Almohadillas sanitarias: ¿Súper finas y con alas?

El estado cubano les garantiza a las féminas, desde los 10 años y hasta los 55, un paquete de almohadillas sanitarias cada 28 días. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate.

La etapa de la menarquía o el primer sangrado menstrual puede despertar la pubertad de las adolescentes a partir de los 10 años y hasta los 15. Sin embargo, para las mujeres cubanas, la edad fértil puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza. 

Las almohadillas sanitarias llegan para satisfacer las necesidades higiénicas básicas, pero ¿qué pasa cuando la cantidad no es suficiente y la calidad no es óptima?

El Estado cubano garantiza a todas las féminas, desde los 10 años y hasta los 55, un paquete de “íntimas” —como se conocen popularmente—, cada 28 días a un precio módico, a 1.20 pesos moneda nacional.

Según el doctor Ernesto Quesada, ginecólogo de La Habana, el ciclo promedio de una mujer es de tres a siete días, y para evitar la formación del mal olor y que las bacterias afecten la zona se debería cambiar la toalla sanitaria, máximo cada seis horas.

Es decir, una mujer que menstrue tres días y se cambie como debe ser —cada seis horas— utilizaría un mínimo de 12 almohadillas mensualmente. Pero si un paquete trae 10 unidades, definitivamente las matemáticas no “alcanzan”.

La marca “Mariposa” es producida por la empresa cubana MATHISA. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate.

Al respecto, en entrevistas realizadas a varias mujeres salen a relucir diversos criterios. La estudiante universitaria, Yarelys González, opina que deberían dar al menos dos paquetes, porque hay algunas que tienen abundante flujo menstrual y no les alcanzan.

Una vez que comienza el año todas las féminas deben pasar por la farmacia, que le corresponde según su domicilio, para censarse y comenzar a recibir las almohadillas sanitarias, las que se reparten por ciclos de hasta 3 meses. A partir del cuarto comienza un nuevo período y ya no se puede recuperar los paquetes de los meses anteriores.

A decir de una jefa de almacén en una de las unidades del municipio Plaza de la Revolución, quien no quiso identificarse, muchos sacos llegan con menos paquetes de los que deberían y muchos de estos últimos abiertos. “Cuando llega un paquete abierto no se puede vender a la población y la empresa no lo cambia, lo tengo que poner yo”, declaró la fuente.

Los entrevistados opinan que a las almohadillas les falta pegamento. Foto: Tomada de Trabajadores.

En cuanto a la calidad, Sandra Ferrer, residente en el capitalino municipio de Diez de Octubre, piensa que están bastante delgadas. “A veces se pasan buenos sustos con ellas en la calle, debían aumentar la cantidad de relleno que tienen”, plantea.

“A mí nunca me alcanzan, tengo que comprar paquetes a sobreprecio a los revendedores. Normalmente cuestan 10 pesos cubanos y cuando se pierden hasta 15,” confiesa Laritza Domínguez, de Centro Habana.

En este sentido habría que analizar de dónde provienen las almohadillas que se comercializan por la “izquierda”, sin son las mismas Mariposas que se ofrecen a la población en las farmacias.

A decir de otras muchachas, además de comprarlas a los revendedores, ellas tienen la variante de obtenerlas en las Tiendas Recaudadoras de Divisa (TRD), cuyo valor es superior a 1.00 CUC (25 pesos moneda nacional), una opción poco accesible para muchas cubanas.

Algunas de las almohadillas que se ofertan en las TRD son producidas por la misma empresa que las subsidiadas, la marca Pétalos, con mayor calidad y absorción. Esta situación prueba que existe la capacidad para mejorar, entonces, ¿que está pasando?

¿Qué dice MATHISA?

Desde hace unos años se distribuye a las farmacias las almohadillas súper finas con alas. Foto: Trabajadores.

La Empresa de Materiales Higiénico Sa­nitarios MATHISA es la única productora de almohadillas sanitarias en Cuba. Con tres fábricas, una en la capital que abastece a la región Occidental; otra en Sancti Spíritus, para el Centro, y la de Bayamo encargada del Oriente del país ha logrado garantizar una mejor logística de transportación para que el producto se distribuya por toda la Isla.

A pesar de que la empresa se ha visto afectada por la falta de materias primas, dado que los materiales importados demoran en llegar al puerto cubano, la distribución no ha parado. El défict productivo se ha resuelto con los paquetes almacenados que existían en la fábrica.

La ingeniera Yaimara Díaz Placeres, directora de la UEB Almohadillas Mariposa Habana, comentó que la empresa produce cuatro tipos de surtidos: la Mariposa con alas, la Mariposa anatómica, las súper finas con alas y las súper finas anotómicas.

Estas dos últimas tienen un núcleo más pequeño hecho con un material súper absorbente, que le da mayor confort y seguridad a la mujer. Inicialmente, se distribuía a la población el tipo Mariposas con alas, un poco más gordas, pero sin este tipo de componente.

“La tecnología en el mundo va cambiando y gracias a investigaciones que se hicieron en Cuba se determinó que se debía cambiar el producto de distribución”, declaró la directiva capitalina.

Hace unos años se distribuye a las farmacias las almohadillas súper finas con alas. Tienen en su núcleo pulpa de celulosa y súper absorbente, un sólido líquido capaz de gelatinizar cualquier tipo de fluido y le da mayor absorción.

En este sentido, Díaz Placeres declaró que la almohadilla no es fina por una cuestión de mala calidad o porque se usen menos recursos en pos de economizar. Al contrario, se hacen así para beneficiar a la mujer.

Este es un modelo que se utiliza en el mundo entero, menos incómodo dado su grosor, realizado para un uso máximo de cuatro horas, a partir de ese tiempo surgen problemas de mala absorción, explicó Yaimara.

En la producción de este tipo de almohadilla se utilizan 10 materiales, de los cuales ocho son importados, excepto el material de envase y embalaje que se obtiene en el mercado interno.

“Aproximadamente, el costo de producción de un paquete de almohadillas sanitarias es de 0.42 centavos en moneda libremente convertible (CUC) y se vende a la población en 1.20 moneda nacional, alrededor de 0.05 CUC, por lo que es un producto netamente subsidiado por el Estado”, explicó la especialista.

El proceso de envase se realiza de manera manual. Foto: Tomada de Trabajadores.

Por su parte, Emma Hernández Ibarra, directora general de la Empresa Nacional, disertó en que las maquinarias que se utilizan son un poco obsoletas, de procedencia italiana, con más de 14 años de explotación, con una velocidad de 280 unidades por minuto aproximadamente.

“A este proceso automático se acopla un proceso manual de envase, realizado por cinco mujeres que se encargan de contar y conformar los paquetes. Aquí se une la presencia del posible error humano, que posibilita que en ocasiones los paquetes tengan más o menos íntimas acorde a la cantidad establecida (10)”, añadió Hernández Ibarra.

Según datos ofrecidos por las directivas, el plan anual de MATHISA es de 42 millones de paquetes, 6 mil unidades de la marca Pétalos, distribuidas en las TRD, y 41,2 millones aproximadamente de Mariposas súper finas y con alas, que equivale a una producción estimada de 3,5 millones de paquetes mensuales.

A decir de Enma Hernández, el costo de fabricación de una almohadilla imposibilita a la empresa aumentar la producción y de esta manera cumplir con las cantidades necesarias para las féminas.

En busca de las soluciones

A decir de la directora de MATHISA, la empresa está consciente de que deben seguir trabajando en la calidad y en la diversidad de los surtidos. Asegura que ellos atienden las quejas de la población con la mayor brevedad posible.

En busca de las solución a los defectos técnicos se realizan controles de calidad cada una hora y los problemas que son detectados se solucionan, en aras de ofrecer un mejor servicio, aseveró Emma Hernández.

En cuanto al pegamento, Yaimara Díaz declaró que este material se utiliza dos veces en el proceso, primero, en la parte posterior para adherir la almohadilla a la prenda interior y después para las alas. Por cuestiones técnicas, en ocasiones las alas no quedan en el lugar indicado y el pegamento se corre al cuerpo de la pieza. Esta es una de las quejas más frecuentes entre las féminas.

“Muchas veces los problemas que presentan las mujeres son por desconocimiento, ya que la almohadilla está diseñada para utilizarla por un periodo determinado y cuando se pasa de este tiempo pueden ocurrir inconvenientes”, comentó Díaz.

Sería factible poner en la envoltura del paquete el tiempo para el cual está previsto el uso de cada almohadilla y así las mujeres no presentarían dificultades por falta de conocimientos.

Por su parte, Hernández Ibarra aseguró que la almohadilla está diseñada para colocarla en la ropa interior antes de ponérsela, si no se hace de esta manera, la  “íntima” puede romperse en el medio.

La falta de variedad es un problema, porque cada mujer debería elegir una almohadilla acorde a su fisionomía. Hay jovencitas que tienen poca menstruación y en vez de utilizar una almohadilla resolverían con un protector diario.

“El país tiene que acceder a las súper finas porque es la opción que media entre todos los tipos que existen y es la que más se acerca a lo que la mayoría de las mujeres usan y necesitan”, aseveró la directiva nacional.

Por su parte, Isabel Izquierdo, de Centro Habana, piensa que debe existir alguna manera diferente para regular la entrega de las almohadillas, pues muchas mujeres no caen con la mestruación antes de los 15 y a otras se les quita rápidamente, además de que las embarazadas que no las necesitan. “Una mejor distribución podría ser la solución”, afirmó.

A pesar de que los directivos de la empresa MATHISA están conscientes de los problemas de las almohadillas cubanas y buscan vías para la solucionarlos, las mujeres deben tener en cuenta que solo están previstas para un tiempo determinado y prolongar su uso podría tener complicaciones.

Indiscutiblemente, la cantidad no es la suficiente. Es preciso pensar en incrementar la asignación prevista para cada mujer o vender un por ciento de la producción nacional por la libre. Hay que buscar soluciones más eficaces en aras de ofrecer a las féminas el mejor servicio posible, cuando de higiene se habla.