya todos saben, depende en gran cuantía de los esfuerzos personales, de la responsabilidad individual, de asumir desde la más profunda conciencia la necesidad de cumplir con todas las medidas de protección higiénico-sanitarias, incluso ahora más que nunca, cuando muchos de los servicios y espacios que se mantuvieron cerrados, reabren sus puertas.

Los protocolos de higienización se mantendrán por parte de todos los operadores de transporte. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera / Cubadebate

Los autos serán usados al 100% de su capacidad cumpliendo con las medidas higiénico-sanitarias establecidas como el uso del nasobuco. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera / Cubadebate

En los ómnibus de transporte público se ocupará el 100% de los pasajeros sentados y el 50% de los pasajeros de pie en la primera fase. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera / Cubadebate

(Tomado de Tribuna de La Habana)