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Inesperados juguetes de niños rohingya refugiados

El niño inmigrante rohingya Abi Asad, de 3 años, que llegó a Bangladesh en octubre, sostiene un juguete giratorio en el campo de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya Abi Asad, de 3 años, que llegó a Bangladesh en octubre, sostiene un juguete giratorio en el campo de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

Una tapa de botella, una ruleta, un silbato o incluso una pequeña batería AA. En medio de una crisis de refugiados sin precedentes, los niños rohingya, que han huido con sus familias de Myanmar a la relativa seguridad de Bangladesh, continúan siendo niños, en busca de juguetes de objetos cotidianos desechados.

Ed Jones, un fotógrafo de Agence France-Presse (AFP), había querido mostrar primero lo que las personas, tanto adultos como niños, habían traído consigo al escapar de Myanmar.

“Sentí que cualquier cosa que las personas lleven con ellos, aunque sea pequeña, en medio del pánico no solo debe tener algunas historias interesantes vinculadas a ellas, sino también ilustrar la urgencia con la que las personas abandonaron sus hogares”, dijo Jones.

Pero, cuando le preguntó a la gente que estaba fotografiando, resultó que nadie había traído nada con ellos, “lo cual, en sí mismo, es tristemente revelador”, agregó.

Sin embargo, rápidamente notó que mientras los adultos a menudo se preocupaban por mejorar sus condiciones de vida en los campamentos, los niños se quedaban solos para mantenerse ocupados. “Como padre, estaba interesado en ver cómo se entretenían los pequeños, luego, noté los juguetes rudimentarios con los que estaban jugando”, dijo Jones.

Más de 600 mil rohingyas han huido de Myanmar, según las Naciones Unidas, y se cree que la mitad de ellos son niños. Para el fotógrafo de AFP, estos juguetes muestran que “los niños son ingeniosos y misericordiosamente adaptables”. Y agregó: “Pero eso nunca debe darse por hecho”.

La niña inmigrante rohingya Halima Khatun, de 6 años, que llegó a Bangladesh en octubre, tiene un silbato y una cuchilla de afeitar que usa como juguetes en el campo de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

La niña inmigrante rohingya Halima Khatun, de 6 años, que llegó a Bangladesh en octubre, tiene un silbato y una cuchilla de afeitar que usa como juguetes en el campo de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya Saiful Islam, de 9 años, que huyó de Myanmar hace tres años, sostiene una pistola de juguete en el campo de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya Saiful Islam, de 9 años, que huyó de Myanmar hace tres años, sostiene una pistola de juguete en el campo de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

Según UNICEF, más de 320.000 niños rohingya han llegado al sur de Bangladesh desde fines de agosto después de presenciar atrocidades y sufrir pérdidas muy dolorosas en Myanmar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

Según UNICEF, más de 320 mil niños rohingya han llegado al sur de Bangladesh desde fines de agosto después de presenciar atrocidades y sufrir pérdidas muy dolorosas en Myanmar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya, Warish Shah, de 3 años, que llegó a Bangladesh en septiembre después de que su aldea fuera atacada, sostiene un cortaplumas con cortaúñas con el que juega en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya, Warish Shah, de 3 años, que llegó a Bangladesh en septiembre después de que su aldea fuera atacada, sostiene un cortaplumas con cortaúñas con el que juega en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

La niña inmigrante rohingya, Rokhsana Begum, de 7 años, que llegó a Bangladesh en septiembre, tiene un pequeño colador que usa para jugar en la arena del campamento de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

La niña inmigrante rohingya, Rokhsana Begum, de 7 años, que llegó a Bangladesh en septiembre, tiene un pequeño colador que usa para jugar en la arena del campamento de refugiados de Shamlapur en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya, Mohhamad Hussein, de 10 años, que llegó a Bangladesh en octubre, sostiene una jeringa desechable con la que estaba jugando en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya, Mohhamad Hussein, de 10 años, que llegó a Bangladesh en octubre, sostiene una jeringa desechable con la que estaba jugando en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya Mohammad Rejuan, de 10 años, que llegó a Bangladesh a mediados de octubre, tiene un silbato y un trozo de tubería de plástico, que encontró en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya Mohammad Rejuan, de 10 años, que llegó a Bangladesh a mediados de octubre, tiene un silbato y un trozo de tubería de plástico, que encontró en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya, Mohammad Arafath, de 4 años, que llegó a Bangladesh a principios de septiembre, sostiene una mini trompeta de juguete en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.

El niño inmigrante rohingya, Mohammad Arafath, de 4 años, que llegó a Bangladesh a principios de septiembre, sostiene una mini trompeta de juguete en el campamento de refugiados de Thankhali en Cox's Bazar. Foto: Ed Jones/ AFP/ Getty Images.