Alcaldesa de Seattle a Trump: Haznos seguros a todos, regrésate a tu búnker

Trump, en un tuit dirigido a la alcaldesa Jenny Durkan, de Seattle, y al gobernador de Washington, Jay Inslee, la noche del miércoles, les ordenó que retomen su ciudad AHORA.

En Seattle los manifestantes establecieron una zona autónoma cooperativa sin policías que provocó que Donald Trump ordenara a la alcaldesa retomarla, y ésta le respondió que mejor se regresara a su búnker, mientras continuaron las tensiones entre el comandante en jefe y los mandos militares.

Fue un error, declaró el general Mark Milley, el militar de más alto rango del país, quien preside el estado mayor, al disculparse por haber participado en la ahora famosa caminata de Trump a través de la Plaza Lafayette la semana pasada, después de que manifestantes pacíficos fueron expulsados con gas lacrimógeno y balas de goma, para tomarse una foto con una Biblia frente a una iglesia.

“No debería de haber estado ahí… Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de las fuerzas armadas involucradas en política doméstica”, afirmó en un videomensaje a la Universidad Nacional de Defensa.

Milley consideró renunciar después de ese espectáculo, el cual pensaba era un evento para reconocer a las fuerzas federales alrededor de la Casa Blanca, reportó NBC News. El general también se opone a la amenaza de Trump de desplegar a los militares para reprimir las protestas, informó el New York Times. Otros cinco generales y almirantes retirados expresaron alarma ante esa propuesta y el espectáculo después de la represión de los manifestantes, algunos advirtieron que ponía en jaque la democracia estadunidense.

Pero el comandante en jefe continúa amenazando con el uso de fuerza federal a opositores por todas partes. Un grupo de activistas que, después de una semana de protestas y enfrentamientos con la policía, ha ocupado una zona de varias cuadras en Seattle a la cual bautizaron la zona autónoma de Capitol Hill, para convertirla en un experimento urbano cooperativo sin policía; un área que cedieron las autoridades municipales, que incluía el abandono de un cuartel de policía ahí. Una manta a la entrada de ese cuartel declara: Este espacio es ahora propiedad del pueblo de Seattle, y medios locales reportan algo entre festival de arte, comuna y escuela en la calle.

Esto, aparentemente, es una amenaza intolerable para la seguridad nacional y Trump, en un tuit dirigido a la alcaldesa Jenny Durkan, de Seattle, y al gobernador de Washington, Jay Inslee, la noche del miércoles, les ordenó que retomen su ciudad AHORA. Advirtió: Si ustedes no lo hacen, yo lo haré. Esto no es un juego. Añadió que terroristas domésticos han tomado Seattle, gobernado por demócratas de izquierda radical, por supuesto. ¡LEY y ORDEN!

Durkan, la alcalde, respondió con su propio tuit: Haznos seguros a todos. Regrésate a tu búnker.

En Dallas, ayer, Trump convocó a un foro en una iglesia sobre el asunto de seguridad pública donde defendió a las fuerzas policiacas del país rechazando las críticas y demandas nacionales para reformarlas o incluso desaparecerlas, y retomó el argumento clásico de que los abusos son cometidos por casos aislados, malas manzanas. No invitó a ese foro a los tres oficiales de seguridad pública de mayor rango de la ciudad, todos afroestadunidenses.

Ahí, el presidente reprobado por mayorías por su manejo de relaciones raciales, declaró que los estadunidenses son un pueblo bueno y virtuoso. Tenemos que trabajar juntos para enfrentar la intolerancia y prejuicios donde aparezcan, pero no haremos progreso ni sanaremos heridas acusando falsamente a decenas de millones de estadunidenses decentes como racistas e intolerantes.

Mientras, William Barr, procurador general, declaró que la verdadera opresión y peligro a nuestras comunidades proviene del crimen violento y el desorden y no de la policía. No mencionó, como documenta el Washington Post, que la policía ha matado a balazos a más de mil personas por año, un nivel sumamente más alto que en cualquier otro país avanzado.

EE.UU., entre un matón neofascista en la Casa Blanca y un liderazgo demócrata agotado

Estamos atestiguando una rebelión. Es bello ver la cantidad de protestas y las dimensiones y amplitud de todos los colores, todos los géneros, todas las orientaciones sexuales, todas las etnias e identidades religiosas de Estados Unidos, afirma el doctor Cornel West, profesor en Harvard y Princeton, filósofo y teólogo, y prominente intelectual público afroestadunidense, una de las voces más necesarias y de referencia en esta coyuntura marcada por la ola de protesta antirracista más amplia en medio siglo.

West se define como un intelectual público y promotor de la justicia racial a través de las tradiciones de la iglesia afroestadunidense, la política progresista y el jazz. Es integrante de Democratic Socialists of America; autor de 20 libros, entre los que destacan Race Matters y Democracy Matters: Winning the fight against imperialism, orador electrizante y de larga presencia en las luchas progresistas de las últimas décadas. West ofrece historia, música y un profundo conocimiento de la dinámica política y social de este país.

Al hablar recientemente de las protestas, West indicó: esto ha sido desatado por la muerte de George Floyd (el afroestadunidense asesinado por un policía blanco) combinado con la pandemia, niveles de desempleo masivo tipo Gran Depresión y un neofascista mandando en este Estado-nación.

Sobre las protestas a las que llama una rebelión, subraya que hay una nueva y maravillosa militancia moral, una intensidad cotidiana en protestas pacíficas y la organización local de grupos que en el pasado apenas se hablaban entre sí, pero que ahora están juntos luchando, caminando las calles juntos, y yendo a la cárcel juntos.

Al comentar sobre la ceremonia fúnebre esta semana de Floyd, West dijo que los afroestadunidenses “somos un pueblo que ha sido crónica y sistemáticamente odiado por 400 años, pero que le ha enseñado al mundo tanto sobre el amor… después de 400 años de ser traumatizados queremos ofrecer curanderos; eso es Frederick Douglass, eso es Martin King, Curtis Mayfield. ¿Qué tiene este pueblo negro, tan plenamente subyugado, que quiere libertad para todos? Ese es el gran regalo al mundo precisamente desde las entrañas del imperio estadunidense.

“Tenemos un amor que el mundo no nos puede quitar. La supremacía blanca podría hacer que ser negro sea un delito, pero rehusamos bajarnos a las alcantarillas. Vamos a irnos dando de golpes como Ella Fitzgerald, Muhammad Alí, en nombre del amor y la justicia… Y lo estamos haciendo para todo el mundo”, comentó en entrevista para CNN.

El estallido social que ha durado más de dos semanas y se ha expresado en más de 600 ciudades y pueblos genera nueva esperanza para el país, aunque la crisis actual –salud, económica y violencia racial– muestra a Estados Unidos como un fallido experimento social.

Advierte que el sistema no puede reformarse por sí solo, ya que políticamente a nivel de cúpula Estados Unidos se encuentra entre un matón neofascista en la Casa Blanca y un ala neoliberal con liderazgo agotado del Partido Demócrata. Ante ello, los pobres y los trabajadores negros, morenos, rojos, amarillos, de todo color, son los excluidos y se sienten totalmente sin poder, sin ayuda, sin esperanza, y de ahí la rebelión.

En otra entrevista, resumió así la coyuntura: la respuesta multirracial al asesinato policiaco de George Floyd que ahora se está vertiendo en una resistencia política al saqueo legalizado de la avaricia de Wall Street, el despojo del planeta y la degradación de mujeres y los gays significa que aún estamos luchando, a pesar de todo. Si la democracia radical muere en Estados Unidos, que se diga que hicimos de todo con todo contra las botas del fascismo estadunidense que intentaron aplastar nuestros cuellos.

Repite siempre su famosa frase: La justicia es como el amor, se ve en público.

West ha colaborado en tres discos de palabra hablada, en los que tambien participaron Prince, Jill Scott, Talib Kweli entre otros, y también ha colaborado en proyectos de jazz y ha inspirado a un grupo de rap.

Es un guía esencial para estos tiempos.

(Tomado de La Jornada)