¿Se va Berlusconi?

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, consideró hoy la convocatoria a elecciones anticipadas como única salida posible a la crisis política del país, tras descartar su postulación en el proceso eleccionario previsto para febrero.

Después de perder el martes la mayoría parlamentaria de la que tanto se jactó durante la Cumbre del G-20 en Cannes, "el Cavaliere", como se le conoce al magnate de los medios, anunció su dimisión al cargo, condicionada a la aprobación por el Parlamento de las reformas presupuestarias, contempladas en el rescate europeo de la deuda italiana.

Voy a renunciar tan pronto como sea ratificada la ley de estabilidad que será la primera aprobada por el Senado y luego por la Cámara de Diputados, afirmó el también líder del Partido Pueblo de la Libertad (PDL) en una entrevista al diario La Stampa.

Como no existen otras mayorías posibles, veo la celebración de elecciones a principios de febrero y no voy a ser un candidato en ellas, indicó el mandatario en alusión al reciente fiasco parlamentario y su golpeado futuro político.

Asimismo, Berlusconi prevé que el candidato por la centroderecha a la primera cartera del Ejecutivo sea Angelino Alfano, exministro de Justicia (2008-julio 2011) y secretario del PDL, con el apoyo de su antiguo aliado de la Liga Norte, Umberto Bossi.

Aunque Berlusconi logró aprobar -tal como se esperaba- las cuentas del Estado de 2010 con 308 votos a favor, una abstención y ninguno en contra, el dirigente itálico no alcanzó los 316 escaños necesarios para lograr el respaldo mayoritario en la Cámara de Diputados.

Esta votación de rutina reveló que el controvertido político carece de mayoría parlamentaria para continuar con su estrategia de gobierno, situación que avivó la crisis política del país y acrecentó los temores en los mercados europeos ante un hipotético descalabro italiano.

A diferencia de Grecia, Irlanda o Portugal, países que reciben ayudas financieras de la UE y el Fondo Monetario Internacional, la economía de Italia es demasiado grande y tiene una deuda mucho mayor, estimada en un 125 por ciento del Producto Interno Bruto.

Con un adeudo público de 1,9 billones de euros, se considera que el débito italiano es demasiado alto como para que Europa pueda rescatarlo.