No hay Metros bajo tierra (+ Fotos)

La agresividad en el diamante propulsa a los Metros. Foto: Ricardo López Hevia

Fotos: Ricardo López Hevia

Yo perdí la cuenta de las veces que escribí para criticar, o más bien para alertar, sobre las deficiencias y males que en la última década han puesto el cartel de prescindible a Metropolitanos en nuestras Series Nacionales.

Realmente no me dejaban otra opción, pues desde la 40 Serie ni siquiera se acercaron a los linderos de la postemporada.
Había ganas, había entrega, pero la calidad de los conjuntos, en honor a la verdad, convertía casi en una quimera pensar en discutir algo más que no fuera calentar el sótano. Por si fuera poco, el indiscriminado brinco de peloteros hacia Industriales tampoco daba muchas opciones a los managers de consolidar con el tiempo una novena estable, capaz de asentarse en el campeonato y plantar cara a los más fuertes, incluidos sus vecinos azules.

Recuerdo la última vez que los vi en los play off, precisamente ante los leones. Casi los eliminan, pero apareció Wilber de Armas, un pequeño que antes vestía de rojo y los puso contra las cuerdas para salvar in extremis a Industriales.

Así ha sido la vida de los Metros, al menos la que yo conozco, y confieso que nunca me ha agradado ni un tanto tal panorama. Comprendo las aspiraciones de los jugadores de incorporarse al principal equipo capitalino, pero de esa forma jamás sería posible fomentar la identidad de los rojos: los guerreros citadinos.

Ahora la cuestión pinta diferente. Han ganado 13 de los últimos 16 encuentros, ante rivales nada despreciables como Las Tunas (barrida), Santiago de Cuba, Cienfuegos, Matanzas (escoba) y Artemisa (con Pedroso, Lahera y Yulieski en el box).

Increíblemente son segundos en defensa, con 981 y solo 34 pifias, mientras la ofensiva no da tregua y presenta una mejoría ostensible con respecto a otras campañas, sobre todo con hombres en circulación. También han incrementado en sobremanera los intentos de robo y las estafas, aspectos en los que marchan segundos con 65 y 37, respectivamente, superados solo por Cienfuegos.

Estos parámetros de cierta forma compensan las deficiencias en el pitcheo, antepenúltimo con 5.24 limpias por choque, y los tienen en la quinta plaza occidental, por encima incluso de los poderosos espirituanos, en una disputa real por la clasificación, aunque Luis Suárez por ahora prefiere evadir tal tema y pensar solo en el juego del día.

La alegría prima en Metros, los jugadores disfrutan al final de los partidos, enaltecidos por los cánticos de la grada, que corea en el Latino y en el Changa ¡Uhh, ahh, Metros no se va! Nunca había visto algo así, y muchos de esos jugadores tampoco.

Solo tengo el temor de ver el próximo año a Roberto Carlos Ramírez defendiendo el campo corto en el Latino en vez de hacerlo en el Changa Mederos, o a Stayler Hernández alardeando de poder con sus batazos enfundado en la camiseta azul, o a Barcelán a la sombra de Rudy Reyes sufriendo en el banco la suplencia, porque ésta es una de las tristes realidades que golpean a Metros: sueltan jugadores que después tienen que mirar los toros desde la barrera en el gran vecino azul.

Si desaparecerán o no está ahora mismo fuera de mi alcance, honestamente creo que está fuera del alcance de cualquier mortal cubano. Desde mi perspectiva considero que aún la Comisión Nacional no tiene la última palabra respecto al tema y los comprendo, no es una decisión que se pueda tomar a ligera. Se trata de mucho más que quitar un equipo.

Una realidad si es palpable: ahora los Metros juegan sin darle demasiada importancia a su permanencia en el clásico beisbolero cubano. Se preocupan por lo más importante, jugar pelota y hacer disfrutar a la afición. Tal vez por ahí puedan ganar terreno en su particular desafío por sobrevivir.

Enrique Díaz destaca más allá de sus bases robadas, sus triples o sus hits; es bujía e inspiración en la novena. Foto: Ricardo López Hevia

Todo un toro Jorge Luis Barcelán, implacable con el madero. Foto: Ricardo López Hevia

La paciencia y ecuanimidad de Luis Suárez no tiene límites. Foto: Ricardo López Hevia

Los Metros es más que Barcelán, Stayler y Roberto Carlos, otros como Wilfredo Aroche son escuderos ideales para las estrellas. Foto: Ricardo López Hevia

Solo una palabra para calificar a Roberto Carlos Ramírez: inteligencia. Foto: Ricardo López Hevia.

Stayler Hernández carga de dinamita la alineación de los rojos. Foto: Ricardo López Hevia.