Del clásico a la serie nacional: Desafíos y realidades

Santiago de Cuba se reafirma en la cima de la Serie Nacional número 61 (Foto: Boris Luis Cabrera/Cubadebate)

La imagen del V Clásico Mundial de Béisbol resultó positiva para Cuba en todas sus aristas. Regresamos a la lista de los cuatro grandes, se articuló por vez primera una nómina con jugadores de casa y de las ligas profesionales (incluida la Major League Baseball) y los niños volvieron a soñar con ser Moncada o Guibert hasta en el placer más intrincado. Y solo por esas tres cosas —no las únicas—, debemos sentirnos felices, aunque aumenta el desafío y los retos.

Bien sabemos que terminar cuarto en el mayor certamen de las bolas y los strikes no significa que nuestros campeonatos (dígase Serie Nacional primero y luego Liga Élite) están en ese mismo rango si se les compara con otras justas profesionales del planeta. Estados Unidos, Japón, Corea, México, Taipei de China, Venezuela y Australia, por solo citar siete, cuentan con lides más atractivas en cuanto a ganancias para los protagonistas. Y eso eleva la calidad.

Por supuesto, en nuestro caso, debemos aspirar a una mejora en los ingresos de los peloteros, aunque va imponiéndose una realidad por la que pasan todas las potencias del Caribe de esta disciplina. Los talentos con dos o tres temporadas (a veces antes, incluso hasta sin debutar) toman el rumbo del mayor mercado de béisbol: la Major League Baseball (MLB).

Para los cubanos ese camino carga además el matiz negativo de que no existe acuerdo alguno entre la Federación Cubana con la MLB, logrado con el gobierno de Obama, pero desestimado luego por la obtusa política de Trump. Entonces nos desangramos de nombres y nombres sin tan siquiera recibir un porciento lógico por derecho de formación.

No importa que las estadísticas demuestren que solo 1 de cada 5 termina jugando al nivel soñado de MLB. Es demasiada la tentación monetaria y la convicción de que “yo sí podré si otros lo lograron”, a la cual se suman las complejidades socioeconómicas actuales del país. Sencillo: el pelotero es sostén de familia y responde por eso.

La 62 serie: Joven por todos los costados

En medio de este panorama y sin obnubilarnos por lo conseguido en el Clásico en cuanto a aspectos técnicos también, desde el 29 de marzo descorre sus cortinas la 62 Serie Nacional de Béisbol con los 16 equipos inamovibles desde hace ya varias temporadas y un calendario de 75 juegos. Quizás su principal característica recae en la juventud o renovación que veremos no solo en las nóminas, sino también en los mentores.

Hasta lo anunciado oficialmente (eso puede variar por cambios de última hora o durante el propio desarrollo del evento por lesiones, salidas del país o indisciplinas) están inscritos 187 novatos (28,7 % de los 640 jugadores). La cifra supera en 40 los principiantes de la pasada campaña y en 125 los que tuvimos hace par de años.

La juventud se acentúa más si compilamos a quienes apenas tengan de uno a cuatro series y menos de 23 años. Eso dispararía a más de 60 % la sangre fresca en los estadios. La cara optimista es que seguimos teniendo relevo; la menos feliz es que muchos llegarán sin madurez aún para el certamen y veremos pulular errores y altos promedios de carreras limpias, para no enumerar otros renglones técnicos.

Las nuevas caras se extendieron a ocho directores debutantes: Dioel Reyes (Isla de la Juventud), Yulieski González (Artemisa), Jorge Robeisy Rodríguez (Cienfuegos), Lázaro Martínez (Sancti Spíritus), Marino Luis (Camagüey), Abeysi Pantoja (Las Tunas), Leonardo Soto (Granma) y Eddy Cajigal (Santiago de Cuba). Bien difícil será la tarea de todos para llegar a los play off, aunque los Alazanes granmenses vuelven a cabalgar entre los favoritos para retener su corona.

Calendario e intencional

Una de las primeras ronchas de esta campaña salió con la estructura de 15 subseries de cinco partidos para cada equipo, en lugar del tradicional 3 y 2 como visitante o home club, respectivamente. La idea era poder cubrir la etapa clasificatoria antes de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, adonde debemos ir con un equipo que saldrá de la Serie Nacional.

En esta oportunidad serán ocho enfrentamientos en cinco días y siete en cuatro días, es decir, habrá siete dobles juegos para cada conjunto, los cuales serán a siete entradas. No es lo ideal y auguramos un cuarto y quinto desafío con festivales de batazos porque los cuerpos de pitcheo no tienen cinco abridores estelares. Pero debemos asumir que era la mejor fórmula para dejar solo la postemporada con los ocho primeros tras el regreso de San Salvador. Y es lógica la parada, pues a la cita regional debemos ir en pos de reconquistar la corona cedida en Barranquilla 2018.

Del Clásico a la Serie Nacional puede parecer a muchos como del sol a la sombra. Seamos realistas. Esa es nuestra pelota. Toca ahora mejorarla, disfrutarla y apoyar al equipo de su preferencia. Por suerte, acabamos de comprobar que no hay nada que levanta todavía más pasión en los cubanos que el béisbol. Con grandes desafíos en decisiones que debemos tomar, la realidad ya nos sacude. Queda tinta para más. Sobre ellas volveremos.