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Diario desde La Covadonga: De nombres y números (XI) (+ Video)

Atardecer en el hospital Salvador Allende, donde se atienden casos sospechosos y positivos a la COVID-19. Foto: Andy Jorge Blanco/ Cubadebate.

Cuando cae la tarde en la sala “Mella” del hospital “Salvador Allende” impera un silencio rotundo, interrumpido a veces con el eco de alguna voz en el pasillo central. Afuera, La Habana se mueve, ruidosa, mientras aquí el tiempo pasa lento y solo se escucha el cantar de los pajarillos o el llamado de un paciente a las enfermeras o doctores. Hay siete casos sospechosos. Altas e ingresos ha sido la rutina de los últimos once días.

Laura es una de las “seños” en este pabellón que asocia con una destreza envidiable el número de la cama con el nombre de los pacientes. Patricia, cama 8. José, cama 9. Rita y yo apenas los identificamos por el rostro. A fin de cuentas, cualquiera puede ser un dígito mañana, pero la imagen o los ojos jamás podrán enumerarse. Las cifras son frías, no me gustan. La identidad, en cambio, refleja la calidez de la gente.

José, por ejemplo, es un deambulante simpatiquísimo, cuyo PCR –invocado sea– ha resultado negativo. Siempre sonríe, cual viejuco bonachón, cuando le doy más de un pan o un vaso de jugo. “La figura”, le digo. Anoche lo sorprendí preguntándole a su compañero de cuarto si no iba a comerse la merienda. Le encanta la leche y dice que el chocolate incluido en el lácteo es del “paquetico de tres pesos”. En paralelo, la paciente de la cama 8 no la toma con azúcar y se las arregla para llevar, todo el día, el rostro constreñido.  

Hay otro que dice, en una suerte de pantomima improvisada, que el del lado quería fugarse porque añora sus cigarros. Hoy los dos recibieron el alta, junto a la enfermera de la cama 11, quien nos contó esta mañana: “Vi un pajarito blanco aleteando en el baño y dije ‘mejor me ducho porque eso es señal de que me voy’”.

En la tarde pasa Mylene, la directora del hospital. Siempre que viene llora. Ahora lo ha hecho cuando nos dice que La Covadonga logró estabilizar dos casos graves con la COVID-19; pide que nos cuidemos. En eso llama un familiar al teléfono de la sala. El doctor César le afirma que está bien y ya va para la casa en cuanto llegue el taxi. Mientras marcha el paciente de alta lo aconseja “a seguirse cuidando”, y le levanta el pulgar.

En las mañanas se recoge la basura de las salas del hospital. Foto: Andy Jorge Blanco/Cubadebate.

En video, niños de casas cercanas al hospital gritan "Vivan los médicos".

https://www.facebook.com/cubadebate/videos/289614065812537/

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