La hija del último mambí cumplió 101 años

Caridad Fajardo Ayala.

Caridad Fajardo Ayala sopló hoy la vela número 101 de su vida en compañía de sus familiares, poco después de degustar un delicioso arroz con pollo, típico de la Isla, y hasta una cerveza Tínima.

Un buen cubano diría al verla que  está entera , pero no hace falta cuando la hija de Juan Fajardo Vega (1882-1990), el último mambí, vaticina entre sonrisas que va a llegar hasta las 12 décadas de vida.

En su casa, en el municipio capitalino de Playa, nos recibió esta jornada de cumpleaños con la mirada llena de recuerdos y más de un centenar de veranos en su piel.

Sus maneras reflejan la imagen de su raíz en el poblado oriental Ramón de Guaninao (Santiago de Cuba) y la semblanza de lo más puro y patriota de nuestros campos.

Juan Fajardo Vega, el último mambí.

Fajardo Ayala, quien posee una memoria prodigiosa y realiza con independencia determinadas labores domésticas, contó a la AIN anécdotas sobre su padre, sus más de 20 hermanos y la educación que recibió del mambí, hombre bueno, excelente amigo y patriota .

Recuerdo que escondía las armas en una doble pared de su cuarto, las limpiaba y las daba a quien llegara a la casa con intenciones de irse a pelear, dijo Fajardo Ayala de quien, además, participó como armero del III Frente Oriental Mario Muñoz, del Ejército Rebelde, en la lucha contra la dictadura batistiana.

A Caridad -relata su hija Vilma Antela Fajardo- le encanta comer, prefiere el queso y disfrutar de pequeñas dosis de vino o la mencionada cerveza, también consume con placer la frutabomba y el melón, y usa (como buena campesina) la cáscara del último para suavizar el cutis de su rostro.

Impresiona la sencillez y la cubanía en la hija del último mambí. Afable, serena, abraza a hijos, nietos y tataranietos antes de espetar con su peculiar elocuencia:  Soy feliz ampliamente.

Juan Fajardo Vega fue calificado por Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, como símbolo de valentía y decoro de los cubanos, ya que en numerosas ocasiones aseguró no vacilar en responder a cualquier agresión, blandiendo el machete.

La tumba y el monumento al último mambí fue levantada en El Cacahual, bajo la sombra de los laureles, entre la del destacado luchador Blas Roca Calderío y la lápida del coronel mambí Juan Delgado, héroe de la batalla de San Pedro.