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Un mundial de judo con alas enormes

José Armenteros, monarca mundial juvenil en Sudáfrica 2011, derrotó en la fase eliminatoria al campeón mundial del pasado año, Elkhan Mammadov, de Azerbaiján. Luego en  semifinales dispuso de Iván Remarenko de los Emiratos Árabes Unidos y por el titulo se las vera con el checo Lukas Krpalek, bronce en los mundiales de 2011 y 2013.

José Armenteros, monarca mundial juvenil en Sudáfrica 2011, derrotó en la fase eliminatoria al campeón mundial del pasado año, Elkhan Mammadov, de Azerbaiján. Luego en semifinales dispuso de Iván Remarenko de los Emiratos Árabes Unidos y por el titulo se las vera con el checo Lukas Krpalek, bronce en los mundiales de 2011 y 2013.

Cuba llegó a la ciudad rusa de Chelyabinsk con la motivación de rendir una actuación parecida a la de los últimos campeonatos mundiales de judo. Y con toda justicia cumplió sus objetivos y hasta sobrepasó con alguna sorpresa, en tanto fue la propia competencia un escenario más exigente y espectacular que el esperado.

Idalis Ortiz (+78 kg) lideró la faena con un título que según ella “le debía a su pueblo” tras el quinto puesto del Grand Prix de La Habana dos meses atrás. En lo personal significó su segunda corona consecutiva en lides mundiales y su perfecta demostración —con ippones de leyenda— le valieron la distinción de más destacada de la lid, galardón que le arrebató en el último momento a la colombiana Yuri Alvear (70 kg), monarca por tercera ocasión en lides del orbe.

La gran revelación para nuestra delegación en los tatamis de la Arena Traktor fue el joven José Armenteros (100 kg), plata en una división donde liquidó a todos sus oponentes por ippón, incluido el campeón mundial defensor, Elkhan Mammadov, de Azerbaiján, lesionado en una pierna e imposibilitado de seguir el combate contra el antillano.

Muy alentadoras y añoradas resultaron los bronces de María Celia Laborde (48 kg) y Onix Cortés (70 kg), que permitieron a la postre que Cuba terminara tercera general por naciones, igualada con Brasil y solo superada por Japón y Francia, en ese orden; en tanto la selección femenina terminaba cuarta por un octavo escaño del conjunto varonil.

Laborde mantiene un ascenso de calidad desde hace varios años y ahora no solo mejoró su quinto lugar de 2013, sino que lanzó la alerta olímpica de “que hay que contar conmigo para Río de Janeiro 2016”. Por su parte, Onix obtuvo la presea que muchos le reclaman desde que se titulara monarca mundial juvenil en 2006 y que desde entonces no había podido convencer a sus seguidores.

Del resto de la comitiva, otra vez Yanet Bermoy (52 kg) y Dayaris Mestre (48 kg) pelearon por un tercer escaño tras caer con la campeona y subcampeona del orbe, respectivamente. Sus quintos lugares no la alejan de la elite, aunque en el caso de Mestre su más enconada rival hoy parece ser su propia compañera de equipo Laborde, con quien cayera por el bronce.

Las debutantes Maylín del Toro (63 kg) y Aliuska Ojeda (57 kg) sobrecumplieron las expectativas de todos al ganar dos combates, incluso a judocas colocadas en puestos cimeros del ranking como la alemana Miryam Roper (57 kg). Finalmente, la subcampeona olímpica de Beijing 2008, Yalennis Castillo (78 kg) no pudo mejorar su séptimo lugar como mejor puesto histórico en mundiales, pero lanzó señales de recuperación total tras un extenso período de lesiones y maternidad.

Hemos logrado una cifra de medallas que no alcanzábamos desde 2007. Estamos contentos, pero siempre insatisfechos, sobre todo en la actuación por equipos, que aspirábamos al menos a discutir bronce y terminamos séptimo. Ha sido un mundial atípico en cuanto a la organización, buen trabajo arbitral y calidad de todas las atletas, incluidas aquellas que no tenían un buen lugar en el ranking”, comentó el profesor Ronaldo Veitía, quien asistió a su decimosexto torneo universal.

Entre los hombres, fuera de Armenteros, la impresión más agradable la dejó Janier Peña (60 kg) al salir airoso en dos combates y caer por el pase a cuartos de final contra el israelita Artiom Arshanski, a la postre quinto.

Oscar Braison (+100 kg) chocó en su segunda presentación con el japonés Ryu Shichinohe, el mismo que lo sacara de medallas en el Grand Slam de París este año y que estuvo a punto de ganarle en la final al francés Teddy Rinner, proclamado por séptima ocasión campeón del planeta.

“Armenteros demostró una estabilidad en el trabajo que venimos realizando. La preparación física de todos estuvo bien. Nadie se cansó en los combates, pero tuvimos dificultades en el pensamiento táctico”, señaló Justo Noda, jefe de entrenadores del colectivo varonil.

El XXX campeonato mundial resultó un desborde de iniciativas y creación por parte de los organizadores rusos, quienes recibieron a 110 naciones y casi 700 judocas con un amor al judo pocas veces visto por una afición local. Desgraciadamente, los atletas locales no pudieron subir a lo más alto del podio, a pesar de que batallaron hasta el final en la lid por colectivos, ganada por japoneses, ante la presencia del presidente Vladimir Putin.

La próxima cita en Astana, Kazajastán, supondrá un reto mayor para nuestras selecciones en la antesala de los Juegos Olímpicos. Por el momento, el mundial pasó a la historia con unas alas enormes al ser nominado el mejor de los celebrados por autoridades, federativos, entrenadores y los propios protagonistas: las judocas.

“Ahora me siento mucho mas presionada, porque mi palmarés ha crecido y los resultados hay que mantenerlo porque la gente no entiende luego las derrotas. Yo misma me he puesto un puntal alto y eso exige más sacrificio, pero sí, llegaré a los Juegos Olímpicos. Hay Idalis para rato”.

“Ahora me siento mucho mas presionada, porque mi palmarés ha crecido y los resultados hay que mantenerlo porque la gente no entiende luego las derrotas. Yo misma me he puesto un puntal alto y eso exige más sacrificio, pero sí, llegaré a los Juegos Olímpicos. Hay Idalis para rato”.