Encuestas prevén un triunfo contundente de Trump por el lado de los republicanos

Este martes los aspirantes republicanos y demócratas buscarán afianzarse en la carrera por la candidatura presidencial. Del lado republicano Donald Trump va a la cabeza, pero Ted Cruz y Marco Rubio (segunda y tercera imagen) aún tienen esperanzas. Por los demócratas, Hillary Clinton busca consolidar su condición de favorita frente a la sorpresiva precampaña de Bernie Sanders. Foto: AP y AFP.

Las cúpulas de los dos partidos nacionales enfrentan con preocupación las contiendas en 11 estados en juego este supermartes, donde un triunfo contundente de Donald Trump podría sellar el destino alarmante del Partido Republicano, y donde Hillary Clinton buscará, prácticamente, anular la campaña insurgente del socialista democrático Bernie Sanders, que se ha atrevido a retar la corona de la reina del Partido Demócrata.

Trump, en los últimos sondeos, es pronosticado ganador en la mayoría de los 11 estados en juego en este maratón, mientras sus dos contrincantes principales –los senadores Marco Rubio y Ted Cruz– buscarán, por lo menos, triunfar en un estado y mantener lo más cerrado posible el margen entre ellos y el multimillonario populista derechista.

Por el lado demócrata, Clinton goza de amplia ventaja en los principales estados en juego en el sur y desea un triunfo suficientemente aplastante como para intentar destruir de manera contundente el desafío inesperado de Sanders.

Los estados que realizarán contiendas electorales para otorgar delegados a los precandidatos son: Massachusetts, Minnesota, Virginia, Tenesi, Alabama, Georgia, Texas, Arkansas, Colorado, Oklahoma y Vermont. En Alaska compiten sólo los republicanos (los demócratas lo harán en ese estado el 26 de marzo).

El multimillonario

Muchos dentro y fuera de la cúpula republicana empiezan a concluir que es demasiado tarde para frenar el tren de Trump, sobre todo si se impone este martes. Mientras supremacistas blancos aquí y en Europa se proclaman por él, Trump ha logrado ampliar su base de apoyo entre la filas republicanas según las últimas encuestas (la más reciente a nivel nacional, de CNN, lo tiene ganando con 49 por ciento, seguido por Rubio con 16 por ciento y Cruz con 15) y con ello desmoronar el control de la cúpula republicana.

A finales de la semana pasada, una figura de la cúpula, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, hasta hace poco precandidato presidencial republicano, anunció su respaldo a Trump y lo acompañó a varios actos masivos de campaña. Esto fue considerado casi vil oportunismo y casi traición por algunos en el partido.

Poco después, Jeff Sessions, uno de los senadores republicanos veteranos y promotor de las iniciativas antimigrantes más extremas, también proclamó su apoyo para el multimillonario. Se espera que habrá más figuras de la cúpula republicana que de repente apostarán por el insurgente.

Marco Rubio, la última esperanza de la cúpula, ha decidido cambiar de estrategia para enfrentar a Trump con las mismas tácticas del magnate –insultos y descalificaciones– y promover un movimiento anti Trump en las filas republicanas. Todos esperan que funcione, pero es difícil ganarle al maestro en su propio terreno.

A la vez, Cruz está apostando a que ganará en su estado, Texas, y que con ello mantendrá viable su campaña. También se apuesta a que estados grandes como Florida y Ohio, que realizarán sus contiendas a mediados de marzo, ofrecerán más oportunidades a Rubio y John Kasich para obstaculizar el paso a Trump.

Pero cada vez más analistas consideran que Trump llegará como el ganador del proceso interno a la convención nacional en julio, y que será ahí donde tal vez se detonará una última batalla para evitar su coronación, pero que eso podría provocar una crisis tal vez mortal para el partido.

El socialista democrático

La estrategia de Clinton depende en gran medida de su apoyo entre las minorías, sobre todo los afroestadunidenses en los estados sureños. Su triunfo aplastante en Carolina del Sur el sábado pasado fue comprobación de ello. Sin embargo, la semana pasada se fragmentó su monopolio sobre los latinos en el concurso en Nevada, en gran medida por la preferencia de los jóvenes por Sanders.

Por ello, muchos estarán observando qué pasa con este sector en Texas, Colorado y, en grado menor, en Virginia y Georgia, donde se verá de nuevo el papel de los latinos para determinar la contienda en esos estados entre los dos demócratas.

Clinton busca imponerse de manera definitiva sobre Sanders con múltiples triunfos este martes y así presentarse como la inevitable candidata demócrata a la presidencia. Sin embargo, se calcula que no ganará todo: Sanders probablemente triunfará en su estado, Vermont, tal vez el colindante Massachusetts y tiene muy buenas perspectivas en Colorado.

Sanders continúa generando un apoyo entusiasta con su mensaje de una revolución política, alimentado sobre todo por los jóvenes, que han sido parte clave de su sorpresa después de que casi todos los expertos inicialmente descartaron sus posibilidades en esta contienda.

Un estratega y analista electoral veterano comentó a La Jornada que Sanders también es diferente en otro aspecto: su base de donantes. Rompiendo todos los récords, más de 1.2 millones de individuos han aportado múltiples donaciones de sólo 27 dólares en promedio. Sanders ha recaudado casi 40 millones más sólo en febrero, logrando competir directamente con el poderoso aparato de Clinton, apoyado en gran medida por grandes intereses adinerados.

Los candidatos suelen suspender sus campañas no por derrotas electorales, sino cuando sus principales donantes les informan que ya no están dispuestos a dar más. En el caso de Sanders esto no es factor; por lo tanto, continuará en la contienda un buen tiempo más, suceda lo que suceda este martes.

Este fin de semana la representante y veterana militar de Iraq Tulsi Gabbard renunció a su puesto de vicepresidenta del Comité Nacional Demócrata –el órgano cupular del partido– para pronunciarse a favor de Sanders. El ex secretario de Trabajo de Bill Clinton y reconocido analista e intelectual público Robert Reich también se sumó a Sanders. Y Adam McKay, el guionista de The Big Short, al ganar el Óscar pidió al público de cientos de millones que dejaran de votar por candidatos que aceptan fondos de las grandes empresas, sobre todo las financieras, sin mencionar nombres, pero el único precandidato que no lo hace ahora es Sanders.

Frenen a Trump, clamor entre cúpulas política y mediática de EU

Las cúpulas de los dos partidos tradicionales en Estados Unidos han encendido alarmas ante el inesperado éxito de precandidatos insurgentes que hacen pensar a analistas y observadores si este proceso electoral marcará el fin del sistema bipartidista en el país. En la imagen, Donald Trump, del lado republicano, captado en Las Vegas, y Bernie Sanders (a la derecha), del bando demócrata, en Oklahoma. Foto: AFP y AP

Frenen a Trump, es el clamor entre cúpulas políticas y mediáticas que afirman que el multimillonario es un Frankenstein que está por destruir a su creador, el Partido Republicano, mientras del lado demócrata crecientes interrogantes sobre la viabilidad a largo plazo de Hillary Clinton, bajo sombras de investigaciones federales y falta de entusiasmo entre sus bases, están generando alarma.

Cada vez más analistas y observadores preguntan si este proceso electoral marca el fin del sistema bipartidista actual, ante la inesperada ola de apoyo a dos precandidatos insurgentes –Trump por lado republicano y Bernie Sanders por el demócrata– que coinciden en general en calificar al stablishment político de corrupto, ineficaz, obediente a unos cuantos intereses, y fuera de sintonía con el sentir popular (ver).

Líderes republicanos, tienen que hacer todo en su poder para frenar a Trump, es la cabeza urgente del editorial del Washington Post ayer. Advierte que “lo impensable empieza a verse como lo inevitable: en la ausencia de un esfuerzo extraordinario de gente que entiende la amenaza que representa, es probable que Donald Trump será nominado candidato presidencial del Partido Republicano… La historia no verá de manera amable a los líderes republicanos que fracasan en hacer todo en su poder para evitar que un bully demagogo sea su abanderado”.

Robert Kagan, de la destacada Brookings Institution, señala en su columna en el Post que Trump no es alguien que amenace a la cúpula partidaria desde fuera, sino que es creación del partido, su monstruo Frankenstein, llevado a la vida por el partido, alimentado por el partido y ahora suficientemente fuerte como para destruir a su creador.

Algunos ya se atreven a pronosticar la caída del partido ante este fenómeno.
Con sus tres triunfos en fila y las encuestas que muestran que mantiene amplia ventaja a nivel nacional, así como en las próximas contiendas estatales, sus cuatro contrincantes, la cúpula y opositores de todo tipo –liberales, afroestadunidenses, inmigrantes, musulmanes y más, asustados por quien algunos califican de fascistoide– están obsesionados sobre cómo descarrilar a Trump para evitar su coronación como candidato presidencial del partido.

Los senadores Marco Rubio y Ted Cruz batallan para presentarse como única alternativa ante el fenómeno Trump. Rubio, ahora favorito de la cúpula tras la salida de Jeb Bush, está apostando a que en marzo ganará Florida, su estado, y empezará a acumular mayor ímpetu.

Por su lado, Cruz tiene una estrategia parecida al suponer que ganará su estado (Texas) y de ahí empezar a cobrar fuerza.

El gobernador John Kasich también se postula como opción para la cúpula, si es que logra ganar su estado (Ohio). Pero estos tres no están seguros de poder ganar en sus casas ante el fenómeno Trump. El neurocirujano Ben Carson, pues, ya nadie entiende por qué sigue en la carrera.

Algunos veteranos estrategas republicanos consideran que los contrincantes tienen sólo hasta el 15 de marzo para descarrilar a Trump, pero por ahora fragmentan entre ellos lo que podría llamarse el voto antiTrump.

Sólo 5 por ciento de los delegados se han otorgado hasta la fecha, pero en las próximas tres semanas todo se acelera: en el supermartes este 1º de marzo están en juego 595 delegados, y 368 más en otras contiendas estatales antes del 12 de marzo. Mientras tanto, después del 15 de marzo las reglas cambian y, en lugar de otorgar delegados de manera proporcional, el ganador de cada contienda se lleva todos los delegados de ese estado. Se requiere de mil 237 delegados para ganar la corona republicana.

El otro cuartel

Aunque todo indica que Clinton ganará no sólo la próxima contienda entre los dos precandidatos demócratas el próximo sábado en Carolina del Sur, sino la mayoría de los 11 estados en juego en el supermartes el 1º de marzo, hay más preocupación que júbilo en sus cuarteles.

Continúan por lo menos tres investigaciones federales sobre el manejo del sistema de correo electrónico privado empleado por Clinton durante su desempeño como secretaria de Estado, asunto que siempre está al borde de volverse una pesadilla que podría dañar seriamente su candidatura, y a la cúpula de su partido.

Mientras tanto, aunque goza de casi un monopolio sobre el voto afroestadunidense, se abren grietas en ese apoyo. El miércoles, Ashley Williams, activista afroestadunidense de Charlotte, Carolina del Sur, interrumpió a Clinton en un acto privado de recaudación de fondos y le exigió una disculpa por su defensa de políticas promulgadas por el presidente Bill Clinton en los 90 que aceleraron el encarcelamiento de jóvenes negros. Williams dijo que su propósito era obligar a Clinton a abordar su papel en el pasado por su apoyo a la encarcelacion masiva y el daño que ha hecho a las comunidades negras.

A pesar de contar con la mayoría del liderazgo tradicional afroestadunidense, cada día hay más cuestionamiento sobre su carrera y posiciones anteriores y sus consecuencias para ese sector. Algunos de los artistas e intelectuales afroestadunidenses –entre ellos Spike Lee, Cornel West, Ta-Nehisi Coates, Michelle Alexander– se están expresando contra ella, y muchos se están declarando a favor de Sanders.

Por su parte, Sanders sigue apostando a que los jóvenes responderán a su llamado a una revolución política y su mensaje central de que se tiene que derrocar a la oligarquía del 1 por ciento que ahora controla la democracia en este país. Parte de su estrategia es romper, justo con los jóvenes, lo que antes se veía como el monopolio de Clinton sobre los sectores claves del partido, las bases latinas, afroestadunidenses así como las bases sindicales.

Noam Chomsky comentó recientemente que el fenómeno de Trump se explica en parte por el temor, junto con un desmoronamiento de la sociedad durante el periodo neoliberal. La gente se siente aislada, desprotegida, víctima de fuerzas poderosas que no entienden y sobre las cuales no influyen. En los años 30, afirmó en entrevista con Alternet, la pobreza y el sufrimiento eran mayores que hoy, pero había un sentido de esperanza que está ausente hoy día.

Sobre Sanders opinó que es un demócrata honesto del New Deal y que “el hecho de que sea considerado ‘extremo’ es un comentario sobre el giro hacia la derecha de todo el espectro político durante el periodo neoliberal”.

(Tomado de La Jornada)