Rusia reiteró la exigencia de que Estados Unidos ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene contra Cuba desde hace más de medio siglo, destaca hoy un comunicado de la cancillería. La nota precisa que esa declaración fue realizada durante una reunión sostenida en Moscú entre el vicecanciller ruso, Serguei Riabkov, y el viceministro primero de Relaciones Exteriores de Cuba, Marcelino Medina.
Agrega el texto que las partes coincidieron en que no existen alternativas a la formación de un orden mundial policéntrico, donde el derecho internacional y Naciones Unidas ocupen un papel central en el mantenimiento de la paz y la seguridad.
Riabkov y Medina analizaron la posibilidad de continuar profundizando las relaciones bilaterales, cuya dinámica fue calificada de positiva, según el comunicado.
Igualmente, los vicecancilleres coincidieron en la posibilidad de una mayor cooperación en la esfera cultural y humanitaria, informó la web ministerial.
Estados Unidos incrementó las represalias económicas, comerciales y financieras contra Cuba desde los inicios de la década de 1960 al comprobar el carácter soberano de la Revolución liderada por Fidel Castro, victoriosa frente a reiterados planes de agresión armada.
Tales ataques incluyeron una invasión por Playa Girón (Bahía de Cochinos) en abril de 1961, la movilización de bandas terroristas en las montañas del centro, el occidente y el oriente de la isla, así como sabotajes y planes de atentados, entre ellos más de 600 contra Fidel Castro.
En 1996, el Congreso estadounidense aprobó la Ley Helms-Burton con sanciones adicionales contra empresas extranjeras que comercien con Cuba, como la reciente multa de 10 mil millones de dólares que Washington pretende imponer al banco francés BNP Paribas.
Colateralmente, los servicios secretos estadounidenses continúan la subversión contra la isla con proyectos como la ciberagresión denominada Zunzuneo y el ofrecimiento de becas a jóvenes en Miami para formarlos y entrenarlos como líderes capaces de organizar acciones de desestabilización política y social.
Diversas fuentes coinciden al cifrar en 142 millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos los gastos de la administración del presidente Barack Obama con fines de subversión contra el orden interno en Cuba.
(Tomado de PL)