Luisa, la enfermera imprescindible

Foto: www.cardiocirugia.sld.cu

Hija de un agricultor y una ama de casa, hace casi 80 años que en la finca La Ferté de Matanzas nació una niña que ha hecho historia de una forma singular en la cardiocirugía en Cuba.

Cuenta que cuando se mudó para Cárdenas veía a una señora frente a su casa, vestida de enfermera, y ella soñaba que cuando fuera grande haría lo mismo.

La niña Luisa Clarisa Jiménez García no sabía entonces que tenía tres cosas en contra: ser negra, guajira y pobre para poder estudiar esa especialidad.

Gracias a la denominación religiosa Las Hermanas Oblatas de la providencia pudo estudiar algo y llegó 1954, año en el que aspiró a una plaza para estudiar enfermería en el Hospital Calixto García "Pero había que tener tremenda palanca, además yo era flaquita, fea y no me quisieron dar un chance" me dice Luisa. En el 55 repitió el intento de forma infructuosa y ese mismo año se abrió una convocatoria para la escuela de comadronas, perteneciente a la Universidad de La Habana y ahí llegó hasta el segundo año porque cerraron la Universidad.

Todo esto lo hacía Luisa al margen de su trabajo de criada y viviendo en un cuartico, en Los Pocitos, en uno de los barrios más malos de Marianao.

Cuando llegó El Comandante y mandó a parar la explotación, Luisa pudo ser enfermera.

Es fundadora del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (ICCCV). A él ha dedicado los últimos 45 años de su vida. Ha sacrificado pareja, diversiones y horas miles de descanso

"Es una profesión estresante le digo a los jóvenes, a un paciente hay que hacerle de todo para atenderlo bien y si no te gusta no estudies esta especialidad" me comenta.

Por lustros Luisa ha sido la Jefa de enfermera de la Cirugía Cardiovascular en el instituto especializado en este quehacer médico. Es un punto de referencia para todos los cirujanos y otros especialistas que han trabajado con ella. A todos les resultó imprescindible en algún momento y por su eficacia más sabiduría muchos pacientes se han salvado.

De esas características excepcionales dan fe un grupo reconocido de especialistas en el corazón: Ahora cumplo con mucho cariño tu solicitud de datos sobre Luisa. El tema me llena de nostalgia. Éramos tan jóvenes y un colectivo tan unido.

Luisa Clarisa Jiménez es uno de esos personajes de aquellos primeros años en que comenzó la cirugía cardiovascular en el hospital Piti Fajardo que viene a mi memoria cuando pienso en esos tiempos. Estoy hablando de los años 1963, 64 y 65, Primero como alumno y luego como Interno Vertical en Cirugía me vinculé al grupo como simple mirón primero y luego como clásico cateto, y allí estaba Luisa, menuda, hacendosa, preocupada por todo aunque no era jefa. No faltaba a las operaciones experimentales que se realizaban hasta altas horas de la noche, en el sótano del hospital. Todavía no había mostrado sus cualidades organizativas y exigentes con el cuidado de los escasos recursos conque contaban. Ahorrando y recuperando cuantos materiales podían reutilizarse. Desde el primer momento la quise y la sigo queriendo a través de los años y las tempestades que han azotado a nuestras vidas.

La química entre nosotros fue instantánea y muchas veces me pregunto como hay personas que llegaron a quererme, como ella, a pesar de lo difícil de mi carácter. Luisa es de los pocos vestigios que quedan de aquel colectivo irrepetible y en fase de extinción. Lo digo con toda sinceridad, la historia de la cirugía cardiovascular no puede escribirse sin que ella ocupe un lugar destacado. Cuando la veas, dile que la amo. Vale (Profesor Manuel Jacas Tornés, cirujano cardiovascular)

Hablar de la Srta Luisa Jiménez no es fácil....se trata de un puntal de la cirugía cardiovascular en Cuba...no se puede escribir la historia de la cirugía cardiovascular como proyecto multidisciplinario de tratamiento al cardiópata sin mencionar a Luisa que ha estado con nosotros desde los albores de la actividad, cuando éramos solo un pequeño Servicio y no un Instituto, a mediados de los años sesenta cuando al Profesor Noel González Jiménez se le dio por el MINSAP la tarea de reiniciar el tratamiento quirúrgico de la enfermedades del corazón, una vez que los grupos quirúrgicos que la habían iniciado en los años 50 se marcharon del país.

Luisa es de las fundadoras del ICCCV, ejemplo de disciplina laboral, mujer de extracción muy pobre que ha vivido todos estos años en condiciones de vivienda muy precaria y que sin prestarle atención a ello nunca ha faltado a su deber como enfermera de alta calificación, a su trabajo, sin importar las condiciones climáticas, de transporte o alimentación existentes, como lo que sufrimos durante el "periodo especial de tiempos de paz" de tan mal recuerdo para todos...

Luisa debe ser un paradigma de la enfermería cubana para todos los tiempos: siempre puntual en su puesto de trabajo, sin abandonar el quirófano nunca; aun hoy, a sus 78 años de edad cuando debiera disfrutar de un bien ganado descanso, no deja de asistir un día a su responsabilidad profesional enseñando a los jóvenes las técnicas de salón y de enfermería quirúrgica, de su experiencia sin par y de su proverbial humildad, militante revolucionaria supo en su momento dejar su país y familia para cumplir misión en Angola en los peores momentos de la guerra. En ella, los distintos Jefes de Cirugía y Anestesiología del ICCCV han tenido una enfermera discreta, leal, capaz y consecuente; el mejor puntal con el que han contado para alcanzar los logros de los que todos estamos satisfechos, incluidos los cardiocentros de provincia que en el ICCCV en su momento se adiestraron. Todos los reconocimientos para esta humilde y competente mujer y enfermera son pocos. (Profesor Humberto Sainz Cabrera, Jefe Servicio de Anestesiología y Reanimación, ICCCV)

Luisa ha sido por décadas la madrina de todos los que nos hemos formado como Cirujanos Cardiovasculares y anestesiólogos y enfermeras especializadas en el Instituto de Cardiología.

No se podrá nunca hablar de la Cirugía Cardiovascular en Cuba sin hablar de Luisa
Fundadora de la Cirugía Cardiovascular post-revolución comenzó a trabajar desde la creación del Servicio en el Hospital Fajardo, donde por su trabajo se ganó el ser Jefa del Salón de operaciones.

Nadie sabe la cantidad de horas extras que ella ha acumulado en su vida, creo de sumarlas la haría Vanguardia Nacional, sépase que durante muchos y muchos años las operaciones terminaban después de las 4 de la tarde y ella había llegado a las 7 de la mañana pero una vez terminada la operación y que nosotros nos marchábamos hacia nuestras casas a descansar, ella tenía que garantizar la limpieza del salón, la recogida, lavado y esterilización del instrumental para garantizar la operaciones del día siguiente.

Una verdadera comunista que podía haber sido militante del Partido desde hace muchas décadas y no lo fue por nuestros prejuicios de sus creencias religiosas, las cuales nunca ocultó y que en definitiva la han ayudado a ser una persona extremadamente sociable amable y humana. Tiene un lugar privilegiado en nuestros corazones. (DrC. Profesor Horacio Pérez López, cirujano cardiovascular, ICCCV)

Luisa siempre está en disposición de ayudar a todos los compañeros de trabajo y siempre dispuesta a trabajar no importa la hora que sea, sin nunca una palabra que exprese disgusto. Hace años estábamos operando un sábado voluntario un niño remitido del Hosp. Borrás por el Profesor Zerquera, el caso muy delicado y además de esto se desató una tromba con vientos de huracán sobre la Habana, todo se veía por los cristales del Salón de Operaciones que daban en ese entonces a la calle A.

El cirujano actuante se puso nervioso e irascible porque las cosas no le salían bien y además aquél repentino "ciclón" y empezó a gritar Luisa Luisaaaaaaaaa, y ella llegó y muy calmada le contestó, doctor tranquilo que la tromba pasó ya y ahora lo que tenemos que lograr es que paciente salga bién. Eso demuestra los dones de Luisa como jefa, ya que nunca pierde la calma y jamás le hemos escuchado un exabrupto en 30 años. (DrC. Profesor Milvio B. Ramírez López, cirujano cardiovascular, ICCCV)

La conocí en el verano de 1985, cuando visité por primera vez los salones del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Estábamos en el quirófano observando el desarrollo de una sustitución valvular aórtica, para mí la primera, 4 residentes de cirugía general de los 16 que optábamos por la residencia de cirugía cardiovascular para la época, cuando apareció una señora que con fuerte carácter exigía que saliéramos del salón, porque éramos muchos.

Nos miramos y al salir todos nos preguntamos ¿quién era esa persona que con tanta autoridad se arrogaba el derecho de sacarnos del salón de operaciones?
Se trataba de la jefa del salón, la seño Luisa, como se le llama cariñosamente. Llevo trabajando con Luisa 26 años, toda mi vida cardiovascular, los primeros como residente, los otros como especialista.

Con ella tengo una relación de trabajo y afectiva muy especial, lograda con el de cursar de los años y a partir de 1995 cuando fui nombrado jefe del servicio de cirugía cardiovascular.

Luisa es la Jefa de salón que todo cirujano, sin dudas, quisiera tener. Es disciplinada, muy exigente, con carácter, con criterio, intransigente, infatigable, su presencia genera tranquilidad y seguridad, los cirujanos la vemos como una madre que todo lo puede, que todo lo resuelve, si ella está presente todo va a fluir, tiene la capacidad de trasmitir mucha seguridad y confianza.

Su profesionalidad, nivel de responsabilidad, unido a su sencillez, humildad y sobre todo a su alta sensibilidad humana hacen que sea muy respetada y querida por todos.

Será imposible hablar de la historia de la cirugía cardiovascular en Cuba sin mencionarla, aún a sus 78 años, sigue trabajando con vitalidad, energía, lucidez y con la elegancia que siempre la ha caracterizado. (Profesor Ángel M. Paredes Cordero, Jefe Dpto. Cirugía Cardiovascular, ICCCV)