Solo y en silencio, el Papa Francisco recorrió los campos de exterminio nazi de Auschwitz, donde estuvo alrededor de dos horas.
Con su decisión, al contrario de sus predecesores, de no pronunciar ningún discurso y sus largos momentos de recogimiento, se respiró el drama de aquella locura nazi que llevó a exterminar a 1,1 millones de personas en los campos de Auschwitz y Birkenau y a 6 millones de judíos durante la II Guerra Mundial.
En el Bloque 11, donde se encontraban las celdas subterráneas en las que se encerraba a los prisioneros para que murieran de hambre y sed, Francisco pudo saludar a once personas que consiguieron sobrevivir al horror de estos campos.
En su recorrido silencioso, Francisco se detuvo en Bikernau para conocer también las historias de quienes ayudaron a los judíos y han sido reconocidos por ello como "Justos de las Naciones" por el Yad Vashem, el museo de la Memoria del Holocausto de Jerusalén. Frente a las lápidas que recuerdan en 23 idiomas al millón de personas que murieron en Auschwtiz se encontraba María Jamro. Sus padres, campesinos, dieron cobijo a Hena y Oskar Oliner quienes, desfallecidos, llamaron a la puerta de su casa para poder pasar la noche, a lo que ellos aceptaron para ayudarles en todo.
(Tomado de Infobae/EFE)